Juan XXIII, Juan Pablo II y otras beatificaciones -- Pedro J. Larraia Legarra, Médico, España

0
28

Enviado a la página web de Redes Cristianas

El papa va a declarar santos a Juan Pablo II y a Juan XXIII; y beatos a Álvaro del Portillo, prelado del Opus Dei, y a 42 religiosos ?asesinados por odio a la fe?? durante la guerra civil española. A todos en el mismo acto.
No concedo ninguna credibilidad a los criterios del Vaticano a la hora de declarar santos a los cristianos.

Desde hace mucho tiempo, las canonizaciones proponen como modelo a seguir a unas personas que, en muchos casos, entendieron el cristianismo más en consonancia con la interpretación que de él hace Roma que como una experiencia de seguimiento de Jesús. En esa cosmovisión ?verticalista, autoritaria, sesgada, dogmática, y muy poco crítica con el sistema-, una parte de la iglesia es la que manda y conoce la voluntad de Dios (la estructura eclesiástica) y la otra no tiene más espacio que el de la sumisión y la obediencia (las mujeres, las comunidades de base, los cristianos de a pie). Del judío de carne y hueso que recorrió los caminos de Galilea hace dos mil años se hace muy poca mención. Es más, les incomoda.

Juan Pablo II introdujo un cambio profundo en las canonizaciones. Las hacía al por mayor ?nunca el kilo de santo cotizó tan bajo-, y los candidatos a ser elevados a los altares, generalmente respondían a un perfil. Romero no estuvo entre ellos, pero sí lo estuvo Escrivá de Balaguer. También estuvieron muchos de los religiosos y religiosas asesinados en la guerra civil española, pero no los miles de cristianos de todo el mundo ?agentes de pastoral, obispos, campesinos, los jesuitas de la UCA, laicos comprometidos, y un largo etcétera- que dieron testimonio de un cristianismo que no aceptaba ser cómplice y encubridor de un modelo económico y político que se opone frontalmente a la dinámica del Reino (la inclusión en la lista de santificaciones y beatificaciones de religiosos y laicos asesinados durante la guerra civil española es más que discutida porque la posición de la Iglesia, desde muchos siglos antes de que estallara la guerra, estuvo siempre del lado de los poderosos y eso generó una conflictividad social en la que no es nada fácil distinguir los motivos ideológicos y políticos de los verdaderamente relacionados con la fe en el Dios de Jesús).

Juan Pablo II, el papa que desactivó el Concilio, potenció los movimientos fundamentalistas (Opus Dei, kikos, legionarios,??), persiguió a pensadores, condenó la teología de la liberación,?? fue quien nombró cardenal a Bergoglio. Desconozco hasta qué punto se siente deudor de él por este nombramiento, pero lo que llama la atención es que no se ha atrevido a canonizar en solitario a Juan XXIII. Quizás porque eso hubiera destacado de manera muy significativa la talla de creyente moderno y abierto a la vida del papa bueno.

No sé qué fundamentos puede tener la decisión del actual papa, pero el poder eclesiástico ya nos tiene acostumbrados a estas componendas salomónicas de las que se desprenden mensajes muy confusos. Va a canonizar y beatificar a un conjunto de creyentes conservadores o muy conservadores ? así tranquiliza a los sectores más duros de la Iglesia-, y en medio de ellos, para compensar, ha colocado a un hombre que conmovió, tanto a creyentes como a no creyentes, por su autenticidad y coherencia evangélica. Como diciendo: todos eran iguales, cada uno en su estilo.
No, Francisco, todos no eran iguales.

Pedro J. Larraia Legarra
Majadahonda (Madrid)/España

Nota. Agradecimientos a Pedro J. Larraia Legarra, médico, por su autorización para difundir su reflexión, publicada inicialmente en TAMBO-KOINONÍA. Para la publicación en INFO-DOC-UTOPÍAS le hizo algunas pequeñas correcciones.