Enviado a la página web de Redes Cristianas
La Tierra no debería ser propiedad de unos pocos acaparadores que la esquilman, maltratan y gobiernan a su antojo, sino de todo aquel que en ella nace. La Tierra es nuestro sitio común, la que nos alimenta, la que nos proporciona todo lo necesario para la vida y, parafraseando a Plinio el Viejo, la que nos acoge en su seno cuando ya solo somos un desecho.
Hay cuestiones esenciales, como proteger y cuidar a la Madre Tierra, que deberían prevalecer sobre la propiedad de las personas y las naciones y estar bajo el control de una gobernanza global. Recuperar el planeta y hacer que lo podamos seguir habitando de forma responsable
requiere con urgencia de un gobierno supranacional que esté por encima de la necedad de gobernantes tipo Trump o Bolsonaro y de intereses políticos y económicos.
/ Antoñán del Valle (León)