Enviado a la página web de Redes Cristianas
Hay quienes echan la culpa a la pandemia del incremento de la no paz en nuestro país. No ha sido la pandemia, sino la ausencia de una pedagogía en la construcción de la paz.
La Paz no es un concepto, ni menos como ha sido concebida y han querido enseñar. Es el enfoque, que demos desde nuestro interior con un lente limpio sin prejuicios en nuestro mirar. Necesitamos cambios en nuestra mente, no solo de rollos de palabras, discursos emblemáticos, religiosos y académicos sino de actitudes reales, no ficticias.
La Paz no es de masas anónimas, la Paz es personal.
La paz está en nuestras manos esperando que como mujeres retomemos el bordado de la paz.
La paz empieza en lo cotidiano de nuestras vidas, en nuestros hogares, en nuestro trabajo, en nuestros grupos, allí donde hace contacto nuestra presencia humana como mujer. Somos responsables de la paz.
La Paz no nos viene en fardos de papeles, de documentos y Acuerdos por la Paz, ?el papel puede con todo??, según el dicho popular. Esa tinta no es la paz.
La Paz tampoco se hace en el Capitolio. El Congreso-Senado no son un espacio para construir la Paz. Tampoco en los Juzgados y Fiscalías. Menos en los campos de batalla, sembradores de la no paz.
Construyamos Paz abandonando los esquemas patriarcales. La Paz no se construye, a partir de estar mirando lo que no se hizo, lo que falto, lo que así se debería de haber hecho, sino aprender a dialogar a partir de los avances y logros alcanzados.
No hay una sola Paz, hay muchas paces. Aquella que se inicia en la casa, aquella en la del grupo con quienes me relaciono, o convivo.
La Paz no necesita cumplir normas o constituciones, la Paz se aprende a construir viviendo en Paz, construyendo la pedagogía de la Paz, que nos llevará también a hacer la Paz con nosotras mismas, con nuestros cuerpos, con la naturaleza, con el Planeta, y los animales.
La Paz es revolucionaria, es cambio: ?Mi paz no es como la que da el mundo?? Juan 14:27
*Presbitera católica romana
Envigado, agosto 26 del 2021