Muchos cristianos católicos creíamos?? o mejor esperábamos que el recio y docto Cardenal Joseph Ratzinger elegido Sumo Pontífice a la muerte del Papa Juan Pablo II, dirigiera su visión Pastoral de acuerdo a la apertura ?clara y manifiesta?? del Vaticano II.
Todos nos equivocamos. Incluso su ex colega el famoso teólogo Hans Küng. A poco de iniciar su actividad como Pastor Supremo (Yo, el Supremo) injurió a todo el mundo musulmán citando un episodio durísimo en contra de esa religión que tiene numéricamente más adeptos teóricos y prácticos que la Iglesia católica.
Ninguna declaración posterior exigida por los adeptos al Profeta Mahoma, fue suficiente. ?ltimamente levantó la pena de ?excomunión?? a un obispo ordenado válida pero ilícitamente por Mons. Lefebvre que no admitía la sistemática matanza de judíos por orden del dictador Adolfo Hitler. Ante la repulsa, no sólo del pueblo judío, sino de Altas Autoridades políticas de Europa, Benedicto XVI tuvo que ?exigir del obispo absuelto que aclarara su pensamiento por escrito al respecto????
Lo cual se hizo?? y no se hizo?? Aquí se usó la conocida diplomacia vaticana. Cuando quiso cumplir Benedicto XVI sus 81 años, eligió presentarse ante el Presidente de los Estados Unidos, George W.Bush. Y allí, en dos discursos al pueblo norteamericano y al mundo, expresó su sentido dolor por los crímenes y pecados de ?pedofilia?? de los ?sacerdotes????que originaron millones de dólares (y dolores) a las arcas económicas de la Iglesia.
Pero no dijo lo que tenía que decir al respecto?? que tales delitos y pecados de pedofilia causaron tantos dolores y dólares porque fueron cometidos penalmente por arzobispos y obispos, directamente y /o por ocultamiento doloso. La verdad tiene más valencia moral que la diplomacia.
Ahora el mundo se sorprende todavía de que este Sumo Pontífice siga publicando impertérritamente (casi ex cátedra) que la única y exclusiva forma de combatir el SIDA, es exclusivamente por la continencia sexual?? aún entre esposos católicos en caso de que uno de ellos hubiera contraído el Sida por infusión sanguínea?? lo mismo estaría obligado a la continencia perpetua?? o al contagio del otro cónyuge previo acuerdo mutuo?? y sin posibilidad de divorcio, por supuesto??
Ya el Papa Inocencio III hacia el 1200 había afirmado: ?Ahora, como Vicario de Cristo estoy más abajo de Dios y más arriba de los hombres. Nadie me puede juzgar??. Lo cual se ratifica con lo expresado en el Código de Derecho canónico actual supervisado por el Cardenal J. Ratzinger en el canon 1404 : ?La Santa Sede no puede ser juzgada por nadie?? (sic!)
Afirmo por mi cuenta y riesgo, que tal doctrina es coherente con todos sus estudios teológicos. Por lo cual, el mundo no debe extrañarse. Cuando el austero fraile Torquemada quemaba a sus declarados herejes o judeizantes, cumplía con el deber de obediencia al Papa y rezaba la misa tranquilamente, sin privarse de un desayuno ?con mantequilla y pan tierno??, apropiado a su alta investidura.
Así, Benedicto XVI seguirá mirando complacido a tantos antivaticano II, como los lefebvistas, opusdeístas, etcétera, y elevando a los altares al célebre autor del SYLLABUS de 1864, el Papa Pío IX, junto con el Padre José María Escivá, fundador del Opus Dei apenas 25 años de su muerte??etcétera, etcétera, y a contrario sensu, condenando a los Leonardo Boff y toda la teología de la liberación. Benedicto XVI, no puede ir ?contra natura???? Pero, Dios tiene sus mecanismos desconocidos para mover esa Nave que hace siglos encalló en la Roca de Roma?? perdón?? ahora le queda solamente el peñasco del Vaticano?? Y las olas rugen y las tinieblas sacuden la Nave de Pedro?? y Cristo?? sigue durmiendo??
Pbro. José Amado Aguirre. padreaguirre@arnet.com.ar
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Nota: quien o quienes se atrevan a publicar este escrito. Que lo publiquen. Yo estoy jugado a la verdad en libertad. Si tengo errores, agradeceré siempre a quienes me lo indiquen.-