La beatificación de Juan Pablo II: demasiado subito -- Joaquim Gomis, escritor

0
84

El Ciervo

Cuando tras larga enfermedad murió Juan Pablo II, muchos de sus más devotos admiradores pidieron y gritaron aquello de santo subito (santo enseguida). Era un deseo de volver a una práctica frecuente en la edad media, con canonizaciones muy pronto después del fallecimiento y por aclamación popular. Los excesos que provocó esta costumbre llevaron a los papas a regular la cuestión, lo que implicaba ralentizarla.

Por ejemplo, establecer que ningún proceso hacia la beatificación y luego canonización empezara antes de cinco años después de la muerte, para que hubiera tiempo de calmar los fervores y proceder con serenidad. Probablemente es lo que hubiera deseado Joseph Ratzinger, pero la insistencia y la influencia de los entusiastas de su antecesor ?entre ellos, en primer lugar, de los neocatecumenales de Kiko Argüello? le llevaron a dispensar los cinco años de espera.

Cabe suponer que la beatificación el próximo 1 de mayo será una explosión de entusiasmo, aunque no falte quien dude de haber cedido ante el subito. ?La Iglesia es sabia?? dicen y saltarse sus normas de prudencia tiene sus riesgos. En este caso, por la confusión entre distinguir si se beatifica al cristiano Karol Wojtyla ?algo que no causa problemas y bueno es que satisfaga a sus devotos? o también se canoniza su pontificado.

Precisamente cuando surgen cada vez más dudas sobre bastantes aspectos del gobierno de la Iglesia en aquellos años (la escasa reacción ante los casos de pedofilia o ante la conducta del fundador de los Legionarios de Cristo, son dos ejemplos). Un gobierno que ahora se desvela más en manos del entorno papal encabezado por su secretario y ahora cardenal de Cracovia, Stanislaw Dziwisz, que por Juan Pablo II. Que este tuviera el don de multitudes no puede identificarse con el don de la santidad. Quizá no ayude a sus sucesores.