Enviado a la página web de Redes Cristianas
Este país no ha sido, en su historia, muy dado a colaborar con hacienda. Hemos estado siglos en los que términos como IRPF, u otros para denominar pagos al Estado a través de la Agencia Tributaria ni existían. Así ha sido de brillante nuestra justicia distributiva, y ¿hemos repartido equitativamente? nuestra riqueza. Realmente, el pago de impuestos comenzó propiamente con la transición y la época democrática. Pero todavía recuerdo que al ser interrogado algún católico en confesión si pagaba religiosamente sus impuestos, respondían que escapaban de hacerlo todo lo que podían, porque no lo consideraban pecado. Y no es de extrañar, porque la propia doctrina moral católica consideraba que solo había responsabilidad en ese tipo de infracción si uno era pillado. Así de fácil y bonito. Así que en este país se defrauda a Hacienda a gusto. Todavía hace poco tiempo hubo una amnistía fiscal ofrecida por el ministerio correspondiente.
Un estudio de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), del 14 de Julio del año pasado, 2014, revela que en España el fraude fiscal llega al 1,7% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que representa la bonita cifra de 40.000 millones de euros. (Cuarenta mil millones de euros, ¡qué burrada!). Y un informe de los técnicos de Hacienda (Gestha), del año 2013 de, revela que las grandes fortunas y grandes empresas concentran el 71,8% del fraude fiscal español total, lo que significa una pérdida recaudatoria de más de 42.000 millones de euros (cuarenta y dos mil millones de euros, ¡otra burrada mayor!) para el Estado.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, me caía muy bien, hasta ayer, en que la oí afirmar: ?Si todos hicieran como Juan Carlos Monedero, (el cofundador de Podemos) no habría dinero para los servicio públicos que dependen del Estado??. Por lo que sabemos, este señor pagó un día de éstos 200.000 mil euros para regularizar su situación con hacienda. Pero ¿que es esta cifra ante los 42.000 millones de que hemos hablado antes? Yo propongo se persigan todos los fraudes a Hacienda, también el del dirigente de Podemos. Pero la justicia no lo es si no es igual para todos. No se puede hacer resonar tanto bombo y platillo en un caso, minúsculo comparado con otros, y dejarse ir de rositas a los verdaderos defraudadores de Hacienda de este país. ¿No saben los inspectores de la Agencia Tributaria los nombres de las grandes fortunas y empresas que defraudan? Pues que digan sus nombres. ¡Ah!, pero eso va contra el derecho a la privacidad. Y el señor Monedero, ¿no tiene ese derecho?
Alguien podrá argüir que los políticos deben de dar ejemplo. De acuerdo. Pues que los responsables del partido que todos sabemos declaren y hagan públicas sus cuentas, su fraudes a hacienda, como partido, y el nombre de todos sus miembros que han defraudado. Y los que cobraban sobres de la caja B, ¿declaraban a Hacienda esas ganancias? Mire, señora Soraya, no tengo nada contra Vd., más bien al contrario, la considero una persona no solo capaz y brillante para la política, sino personalmente de un altísimo nivel de honestidad. Por eso me ha decepcionado su alegato contra un dirigente político de otro partido, cuando sabe que en su patio, en el centro y sede de su partido político, hay incomparablemente más trapos sucios que lavar, y secar al aire libre, a la vista de todos, que en la incipiente formación política de esos jóvenes medio ácratas. No me gustan, no, nada muchos de los posicionamientos socio-políticos de éstos, si bien entiendo su indignación y asco de la política tradicional y clásica, no solo de España, sino en la UE. Pero menos me gusta la injusta hipocresía con que la prensa afín a Vds., del PP, y ustedes mismos, cometen discriminadamente contra unos políticos, tan presuntamente inocentes como los de su bando. Les hago una propuesta: que la Agencia Tributaria filtre, si los hay, los nombres y las cifras de los defraudadores del PP, y familiares. Y que los mismos periódicos que se ensañan con los muchachos de Podemos lo publiquen. Nos vendría bien a todos.