Enviado a la página web de Redes Cristianas
En estos últimos años, algunos grupos de jesuitas más sensibilizados
respecto a la presencia activa de la Iglesia en los espacios de frontera de nuestro mundo, han manifestado su inquietud por la aparente deriva de la Compañía.
Les daba la impresión de que, desde la CG36 (2016), la Compañía de
Jesús estaba dejando de ser un cuerpo para la misión (en el que la audacia y la creatividad evangélica era manifiesta) hacia una postura más condescendiente con la sociedad del bienestar y centraba sus intereses en actividades espirituales sin demasiado mordiente social o intelectual.
Desde este punto de vista, en concepto de “reconciliación” parecía haber sustituido por el de “lucha por la justicia” (de la CG32, de 1975)
El la semana del 20 al 26 de octubre de 2025, en Roma, el padre
General de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, ha convocado a los llamados Superiores Mayores (unos CIEN jesuitas de todo el mundo que ocupan puesto de relevancia en la Compañía)
El viernes 25 fueron recibidos por el Papa León XIV que mantuvo con
ellos una grata jornada y les dirigió unas palabras que creemos de gran
relevancia para la presencia futura de la Orden.
Haciendo un poco de historia
Para valorar en su justa medida las palabras del Papa a los jesuitas
notables reunidos en Roma, será necesario hacer un poco de historia.
En el año 2008, durante la Congregación General 35 de la Compañía de
Jesús, el Papa Benedicto XVI encomendó a los jesuitas la misión de "estar en las fronteras". En su discurso, el Papa fue muy directo, pidiéndoles a los jesuitas que llevaran el Evangelio a las fronteras (físicas, intelectuales y sociales) de la fe, de la cultura y de la justicia. Esto implica una acción misionera en lugares y ámbitos donde se viven grandes desafíos, ya sean sociales, religiosos, culturales o científicos.
? Fronteras de la fe: Llevar el mensaje del Evangelio a quienes no
conocen a Cristo o han perdido la fe.
? Fronteras de la cultura y de los saberes: Los jesuitas siempre se
distinguieron por su saber casi renacentista. La tarea de diálogo
intelectual siempre fue muy reconocida. Por ello, les urge abordar los
desafíos que surgen del diálogo entre la fe y la ciencia moderna, así
como las áreas donde la visión de Dios y del ser humano es superficial.
? Fronteras de la justicia: Trabajar por la dignidad humana, la
reconciliación y la liberación, especialmente con los más
desfavorecidos. Y en este punto, se resalta la justicia ambiental, la
insistencia en impulsar una cultura de cuidado de la Casa Común.
? En la práctica: Esta misión se traduce en una mayor disposición para ir a donde son necesarios, a las periferias (geográficas, culturales,
intelectuales y sociales) de este mundo, incluso en espacios donde se
sufren situaciones de conflicto o desesperanza, siempre manteniendo la
centralidad de Cristo y su mensaje Benedicto XVI a los jesuitas en la
Congregación General 35 (2008)
“Cuando el Papa Benedicto XVI (Josep Ratzinger) entraba en la Sala
Clementina del Palacio Apostólico en el Vaticano el 21 de febrero de 2008, lo acogimos con aplausos los jesuitas que estábamos participando en la Congregación General 35 y que habíamos sido invitados a una audiencia con él. Los aplausos nacían del afecto, pero igualmente de la expectación. A esas alturas de la Congregación necesitábamos escuchar del pontífice palabras que dieran el empuje decisivo a nuestros trabajos en el aula”, escribe uno de los testigos, el Provincial de Andalucía, Francisco José Ruiz Pérez.
Y prosigue:
“Cumplió con nuestras expectativas. También las superó con creces.
Benedicto XVI, mientras intervenía, fue reavivando nuestros deseos apostólicos al recordarnos que “no son los mares o las grandes distancias los obstáculos que afrontan hoy los heraldos del Evangelio, sino las fronteras que, debido a una visión errónea o superficial de Dios y del hombre, se interponen entre la fe y el saber humano, entre la fe y la ciencia moderna, entre la fe y el compromiso
por la justicia”. Como en otras ocasiones, era un Papa quien nos pedía discurrir por el mundo y servir a la Iglesia allí donde Dios es negado para ser experiencia de fe y de justicia. Benedicto XVI puso por delante el aval de nuestro pasado remoto y reciente –desde san Francisco Javier hasta Pedro Arrupe–, con el fin de comprometernos, una vez más, a “promover y defender la doctrina católica”, a profundizar en el cuarto voto, a proseguir y renovar la misión entre y con los pobres, y a continuar con el ministerio de los Ejercicios.
