Como es bien sabido, dentro de la izquierda hay un enorme debate sobre el tema de la guerra de Siria. El tema es realmente complejo por dos razones: por la propia complejidad de la guerra, y por el tsunami de informaciones falsas que inundan los medios de comunicación. Al fin y al cabo, la verdad siempre es la primera víctima de una guerra.
Resumiendo muy a brocha gorda, la división de los grupos está entre quienes cargan la responsabilidad de la guerra en los gobiernos sirios y ruso, y quienes la ponen en países Estados Unidos o Arabia Saudí. En este maremágnum de opiniones, Santiago Alba Rico, una de las voces más prominentes de la izquierda española (pese a vivir en Túnez), ha optado por situarse en el rol de ‘hooligan’ de uno de los bandos en discordia. Sus textos distan mucho de ser lo que se espera de un intelectual sensato.
Como ejemplo más reciente, podemos ver el artículo que ha escrito en la revista digital CTXT, llamado «Alepo, la tumba de la izquierda». Un título, como puede comprobarse, poco conciliador.
Me he tomado la molestia de analizar dicho artículo para ver las ocasiones en que Alba Rico menciona al ISIS en el texto, y es en cuatro ocasiones:
– ?Para permitir a Asad […] ha hecho falta negar la tolerancia de todos (Asad (((¿¿¿¿¿?????))), Rusia, Irán, EEUU, Arabia Saudí, Turquía) hacia el crecimiento del ISIS??
– ?ha hecho falta negar la existencia de manifestaciones simultáneas contra Asad y contra el ISIS??
– ?ha hecho falta negar la ausencia del ISIS en Alepo??
– ?el fascismo intolerable, en todo equivalente al del régimen, del ISIS o del Frente-al-Nusra??
Como puede comprobarse, en el imaginario de Alba Rico, el ISIS (esos que acaban de atentar en Berlín, esos que estuvieron cerca de tomar el poder en Siria hace año y medio) no merece mencionarse más que para meterlo en el mismo saco que otros agentes, o para mostrar los lugares en los que NO está.
Lo mismo ocurre con la palabra ?yihadismos??:
– ?¿Cómo definir esas ?revoluciones árabes?? que hoy mueren definitivamente en Alepo con la complicidad del yihadismo y la complacencia de la amplia alianza internacional, de derechas y de izquierdas??
– ?favorecer así el regreso, en versión expandida y agudizada, de las dictaduras, los imperialismos y los yihadismos??
Veamos ahora palabras como ?Asad?? o ?régimen??.
– ?Hemos aceptado mentir a gran escala para que el régimen de Asad y sus aliados ocupantes –Rusia, Irán y Hezbollah– maten a gran escala??
– ?Para permitir a Asad matar a gran escala ha hecho falta mentir mucho??
– ?… la izquierda sensata que, al lado de la gente normal y decente, ha denunciado los crímenes de Asad y sus aliados…??
– ?… un sector de la izquierda que aplaude y se entusiasma con ?la gran victoria?? de Bachar Al Asad??
– ?ha hecho falta negar que el régimen sirio fuera dictatorial??
– ?ha hecho falta negar los bombardeos con barriles de dinamita y el uso de armas químicas por parte del régimen??
– ?EEUU, que sólo ha intervenido para dejar el paso libre al mismo tiempo al régimen sirio y a Arabia Saudí??
– ?tan contrarrevolucionarios como el propio régimen??
– ?preso 16 años en las cárceles del régimen??
La mayor parte de los intelectuales con algo de conocimiento de la guerra de Siria estarán de acuerdo con Alba Rico sobre las barbaridades que el gobierno de Asad ha realizado y realiza en el país. Sin embargo, es realmente llamativo y preocupante que Alba Rico pase por encima de un fenómeno que ha tenido un tremendo impacto mundial en los últimos años: la creación de un califato islámico de carácter fanático, que ha estado a punto de hacerse con el poder en dos países clave de oriente medio, y que está actualmente realizando atentados terroristas en Europa.
Es realmente sorprendente, además, que Alba Rico no haya aprendido nada de la experiencia en Libia, donde, igualmente que en Siria, apoyó sin fisuras al bando ‘rebelde’, situándose en contra del gobierno de Gadafi. Pues bien, resulta que los ‘rebeldes’ han ganado en Libia (con apoyo de la Otan), y podemos ver el resultado: el país está destrozado, en guerra continua, convertido en un nido de yihadistas radicales, y además es el origen de un drama migratorio de dimensiones épicas. Es preocupante que no se esboce ni el más mínimo paralelismo con lo que podría suceder en Siria.
La izquierda debería plantear un debate más sensato sobre Siria, sin este tipo de discursos maniqueos, donde sólo se puede estar ‘a favor o en contra de Asad’. Aunque ya han pasado muchos años, aún tenemos en la memoria las manifestaciones contra la guerra de Irak, en el año 2003, en el que muchas personas salimos a la calle para intentar evitar una invasión. Creo que nadie de los que salimos a la calle lo hicimos para apoyar a un tipo como Sadam Hussein, sino para recordar a la comunidad internacional que los países, los estados, son soberanos, y nadie está legitimado para invadir otro país o para fomentar guerras en su territorio, incluso aunque estén gobernados por terribles dictadores. Una verdadera democracia mundial debería resolver estos problemas de otra forma.
Esperemos que esa lección no se olvide del todo con el tiempo.