Jaime Laines: «La Iglesia siempre llega tarde a la historia» -- Irma Ortiz

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Observatorio eclesial

Los enfrentamientos por la ley que legaliza el matrimonio y la adopción por parejas homosexuales entre la Iglesia católica versus la Asamblea Legislativa, el Gobierno del Distrito Federal y el PRD, esgrimiendo argumentos de una persecución ideológica, no sólo no respetan el Estado laico y los preceptos constitucionales, sino que no reconocen la realidad de las familias mexicanas y buscan el manejo de la vida política nacional.

El cardenal Norberto Rivera argumenta que toda ley que se opone a Dios es perversa; sin embargo, se pregunta el teólogo Jaime Laines, miembro del Centro Antonio de Montesinos, ¿de qué Dios hablamos?, de un Dios maniqueo que pone como primer criterio de valoración lo puro o impuro y la discriminación o un Dios más evangélico que pone por encima la vida, la misericordia y las necesidades de cada persona. Siempre! lo entrevistó para conocer desde un punto de vista teológico la visión de Jesús sobre la homosexualidad.

¿Alguna vez se refirió Jesucristo a la homosexualidad?
Por lo general se pregunta qué dice la Iglesia y la religión sobre el homosexualismo, usted pregunta sobre Jesús y me da pie para hacer una reflexión. Entiendo que su pregunta está en el contexto de la polémica actual en torno a los matrimonios de personas de orientación homosexual y esta cuestión de la adopción, todo este debate que se ha dado en la sociedad, pero específicamente el conflicto con las posturas eclesiásticas de la jerarquía católica y de otras iglesias, pero primordialmente la católica.

Contra lo que pudiéramos pensar no hay una opinión de Jesús en torno al tema del homosexualismo, por lo menos no está registrado en los evangelios, ¿por qué?, porque no es una problemática digamos contemporánea. No quiere decir que no hubiera manifestaciones de homosexualidad o manifestaciones de distinto tipo sexuales en el tiempo y en la cultura de Jesús, sea en la cultura semita, en la cultura judía del siglo I en Palestina o en la cultura más amplia de la cultura mediterránea, sobre todo en tiempos del imperio romano.

Por supuesto que había expresiones culturales pero lo interesante es que el Evangelio no lo toca como un problema ético, problemático, por lo menos no lo registran y eso ya es interesante. Por decirlo provocativamente, a Jesús no le interesa como problema ético fundamental el homosexualismo y sí le interesan problemas éticos fundamentales como son, por ejemplo, la justicia.

Los evangelios no priorizan la sexualidad y específicamente la cuestión de la homosexualidad como problema, no se lo plantean, es como decir si Jesús tuvo alguna palabra sobre la bomba atómica, no. ¿Qué hay que tomar como palabra de Jesús?, o para los creyentes, como palabra de Dios para el tema. Jesús habla de la ética, del amor cristiano, esa es su premisa fundamental y desde ahí como criterio fundamental hace una valoración de todas las experiencias humanas.

Jesús en realidad fue como dice el teólogo de la liberación, Leonardo Boff, un hombre plenamente humano y como tal se manifestó y actuó. La bondad sin restricciones fue su criterio fundamental para tratar a las personas y de ahí que se relacionaba con todo tipo de gente. Su criterio ético fundamental es el amor entendido como la plena libertad, la plena justicia, la plena misericordia y la compasión en el sentido de ponerse en el lugar del otro y de la otra. Ver por la vida del otro y de la otra persona, ese es el criterio fundamental cristiano evangélico.

Por eso fue un hombre revolucionario, contracultural que en su tiempo, una sociedad patriarcal, muy machista que ponía el acento en la pureza o impureza, Jesús contra todo ese tipo de criterios, su principio fundamental, como ya dije, es el amor, la libertad y la misericordia. Fue un ser humano que acogió a lo que en su tiempo se consideraba gente pecadora, impura, personas inmorales y no lo ve como el primer criterio de relación, de juicio o de valoración de una persona, sino la situación en su contexto vital concreto.

No juzga a las personas por su condición étnica, social, de edad o genérica, es muy conocido que en el contexto de la sociedad de Jesús, que insisto era muy machista, su relación con las mujeres es totalmente diferente, contracultural. El acoge a las mujeres, las recibe, se relaciona con ellas, tiene discípulas como ya es ahora conocido, cuando en esa época, la mujer era un ser considerado de segundo nivel, casi una cosa, un objeto o un animal.

Vuelvo al caso concreto: no hay una palabra de Jesús que diga que la homosexualidad tiene tal categoría, no lo registran los evangelios, pero con este criterio de un Jesús que acoge a aquellos que son considerados impuros, inmorales negativos, podemos deducir que Jesús pondría por encima de esa condición en su valoración de esa persona homosexual la vida de esa persona y sus necesidades vitales.

Estoy cierto que Jesús en cuanto ese ser humano pleno, acogería, recibiría a una persona homosexual no por esa condición, sino por su condición de persona, por su forma de vivir el amor, la libertad, la justicia, la misericordia, independientemente de esa condición. Es el criterio fundamental que muchas veces no conocemos o dejamos de lado o incluso las jerarquías eclesiásticas han dejado de lado.