Mientras los congregados regresábamos a la Curia General, no
comentábamos sólo el impacto positivo que nos produjo el discurso. Nos
pareció llamativa la confesión personal que el Papa había hecho respecto a la oración del “Tomad, Señor, y recibid” de los Ejercicios ignacianos. A Benedicto XVI le parecía “demasiado elevada” y se sinceraba con nosotros admitiendo que “casi no me atrevo a rezarla”.
Sin embargo, apostilló enseguida que “siempre deberíamos repetir” aquella oración. Y, en efecto, así lo hizo delante
de nosotros para concluir sus palabras.
Cuando años después, el 11 de febrero de 2013, hizo pública su
renuncia, creo que más de uno de los testigos de aquella mañana en la Sala Clementina sentimos que el Papa había sido el primero en continuar rezando con el “Tomad, Señor, y recibid” ignaciano. Benedicto XVI volvía a ponerse delante de nosotros y a pronunciar palabras esenciales. En este caso, nos mostraba la libertad que brota del Evangelio, capaz de comprender que cuanto se es y se tiene, en el fondo, es la verdadera ofrenda sobre la que hay que pronunciar un rotundo “vos me lo disteis, a vos, Señor, lo torno”.
La Iglesia contemporánea vive hoy muchas de sus luces gracias a aquella libertad con la que fue bendecido uno de los sucesores de Pedro”, concluye el padre Francisco José Ruiz Pérez, SJ
Diecisiete años más tarde (2025)
El Papa recibe en audiencia a los superiores mayores de la Compañía de
Jesús y les anima a estar presentes en las "fronteras geográficas, culturales, intelectuales o espirituales": en un mundo desgarrado "debemos convertirnos en expertos en reconciliación", es necesario "encontrar y hablar" el lenguaje de
los jóvenes y defender a los pobres de las numerosas violaciones de su
dignidad.
León XIV: Promover la ética en el mundo digital desafiando a los dioses del consumismo Alessandro De Carolis – Ciudad del Vaticano 24 oct 2025
Fronteras y preferencias. Territorios reales y virtuales para vivir como apóstoles del Evangelio y herramientas para ser eficaces. El discurso de León XIV a los superiores mayores jesuitas —más de cien recibidos en el Aula del Sínodo, presididos por el Superior General, Padre Arturo Sosa— es amplio y detallado,
dirigido a una orden religiosa que, como reconoce el Papa, ha estado presente desde hace mucho tiempo allí donde las necesidades de la humanidad se encuentran con el amor salvador de Dios.
Males que hay que curar
La apertura es un examen de la "era del cambio" que afecta a todos los sectores: cultura, economía, tecnología, política; en particular, subraya inmediatamente León XIV, el campo de la inteligencia artificial y otras innovaciones que "están redefiniendo nuestra comprensión del trabajo y las
relaciones e, incluso, planteando preguntas sobre la identidad humana", pero no sólo eso.
La degradación ecológica amenaza nuestro hogar común. Los sistemas
políticos a menudo no responden al clamor de los pobres. El populismo y la polarización ideológica profundizan las divisiones dentro y entre las naciones.
Muchos se ven afectados por el consumismo, el individualismo y la indiferencia.
Iglesia, estructuras ágiles y transparentes
Recordando la estima de los Papas recientes por la Compañía de Jesús,
León XIV destaca una serie de fronteras, «ya sean», dice, «geográficas,
culturales, intelectuales o espirituales», que define como «lugares de riesgo, donde los mapas conocidos ya no son suficientes». Invita a los jesuitas a seguir el ejemplo de San Ignacio de Loyola, discerniendo e innovando en estas fronteras.
Partiendo, argumenta, de la «gran frontera» que «hoy es el camino de la
sinodalidad en la Iglesia», para que sus estructuras y ministerios «sean más ágiles, más transparentes y más receptivos al Evangelio».
Otra «frontera esencial», para el Papa, es la de la «reconciliación y la justicia, especialmente en un mundo desgarrado por el conflicto, la desigualdad y el abuso».
Hoy muchos sufren exclusión y quedan abiertas muchas heridas entre
generaciones y pueblos (…) A la “globalización de la impotencia” debemos oponer una cultura de la reconciliación: del encuentro en la verdad, del perdón y de la sanación; debemos volvernos expertos en reconciliación”.
