Cuenta Jesús Bastante en Abc que la «asamblea» de la parroquia de San Carlos Borromeo, que en los próximos días será cerrada al culto cumpliendo la orden dictada por el Arzobispado de Madrid, reconvirtiéndose en un centro social regentado por Cáritas, realizó ayer un llamamiento a «seguir con la lucha» iniciada por algunos de sus feligreses y los tres sacerdotes que todavía la regentan. La reunión, como las anteriores, tuvo lugar en la sede de la parroquia, y en la misma los asistentes valoraron los centenares de firmas recogidos desde la semana pasada, así como la atención suscitada por parte de los medios de comunicación hacia su «causa».
En este sentido, el todavía párroco de San Carlos Borromeo, Javier Baeza, adelantó a Ep estar «algo preocupado» porque «algunos medios amarillos están tergiversando el mensaje» que pretenden dar.
Colaboración del barrio
A última hora de la tarde, la «asamblea extraordinaria» de la parroquia de Entrevías decidió continuar las protestas y «solicitar la colaboración del barrio» para «defender la parroquia» hasta el final, con «acciones conjuntas y pacíficas», según apuntaron a este diario algunos de los participantes.
Entre las distintas movilizaciones que se convocarán, se encuentra la posibilidad de realizar «una sentada» ante la sede del Arzobispado o de la propia catedral de La Almudena.
Del mismo modo, los asamblearios reclamaron a los sacerdotes que se mantuvieran al frente de los trabajos de la parroquia, continuando por ende con la celebración de la «liturgia» cada domingo, así como de las actividades sociales con colectivos de excluidos e inmigrantes en este barrio.
De todas maneras, y como informó ABC, los tres curas -en especial Baeza- todavía mantienen la esperanza de «poder negociar» con el Arzobispado de Madrid, a cuyo titular, el cardenal Antonio María Rouco, solicitaron se personase en el barrio para «explicar» a los feligreses la medida adoptada. Una resolución, por otro lado, que data de 1985, pero que todavía no ha sido oficializada, aseguran desde la parroquia, apuntando no obstante que el decreto que clausura la parroquia «está al caer».
Pese a que el Arzobispado quiso desde el principio buscar una «salida digna» tanto para los sacerdotes como para la «innegable tarea social» que venían realizando en el barrio, la publicitación del cierre al culto de la iglesia por parte de los sacerdotes ha llevado el caso a «extremos insoportables», según apuntaron a este diario fuentes de la diócesis, quienes no descartaron que, en caso de que los sacerdotes no depongan su actitud, puedan darse «las sanciones pertinentes».
En este sentido, desde el Arzobispado se recuerda que «no hemos querido dañar la honorabilidad ni la labor realizada» por los sacerdotes, aunque «había de sobra razones» para denunciar las «prácticas contrarias a la liturgia y a la propia Iglesia» realizadas en San Carlos Borromeo y que en muchos casos recuerdan a las liturgias de grupos evangélicos.
Entre ellas, las de repartir bizcochos o rosquillas en lugar de hostias consagradas, que junto al vino pasaban de mano en mano, realizar absoluciones colectivas o «inventar» la «misa católico-musulmana».