En tiempos de Jesús
¿La referencia a la homosexualidad se da con el apóstol San Pablo?
La referencia a la homosexualidad se da inmediatamente en tiempos de Jesús, en tiempos de las primeras comunidades cristianas dentro de ellas. La de San Pablo se da porque está en el ambiente cultural y empieza ver reflexión, consideraciones éticas, teológicas de las primeras comunidades pero tomando en cuenta las consideraciones de la época.

La homosexualidad valorada científicamente como hoy, en la modernidad o en la postmodernidad no existía, podía haber sido vista como un acto de impureza pero porque salía de los moldes culturales que en ese tiempo eran vigentes. Por ejemplo, en aquellos tiempos la homosexualidad podía ser vista como una desviación, una anormalidad porque la sexualidad era vista en función de la reproducción humana. ¿Para qué la sexualidad?, pues ¡para la reproducción!, no se tenía toda esta visión actual de la sexualidad como expresión de la persona. La sexualidad no sólo como vehículo para la reproducción, sino como expresión de la persona, del amor y de la identidad.

Hay otra serie de situaciones del contexto cultural, histórico de cómo se vivía la sexualidad y la homosexualidad en el ambiente del imperio y la cultura grecorromana en el imperio que, ciertamente, había una vivencia mucho más liberal, algunos dirán hasta exageradamente liberal o incluso pervertida y ante eso el pueblo judío o el cristianismo todavía muy ligado a la mentalidad semita-judía reaccionaba en contra, pero como una defensa de su identidad cultural.

Es también una cosa muy distinta, no tanto porque calificara necesariamente como impura la práctica o los procedimientos ante la sexualidad de la otra cultura, sino porque los veía como parte de una cultura extranjera y que no respondía a la identidad propia de ese pueblo.

¿Cuál es el manejo en la Biblia sobre la homosexualidad?
La Biblia responde a esquemas o modelos culturales propios. No podemos usarla en forma fundamentalista para decir: la Biblia dice que los impuros se van a condenar, sí, pero, ¿qué hay de trasfondo en ese texto o en esa expresión de los impuros? Puede estar refiriéndose incluso a cuestiones de idolatría porque el ser impuro suponía, por ejemplo, que una persona iba a un templo de una religión pagana en donde hay prostitución sagrada ?de varones o de mujeres? pero el rechazo ético a esta práctica no era tanto por la cuestión sexual, sino por la práctica idolátrica de acceder a otra religión y demeritar o rechazar las propias.

Es un tema, es mucho más complejo de lo que parece.
El problema de fondo de las posturas en la historia de la Iglesia y de nuestra cultura es que se han ido incorporando a nuestra cultura occidental una serie de elementos valorativos, morales, culturales que se han añadido de otras culturas, desde las griegas como el estoicismo que decía que había que rechazar las cuestiones sensibles y del cuerpo y valorar más la cuestión espiritual, intelectual, eran los griegos en el helenismo que está mezclada con cuestiones culturales del Oriente, como el maniqueísmo que separaba una dualidad de principios de que estamos regidos por el principio del bien y el principio del mal que están en guerra. El principio del mal obviamente tiene que ver con lo corporal y el del bien con lo espiritual.

Entonces, todo lo que tiene que ver con lo corporal es negativo y hay que rechazarlo y lo espiritual es positivo y hay que valorarlo.
Esto se ha incorporado en la visión cristiana y muchas veces, insisto, no todo lo que decimos que es del Evangelio o del cristianismo es estrictamente cristiano, sino como todas las culturas son incorporación de otros elementos culturales con los que se forman las religiones. Hay que tener mucho más cuidado de discernimiento como para valorar un comportamiento o una conducta desde el punto de vista ético, tratando de separar estas cuestiones.

La frase del cardenal Norberto Rivera de decir que toda ley que se opone a Dios es perversa, sí, pero, ¿de qué Dios hablamos?, ¿en qué visión de Dios, en qué Biblia o de qué interpretación de la Biblia hablamos? Es este Dios maniqueo, dualista, que pone como primer criterio de valoración lo puro o impuro y la discriminación o es un Dios más evangélico que pone por encima la vida, la misericordia y ver las necesidades de cada persona en cuestión, independientemente digamos hoy, de su orientación sexual, ese sería el criterio fundamental.

No estamos como para entrar en el interior de cada persona y hacer un juicio del cardenal, ni de nadie. Hablamos de instituciones como la Iglesia que es histórica y social. Lo que pasa es que la Iglesia siempre llega tarde en la historia y es normal que tenga esa inquietud en este momento, vivimos un cambio de época en muchas cuestiones y entre otras está la visión sobre quiénes somos como seres humanos, como hombres, mujeres, como personas y quiénes somos como seres sexualmente identificados.