IA (inteligencia artificial): potencial y riesgos
León XIV retoma entonces el tema de la inteligencia artificial, una
«frontera importante», dice, que, si bien «encierra un gran potencial para el bien de la humanidad», por otro lado, «también conlleva riesgos de aislamiento, pérdida de empleo y nuevas formas de manipulación». Por lo tanto, los cristianos deben ser cautelosos.
La Iglesia debe contribuir a guiar estos avances éticamente, defendiendo la dignidad humana y promoviendo el bien común. Debemos discernir cómo utilizar las plataformas digitales para evangelizar, construir comunidades y desafiar a los falsos dioses del consumismo, el poder y la autosuficiencia.
Economía que mata
En este punto, el Papa se centra en las "Preferencias Apostólicas
Universales" de la Compañía de Jesús, confirmadas en 2019 por el Papa Francisco como "caminos privilegiados de misión".
La primera, que se centra en mostrar el camino hacia Dios a través de
los Ejercicios Espirituales y el discernimiento, pide a los jesuitas estar presentes —desde las casas de retiro hasta las universidades, desde las redes sociales hasta las parroquias— dondequiera que se reúnan quienes buscan sentido, a quienes "la alegría del Evangelio debe ser compartida con humildad y convicción".
La segunda preferencia, recuerda León XIV, llama a los religiosos a
"caminar con los pobres, los marginados del mundo y aquellos cuya dignidad ha sido violada", como ya ocurre en muchas estructuras gestionadas por la Orden —el Servicio Jesuita a Refugiados, pero también universidades, centros sociales y publicaciones— consideradas "poderosos canales para promover el cambio sistémico".
Hoy en día, muchos son víctimas de un sistema económico impulsado
por el lucro en lugar de la dignidad humana. En mi reciente exhortación, Dilexi te , enfaticé la necesidad de abordar la "dictadura de una economía que mata",
donde la riqueza de unos pocos crece exponencialmente mientras la mayoría se queda atrás.
Proteger la creación: un desafío humilde
El Papa también considera "urgente" la tercera preferencia, que llama a "acompañar a los jóvenes hacia un futuro lleno de esperanza". La Iglesia, afirma León XIV, "debe encontrar y hablar su lenguaje, con acciones y presencia, así como con palabras (…)
La próxima Jornada Mundial de la Juventud en Corea será un momento
clave para esta misión". Finalmente, la cuarta preferencia —"cuidar nuestra casa común"—, que, reitera el Papa, "responde a un grito a la vez humano y
divino", ya que la "conversión ecológica" es "profundamente espiritual".
Se trata de renovar nuestra relación con Dios, con los demás y con la
creación. En este esfuerzo, la colaboración humilde es esencial, reconociendo que ninguna institución puede afrontar este desafío por sí sola. Que sus comunidades sean ejemplos de sostenibilidad ecológica, sencillez y gratitud por los dones de Dios.
El último deseo de León XIV para la Compañía de Jesús es permanecer
arraigada en el Evangelio. «Ninguna frontera estará fuera de vuestro alcance si camináis con Cristo», el vuestro «es ayudar al mundo a percibir esta novedad: sembrar esperanza donde reina la desesperación, traer luz donde reina la oscuridad»
La oficina de comunicación de la Compañía de Jesús ofreció este
resumen de esta importante reunión:
“La Compañía de Jesús lleva mucho tiempo presente allí donde las
necesidades de la humanidad se encuentran con el amor salvador de Dios.” El Papa León XIV lo afirmó durante su audiencia del 24 de octubre con los líderes jesuitas de todo el mundo reunidos en Roma para una reunión de diez días.
“Hoy, repito: la Iglesia os necesita en las fronteras, ya sean geográficas, culturales, intelectuales o espirituales”, dijo el Santo Padre, animando a los jesuitas a continuar su servicio a la Iglesia y al mundo, a pesar de los rápidos cambios culturales, económicos y políticos.
El Padre General Arturo Sosa encabezó el grupo de unos 100 jesuitas, entre los que se encontraban Provinciales y Superiores Regionales, Presidentes de las Conferencias, Consejeros Generales, Secretarios y traductores.
Al presentar la delegación al Papa, el P. Sosa reiteró la disponibilidad de la Compañía, tanto a nivel individual como en su conjunto apostólico, para servir a la misión universal de la Iglesia, dondequiera que el Santo Padre lo desee.
También recordó que, en 2019, el Papa Francisco dio a la Compañía unas
orientaciones para guiar su misión a través de las Preferencias Apostólicas Universales (PAU).
El Padre General explicó que la Reunión de Superiores Mayores celebrada
estos días se ha propuesto “reflexionar sobre la dimensión misionera del carisma de la Compañía de Jesús”.
