Uno de los jóvenes mexicanos que preparó los cuatro meses de peregrinación del icono de la amistad, en México, nos cuenta sus impresiones. Entre los amigos de Taizé en México, durante tres meses hemos compartido una ilusión: Acoger la amistad de Cristo reflejada en un icono antiguo que conocimos en la colina y que nos marcó profundamente. Si bien la idea de hacer peregrinar un Icono de la Amistad surgió por parte de los hermanos de Taizé durante el pasado encuentro europeo de Zagreb, en nuestro país se adoptó la idea como una inquietud por vivir un gesto de comunión con la preparación del encuentro en Cochabamba, para orar por la realidad de aquel país hermano, además serviría para prepararnos y promover la integración de una delegación mexicana hacia Bolivia.
Así se dieron 27 encuentros-oraciones por todo el país, donde después de la oración común, se mostraba un video de Taizé y se daba información del viaje a Cochabamba. Ha sido una experiencia intensa, desde mantenernos en comunicación vía e-mail para organizarnos. Ponernos de acuerdo porque todos querían que el icono les visitara pronto. Personalmente tuve oportunidad de estar en varios de éstos encuentros y había sensaciones constantes: mucha alegría y un profundo sentido de comunión con las demás sedes de nuestra peregrinación. A los encuentros asistía gente que había visitado Taizé o había participado en algún encuentro europeo, para ellos era como estar nuevamente en casa, en su ambiente de fraternidad y recogimiento para orar en comunidad; otros sabían poco de Taizé, pero se contagiaban con nuestro entusiasmo y con la espiritualidad que les transmitían los cantos repetitivos y el silencio.
Al final de cada encuentro, surgía mucha inquietud por dar continuidad a estas oraciones y por participar en el Encuentro de Cochabamba. Se daban muestras de solidaridad para organizar un pequeño grupo de peregrinos ó al menos apoyar a algún joven para que fuera a Bolivia en representación del grupo.
La experiencia ha sido tal, que nos ilusiona que otros países en el continente participen en una peregrinación con el icono similar a la nuestra, e incluso nos gustaría repetir la peregrinación otro año para mantener éste vínculo de comunión, aunque no esté de por medio un encuentro por preparar.