ataquealpoder
José María Castillo fue, durante más de cincuenta años, un hombre fiel a la Iglesia. Jesuita, doctor en Teología Dogmática por la Gregoriana de Roma, profesor, autor de más de treinta libros y cientos de artículos, fue un teólogo incansable, comprometido no con el poder, sino con el Evangelio. Su vida estuvo dedicada a abrir las puertas de una teología cercana, encarnada, libre, hecha para el pueblo. Y por ello fue perseguido. Porque hay algo que la jerarquía eclesial no perdona: que un hombre libre piense, escriba y enseñe sin pedir permiso, sin doblar la rodilla ante los despachos del Vaticano. Ver noticia original en …