Desde el principio, los jesuitas han tenido una relación especial con el Sumo Pontífice. Cuando San Ignacio y sus compañeros se propusieron servir en las misiones, fueron a Roma y se ofrecieron al Papa. Esta relación se ve reforzada por el cuarto voto único de obediencia que los jesuitas hacen al Papa en relación con la misión, además de los votos habituales de pobreza, castidad y obediencia.
En su discurso a los jesuitas, el Papa León identificó algunas áreas fronterizas actuales. Señaló que el camino de la sinodalidad dentro de la Iglesia “nos llama a todos a escuchar más profundamente al Espíritu Santo y a los demás”, para que nuestros ministerios y estructuras “sean más ágiles, más transparentes y más receptivos al Evangelio”.
Otra frontera, dijo el Papa, se encuentra en “la reconciliación y la justicia”. En un mundo devastado por las desigualdades y los conflictos, pidió a la Compañía que se opusiera a la “globalización de la impotencia” con una cultura de reconciliación, confiando en que el bien prevalecerá sobre el mal.
El Papa León también señaló la inteligencia artificial como otra frontera importante. Pidió discernimiento en el uso de las plataformas digitales para evangelizar y formar comunidades frente a tecnologías que conllevan riesgos de aislamiento y exponen a las personas a nuevas formas de manipulación.
“Las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía… son sin duda fronteras que requieren discernimiento y valentía”, afirmó el Papa León XIV.
Hace seis años, el Papa Francisco confirmó las cuatro PAU identificadas por la Compañía: mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el discernimiento; caminar con los excluidos; acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador; y cuidar de nuestra casa común, como caminos privilegiados de misión para diez años (2019-2029).
“Os animo a encontraros con las personas con esa inquietud: en casas de
retiro, universidades, redes sociales, parroquias y espacios informales donde se reúnen los que buscan”, urgió el Papa León, destacando que la primera Preferencia responde “al profundo anhelo del corazón humano” de muchos que buscan sentido en todo el mundo.
En cuanto a la segunda Preferencia, el Santo Padre animó a la Compañía a enfrentarse a la “dictadura de una economía que mata” y a no ceder al
resentimiento, a la “fatiga de la compasión” o al fatalismo, ante los numerosos pobres del mundo cuya dignidad ha sido violada.
Destacó la urgencia de acompañar a los jóvenes de hoy, señalando que la
Iglesia necesita encontrar y hablar el lenguaje de los jóvenes a través de acciones, presencia y palabras. “Es importante crear espacios donde puedan encontrar a Cristo, descubrir su vocación y trabajar por el Reino”, insistió. En este sentido, identifica la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Corea (2027) como un “momento clave para esta misión”.
El Papa León pidió una colaboración humilde en respuesta a la cuarta
Preferencia, señalando que “los jóvenes exigen un cambio” en nuestro enfoque de la crisis medioambiental. Añadió que “la conversión ecológica es profundamente espiritual; se trata de renovar nuestra relación con Dios, con los demás y con la creación”.
El Santo Padre también recordó a los jesuitas que permanezcan arraigados en Cristo a través de la oración, los sacramentos y la devoción al Sagrado Corazón. “Desde este arraigo”, señaló, “tendréis el valor de caminar a cualquier lugar: para decir la verdad, para reconciliar, para sanar, para trabajar por la
justicia, para liberar a los cautivos. Ninguna frontera estará fuera de vuestro alcance si camináis con Cristo.”
“Mi esperanza para la Compañía de Jesús es que podáis leer los signos de los tiempos con profundidad espiritual; que abracéis lo que promueve la dignidad humana y rechacéis lo que la disminuye”, dijo el Papa, expresando su deseo de que la Compañía sea “ágil, creativa, perspicaz y siempre en misión”.
Tras la audiencia con el Papa, el resto del octavo día de la Reunión de
Superiores Mayores se dedicó a “Reimaginar las estructuras de gobierno”. El P. Benedictus Hari Juliawan, Provincial de Indonesia, y el P. Claudio Paul, de la Curia General, hicieron una presentación que proporcionó a los Superiores Mayores material para los debates en grupo y la sesión plenaria.
Todo un programa de “reimaginar” el futuro para ser con propiedad
Cuerpo para la Misión en las fronteras multidisciplinares de un mundo
impregnado de incertidumbres, Cada vez es más necesaria una
presencia audaz que se distancia a lo que algunos podían interpretar
como deriva hacia una ONG o una empresa de servicios.

