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1Desde hace muchos años hemos conocido la famosa y temida «cuesta de enero»: las fiestas de Navidad, de fin de año y de Reyes implican gastos excepcionales apurando las cuentas bancarias y haciendo que el resto del mes de enero sufra restricciones en todo tipo de gastos.
Esto que antaño era un tópico gastado se ha convertido en una triste realidad para mucha gente y no solo en enero sino en casi todos los meses del año. ¿Quién tiene la culpa? LA CRISIS, por supuesto. La crisis, concepto un tanto abstracto y confuso que sirve de macho cabrío expiatorio a gran parte de los males que aquejan a nuestra sociedad y que, por desgracia, tienen consecuencias sumamente concretas. La realidad es que vivimos en un mundo en que se crean más riquezas, o sea más bienes y servicios que nunca en la historia humana??. y sin embargo, el número de pobres y dejados de lado por ese mundo aumenta sin cesar en todo el planeta. ¿Cómo es posible semejante absurdo aparente? Bien es verdad que la evolución del hombre en esta tierra nunca ha sido uniforme ni en el espacio ni en el tiempo.
Pero esto no explica todo. El ser humano, desde hace seis millones que habita en la tierra, ha ido evolucionando, lentamente, muy lentamente hacia la adquisición de la conciencia de su personalidad única: lo que nos diferencia del animal es precisamente que somos capaces de sentirnos nosotros mismos. Y ¿Cómo logramos sentirnos nosotros mismos? Mayormente por lo que tenemos, consumimos y poseemos. La adquisición de un ego, razonable, es algo muy positivo, un eslabón formidable en la evolución de la vida en el universo. MI casa, MIS zapatos, MI esposo/a, MIS hijos, MI coche?? Todo eso es fundamentalmente bueno y sano.
El problema es que nos hemos pasado de la raya y gran parte del occidente ha generado un ego patológico e hipertrofiado en que la razón de ser es tener más y más (no es cosa totalmente nueva, acordémonos de la canción de hace 60 años; «Todos queremos más, todos queremos más, todos queremos más y más y más y mucho más??.») y consumir más y mejor, porque se piensa que la felicidad está en ello y esto a cualquier precio, con lo cual, con el famoso desarrollo económico, poco a poco hemos generado un mundo en el que imperan el materialismo, el individualismo y la indiferencia. Nuestros abuelos trabajaron por lo indispensable, para sobrevivir; nuestros padres trabajaron para lo necesario, para tener una vida decente; y ¿nosotros? En parte para poseer o consumir cosas superfluas (cada uno tiene su propia idea sobre lo que es indispensable, necesario o superfluo). Pero toda la economía mundial está basada en ello : consumir?? para producir??. siempre y cuando se consuma, aunque sean cosa inútiles.
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En este mundo despiadado y a pesar de la buena voluntad de mucha gente y de ciertas
decisiones de los Estados, el reparto de la riqueza es desigual e injusto tanto a nivel
mundial como de cada estado.
Por eso la crisis actual no hace más que comenzar y las soluciones exteriores no van a
paliar gran cosa.
El Papa francisco hace un análisis claro de la situación , un análisis y un mensaje
apremiante acorde con el mensaje evangélico. Hace y dice lo que le corresponde pero
seamos conscientes de que el mensaje está dirigido a un mundo inmerso en ese ego
desatinado.
La solución no puede ser más que interior y personal. La nuestra.
Ahí es donde se es cristiano de verdad o solo de nombre.