Hay que cambiar de raíz todo el sistema -- Luis Van de Velde, Comunidades eclesiales de base

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

?La razón siempre creo que la hemos señalado: es la injusticia social. El aferramiento a mantener privilegios que ya no se puede mantener, porque el pueblo está muy concientizado. Y tienen que convencerse de que hay que cambiar de raíz todo el sistema.?? Monseñor Oscar Arnulfo Romero
? Es necesario que?? trabaje también para arrancar los pecados sociales y de raíz?? (hom. 15 julio 1979)
Monseñor Romero hace una llamada a trabajar para arrancar el sistema en que vivimos, y cambiarlo de la raíz. ¿Pero qué quiso decirnos Monseñor Romero al hablar del sistema, del pecado estructural, de la estructura pecaminosa? ¿Dónde detectamos hoy este sistema? ¿Podemos hacer algo para arrancarlo?

La estructura económica en que nos toca vivir hoy es el capitalismo neoliberal globalizado. Es un sistema económico que funciona por las fuerzas del mercado (nacional e internacional), donde las y los trabajadores son mercancía con un valor de mercado. Es un sistema económico que garantiza que la riqueza producida por todos llegue a la bolsa de unos pocos. Es un sistema que empobrece a las mayorías para enriquecer a una minoría.

En El Salvador, a partir del primer gobierno de ARENA, se ha instalado una nueva fase de esa estructura. Un grupo de la oligarquía llegó al poder (con elecciones en un país en guerra): privatizaron empresas estatales, debilitaron todas las instancias del estado, marginalizaron la agricultura para empujar el comercio y el sector financiero, dolarizaron la economía, privatizaron las pensiones. La precariedad económica y la violencia (de ayer y de hoy) empujan a mucha gente a migrar (a los USA) y luego envían remesas (de muchos millones de dólares) a sus familiares que engordan el sistema financiero y luego se gastan en el consumo. La agricultura familiar (encargada de producir maíz y frijoles) está en el corredor seco, cada año víctima de sequía o de inundaciones.

Además, nuestro sistema económico está estructuralmente amarrado a la economía norteamericana. La mayor parte de nuestra exportación va a los USA y la mayor parte de la importación viene de los USA. Más de 2 millones de salvadoreños viven en los USA y dependen en gran medida de las leyes migratorias cambiantes. Esa vinculación económica con los EEUU nos hace también muy vulnerables ante el uso de la economía como arma en la defensa de los intereses de grupos de poder en los USA, y ante los grandes conflictos económicos y militares a nivel mundial.

En los últimos gobiernos se ha hecho grandes esfuerzos por incorporar a micro y pequeñas empresas en el mismo sistema. El estado ha comprado zapatos, uniformes, alimentos, leche a pequeños productores. Se ha garantizado anualmente paquetes con semillas y abono para la agricultura familiar. Hubo aumento significativo en el salario mínimo, pero queda siempre muy debajo del costo real de la vida diaria. Se ha trabajado la reactivación del café. Se ha apoyado hasta la exportación de productos de las pequeñas empresas. Se ha reactivado en buena parte el turismo local. Etc. No dudo de la importancia de estas prácticas de apoyo para la sobrevivencia o una limitada mejora en la economía familiar. Sin embargo, el sistema económico ? caracterizado por Monseñor Romero como injusto y pecaminoso ? ha absorbido todas esas reformas. Hasta podemos decir: el sistema capitalista neoliberal globalizado en el Salvador se ha fortalecido.

En los años 70 y 80 había crecido la conciencia en sectores populares, nació y se fortaleció la organización popular y así la exigencia de cambio. Sin embargo, el sistema reaccionó cerrando las puertas políticas y implementó la represión, llevando al pueblo a la situación de guerra con la esperanza de lograr una revolución para cambiar el sistema injusto. Al final de los 80 se aceleró el proceso para poner fin a la guerra. Con una enorme cuota de asesinados/as y desaparecidos/as, se callaron las armas, pero no se pudo realizar la revolución: no hubo posibilidad para arrancar ese sistema injusto.

Mientras tanto, como ya mencionado arriba, un grupo de la oligarquía logró tomar el poder vía procesos electorales y aprovechó para enraizar y estructurar el sistema económico que hoy conocemos como capitalista neoliberal globalizado. A partir del 1 de junio de este año 2019 el presidente es representante de otro sector económico fuerte. Por supuesto no tiene interés en cambiar el sistema económico. Probablemente lo fortalezca incluyendo haciendo reformas que (temporalmente) mejoren las condiciones de vida de las mayorías.

¿Qué nos queda para hacer lo que Monseñor Romero pidió en cuanto a cambiar el sistema, a arrancarlo? El hecho que casi el 50% de las personas en el padrón electoral no participa en las elecciones, nos hace ver que tenemos un bajo nivel de conciencia política. Ya no estamos en la situación que Monseñor Romero caracterizaba como ?el pueblo está muy concientizado.?? Si nos fijamos en la organización del pueblo, estamos muy lejos de ?un pueblo consciente y organizado??. Las comodidades, las frustraciones, las decepciones, la falta de formación crítica, la falta de esperanza,?? hace que estancamos. Me parece que uno de los grandísimos desafíos de las iglesias es aportar lo propio trabajando esa formación crítica y apoyar la participación activa en la organización del mismo pueblo. Pastores muy cercanos al pueblo, los que llevan ?olor a oveja??, comunidades eclesiales de base insertas en la realidad histórica del pueblo, evangelización esperanzadora y liberadora, etc pueden ser caminos de cambio.

Cuando este pueblo tome conciencia de su propia responsabilidad histórica y empieza a organizarse y movilizarse, logrará herramientas para arrancar ese sistema perverso y construir otro. Hasta entonces quizás las elecciones pueden llegar a ser una de esas herramientas para poner las bases de nuevas estructuras económicas. Junto con otros actores las Iglesias tienen una tremenda responsabilidad histórica.

5 de junio de 2019