Este teólogo presentó una tesis sobre el pensamiento progresista de las comunidades cristianas populares, que no fue admitida, como dice, por el ostracismo de la Iglesia.
Jesús Gil, un teólogo de 63 años, ha tenido que reconvertir su tesis doctoral en un libro para poder difundir el trabajo de investigación que ha elaborado sobre el pensamiento progresista de las comunidades cristianas populares en Zaragoza durante los últimos 30 años. Y es que la Universidad Pontificia de Salamanca, que depende de la Conferencia Episcopal Española, censuró el año pasado su tesis por razones ideológicas, incluso antes de poder defenderla públicamente.
«Ni siquiera a nivel universitario se admite el pluralismo teológico. Es un ejemplo más de la línea inmovilista en que se encuentra hoy en día la Iglesia, en la que no se acepta otra ideología que no sea la suya». En realidad su tesis incluye un trabajo de recopilación y de estructuración de materiales que conforman una teología diferente, elaborada desde abajo, surgida desde la base. «La teología de las comunidades cristianas populares es muy similar a la de la teología de la Liberación, con la diferencia de que esta tiene connotaciones americanas. Pero es lo mismo: manifiesta un método nuevo a partir de los pobres y marginados, que no solo están en el Tercer Mundo, sino también en nuestro entorno. Y estos valores son válidos para todo el planeta».
Lo ocurrido le ha provocado una cierta amargura a este teólogo, miembro de las comunidades cristianas populares de Zaragoza, actividad que compaginó durante cinco años con la docencia de Teología en Bolivia y con su trabajo durante 18 años en el Centro de Reforma de Menores de la Diputación General de Aragón hasta el 2003, fecha en que se jubiló. Fue entonces cuando decidió preparar su tesis doctoral en Teología, que realizó bajo la dirección de Julio Lois Fernández –hasta hace pocos días presidente de la Agrupación de Teólogos progresistas Juan XXIII y teólogo proscrito entre otros–. «Con esta tesis yo no perseguía ningún título como doctor. Simplemente intenté poner por escrito toda la reflexión que han realizado estas comunidades cristianas en la capital aragonesa, en las últimas décadas, pero exigiéndome un cierto rigor. En fin, en el fondo, este rechazo es secundario y marginal. Lo que me duele es la situación de ostracismo, de falta de democracia y de apertura que vive la Iglesia, y que la mantiene alejada de la realidad».
En el año 2006 presentó su tesis concluida ante la secretaría general de la Universidad Pontificia y en diciembre le fue notificado que había sido rechazada por dos censores anónimos, y nombrados para valorarla antes de que pudiera realizar la defensa pública. «No me parece normal que los censores sean anónimos y que yo no pueda conocer ni sus nombres ni sus argumentos, para poder defender los míos y poder rebatirlos. Es que no te dan opción a nada. Y aunque se me ofrecieron unas supuestas razones, en el fondo la verdadera causa de este rechazo no es otra que la ideología defendida por la teología de las comunidades cristianas populares».
Después de valorar lo ocurrido, Jesús Gil aceptó reconvertir su tesis en libro, que ayer mismo fue presentado en la Biblioteca de Aragón. «Lo increíble es que a estas alturas de la historia, la teología académica de los rectores oficiales de la iglesia siga despreciando la reflexión teológica realizada por las comunidades cristianas populares. Pero no queda otro remedio que seguir insistiendo en que el pensamiento de la Iglesia es pluriforme y se acepte o no, existe un pluralismo ideológico y teológico».