ADITAL.
21.03.06 – EL SALVADOR
La cruz de Jesús es la cruz de la resistencia
Roberto Pineda *
Adital – Reflexiòn sobre Juan 2: 13-22: «Como se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús subió a Jerusalén??»
La cruz de Jesús de Nazaret es un símbolo en disputa desde el momento e n que los poderosos arrebatan la dirección del Movimiento Popular y lo transforman en la Institución Iglesia con Constantino a la cabeza. Desde ese momento la cruz popular se transforma en la cruz imperial, y aparece en los estandartes de las tropas romanas, de los cruzados europeos, de los conquistadores españoles y de las tropas estadounidenses en Puerto rico, Corea, Vietnam, Afganistán e Irak.
Pero los sectores populares no olvidaron a lo largo de la historia que la cruz representaba también el castigo de los imperialistas romanos para los que se rebelaban, así como el compromiso de Jesús con los oprimidos; que el mensaje de la cruz era el mensaje de la liberación, y que el Jesús rebelde que crucificaron era el mismo que había resucitado victorioso.
La cruz fue el castigo de los imperialistas romanos y sus sirvientes locales frente al llamado de Jesús de Nazaret a la insurrección. Donde hay opresión hay resistencia. Esta es una ley histórica. Jesús encabezó un movimiento de resistencia popular en contra de la dominación imperialista romana. Y por lo tanto, la cruz es el principio de toda reflexión teológica.
En determinado momento de su ministerio, cuando consideró que las condiciones objetivas y subjetivas estaban dadas, Jesús toma la decisión de incursionar en Jerusalén, y topar, enfrentar, chocar con las fuerzas del imperio, y lo hace primeramente mediante una combativa Marcha Popular en la cual recibe el apoyo de la población. (Juan 12:12-19)
Posteriormente planifica y ejecuta un ataque, una toma, contra el símbolo más importante de la dominación romana, que era a la vez el bastión principal de los sectores dominantes locales judíos, el Templo de Jerusalén, El Templo era el símbolo religioso y a la vez el símbolo político y comercial.
Era templo y a la vez estado y mercado. Los sacerdotes saduceos oficiaban, gobernaban y comerciaban. Eran religiosos, políticos y banqueros. Y quizás más banqueros que religiosos o políticos. Y la gente lo sabía.
Y frente a esta situación, y ya en Jerusalén, mediante la organización y la lucha, el Movimiento Popular de Jesús de Nazaret se apodera del Templo, y lo mantiene durante algunos días. Luego son derrotados y reprimidos, Jesús es capturado y finalmente crucificado.
En este texto, de manera clara Juan nos señala como el templo se había convertido en un mercado, donde todo se compraba y se vendía, incluso la dignidad del pueblo judío frente al poder romano. Era un lugar de comerciantes y de banqueros, de vendedores y de cambistas. Habían convertido la casa de oración en una cueva de ladrones.
Y Jesús se enfurece y con gran indignación y de manera violenta, sì, de manera violenta, hizo un azote de cordeles y los echó a todos del templo con las ovejas y bueyes, desparramó las monedas y volcó las mesas de los cambistas??»Jesús no descartó ninguna forma de lucha para establecer la justicia del reino de su Padre. Y en su ministerio organizó marchas, talleres de formación política, campañas educativas, de salud, y también tomas de templos. De la misma manera que se hace aquí con Catedral.
Es muy interesante como Jesús se enfrentó violentamente con los banqueros y les advirtió que no convirtieran la casa de su padre en un mercado. Porque desde aquella época, los banqueros se han aprovechado del sudor, del sacrificio y de la religiosidad de la gente para enriquecerse. Y lo mismo sucede en nuestro país, con los sacerdotes y pastores banqueros, que se preocupan más de la ofrenda, que del testimonio de fe. Son los saduceos modernos.
Jesús fue asesinado porque expulsó a los banqueros del templo, que representaban al poder romano. La cruz es el fruto del árbol de la rebelión, de la bandera de la resistencia, del grito de la insurrección, del sueño de la esperanza. Y seguimos soñando y seguimos gritando, con las banderas rojas en alto, con la cruz de la rebelión y la resistencia.
Y ante las amenazas de los dirigentes judíos y los invasores romanos Jesús les respondió: mátenme, pero resucitare. Y efectivamente resucitó y esta acá con nosotros acompañándonos siempre, en las victorias y en las derrotas, sonriéndonos, protegiéndonos, aconsejándonos, nunca estamos solos.
Las celebraciones de Cuaresma y en especial la Semana Santa rinden memoria a esta gesta insurreccional y popular. Cuaresma es la celebración de las jornadas populares alrededor de la toma del Templo y el Martirio de Jesús de Nazaret. Es la fiesta de la resurrección y la victoria popular. Es nuestra memoria histórica como pueblo de Dios que marcha hacia su reino. Es nuestra convicción que con Jesús algún día expulsaremos del planeta a los banqueros y comerciantes del Grupo de los Ocho, del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.
* Pastor de la Iglesia Luterana Popular de El Salvador.