En términos de comprender, no de justificar, esa postura de rechazo, de obsesión de la Iglesia por conflictuar el tema, es comprensible en el sentido de que nos enfrentamos a una situación totalmente nueva en torno a temas humanos, como éste. Actualmente la sexología, nos dice que la homosexualidad no es una enfermedad, no es desviación, por tanto no es un mal moral ni es una desviación en términos de ética, sino se dice que es una orientación, una forma de ser, pero eso lo comprendemos ahora.

El problema de la Iglesia es que lo ve desde su tradicional cultura más fijista, más estática, donde dice que lo que es natural es un hombre con una mujer, para procrear sobre todo.
Sin embargo, sigue el debate como el que se dio con el conductor de televisión Esteban Arce; esta polémica donde no dejaba hablar a la sexóloga e insistía en que lo natural es hombre mujer y no se mueve de ahí. Se lo ejemplifico para decirle que no es sólo la Iglesia, sino que nuestra cultura la que está impregnada de esa situación estática, fijista, de que el heterosexualismo es lo natural y lo demás son desviaciones.

Me dirá de los avances científicos y de cómo se ha avanzado en estas posiciones, por eso le digo que la Iglesia llega tarde a la historia y está llegando tarde a esta cuestión de las parejas del mismo sexo. En algún momento que no sé si a usted o a mí nos tocará ver que la Iglesia va a reconocer que es una opción, así como socialmente en algún momento también dijo que el socialismo es un pecado. La naturaleza humana también está en una evolución y en una percepción distinta de quiénes somos y cómo podemos ser humanos con criterios fundamentales que me remito de nuevo al Evangelio, donde lo importante qué es, el amor, la libertad, el respeto, la solidaridad, la vida del otro y de la otra, son los criterios fundamentales y no, si son dos hombres o dos mujeres o si es hombre y mujer.

En ese sentido, esta ley ?que permite el matrimonio gay?, con todo respeto para mi Iglesia, no es un signo de progreso, sino de benevolencia y una expresión de considerar el derecho que tienen las personas a realizarse como seres humanos independientemente de su orientación sexual o no sólo a pesar de su orientación sexual, sino junto con o viviendo a plenitud su orientación sexual.

Como creyentes tenemos el reto de debatir, disentir de nuestras jerarquías o de las personas que piensan de distinta manera y debatir para llegar no sólo a consensos, sino a lograr juntos el discernimiento de qué es lo que como cristianos, consideramos lo más humano en este momento de la historia y como ciudadanos nos toca seguir reforzando o invitando el respeto a la diversidad.

Mediación del gobierno
Si vivimos en un Estado laico, ¿qué tendría que hacer el gobierno cuando se dan estos enfrentamientos?
Tendría que ser mediador de las diversas posturas que en la sociedad se dan. Una de ellas, respetable que tiene todo derecho de expresar la de la Iglesia católica o las iglesias. Ser un rector del debate y mediador de las diversas posturas, pero a fin de cuentas como Estado democrático, de una sociedad plural y con posturas culturales diferentes, ser mediador y que democráticamente se respete la opinión de las mayorías y de las minorías.

La Iglesia argumenta que el Estado le declara la guerra a los mexicanos, pero las jerarquías ya se preguntaron si la mayoría de los mexicanos piensan igual; es más, si el cardenal o la jerarquía que piense como él ya se preguntó si la mayor parte de los católicos y católicas piensan como ellos, hay que preguntarlo. Estamos en un momento de reencontrarnos como sociedad, como seres humanos, hombres y mujeres, en qué es lo que nos humaniza más.

El abanico está abierto y no tan cerrado como algunos piensan porque hablamos de la Iglesia y de gente no necesariamente vinculada a cuestiones eclesiales. Son organizaciones o grupos conservadores que tienen la misma postura con argumentos pretendidamente cristianos, que insisto no tiene mucho de cristiano a veces.

Desde el punto de vista político, la Iglesia que ya se fue a la calle y busca tener más injerencia en asuntos nacionales??
Que se vaya a la calle como tienen derecho a irse a la calle quienes piensan distinto. Lo que no tiene derecho es a imponer a los demás su postura ni tampoco como actor político a querer imponer a los demás su propia postura; que se manifieste, que argumente, pero que no quiera tener privilegios para imponer su punto de vista, que es en el fondo lo que quiere.

Que dialogue con los senadores del PRD y partidos que apoyan estas iniciativas, que dialoguen, se peleen y debatan, que la Iglesia se atreva a entrarle al juego democrático y acepte las reglas y el resultado de ésta. Que se atreva ya no de cara al actor político, sino de cara a sus propios creyentes a hacer una indagación de qué es lo que pensamos la mayoría de creyentes católicos y católicas. A lo mejor se sorprendería y por lo menos ya no tendría el argumento de que el Estado atenta contra el catolicismo, ¿cuál catolicismo?, a lo mejor es una minoría que se va quedando más sola; en ese sentido, el Estado laico tendría que protegerlo.

Hay una pluralidad de posturas con una sociedad que cambia permanentemente y que hay que aceptar, insisto. Es el punto que la Iglesia no acaba de entender bien, porque lamentablemente llega tarde siempre a la historia.