Fanatismo religioso mata aquí y en Afganistán -- Julián Bedoya Cardona

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

El fanatismo o fundamentalismo no solo recorre sino que galopa arrasando como un huracán inesperado, desembocando en la guerra y acabando con la vida. Es común ver el desprecio de los unos hacia los otros, el ser escuchado mientras los demás obedecen a lo que se está diciendo, hay unas ganas de dominio y de sometimiento de un ser humano hacia otro. Los factores son la diversidad que no unifica, sino que se vuelve rivalidad. Se quiere la uniformidad; se quiere y hasta obliga a que el otro piense como yo, hable como yo, crea como yo y hasta viva como yo.

Queda superado el presupuesto cartesiano pienso, luego existo considerándose la vulgar premisa dicha por Günther Anders: odio, por tanto, existo; o dicho de otra manera, yo odio, por lo tanto, yo soy; se genera un odio acérrimo hacia el otro hasta el punto en que el odio y el placer terminan siendo una sola cosa1. La ideología del odio no es más que la ideología del miedo que, elude las responsabilidades individuales y el reconocimiento del otro.

El fundamentalismo religioso es el más evidente en estos momentos, el cristiano cae en este por qué no ha leído la Biblia, igualmente se da en el musulmán por qué no ha leído el Corán. Con esto desenlaza los magisterios oficiales que establecen la interpretación, y por lo tanto, no hay sino una sola interpretación: la infalibilidad; la ausencia de hermenéutica bastando con la lectura literal; el patriarcalismo donde se destaca la inferioridad de las mujeres o en su defecto el matriarcalismo; la justificación de la violencia contra los diferentes; la absolutización de la tradición; lecturas rigurosas y pésimas sobre el mundo y su realidad.

El islam no es, en sentido estricto, una religión, más bien es una forma de vida. Como toda religión, establece la moral y la creencia, y regula en buena parte el comportamiento y modales de las personas que la siguen. Pero a diferencia de las demás religiones, el islam establece también un sistema político y de gobierno, un sistema financiero y económico, un sistema social, una filosofía de vida, unas políticas de preservación del medio ambiente, todo enmarcado en principios universales de respeto a la vida, la dignidad y la propiedad de las personas, de cooperación, solidaridad y justicia entre los hombres y entre las naciones, de trato amable hacia todas las personas (incluyendo los enemigos) y los animales, y de obediencia estricta a las leyes de Dios. El islam tiene unos pilares que rige al practicante:

Confesión de fe (sahada): Una persona ingresa al islam al decir de forma libre y consciente lo siguiente: ?Atestiguo que no existe divinidad salvo Dios, y atestiguo que Mahoma es Su siervo y Mensajero??. Esta profesión de fe es repetida por los musulmanes a diario en sus oraciones y otras actividades. Decir esto implica abandonar cualquier acto de culto a santos, ídolos, ancestros, líderes o criaturas, y adorar solo a Dios Todopoderoso.

Oración (Salat – azala): Es obligación realizar cinco oraciones diarias (al alba, a mediodía, a media tarde, al ocaso y en la noche). La oración debe realizarse siguiendo unos pasos rituales específicos y tras una purificación ritual. Puede realizarse en solitario o en comunidad, en la mezquita o en cualquier lugar limpio que no sea utilizado como lugar de adoración a deidades falsas.

Limosna legal o caridad (zakat): El pudiente está obligado a entregar un 2.5 % de su ahorro anual para obras de caridad. El zakat garantiza la redistribución de la riqueza (buscando la equidad). Adicional al zakat, el islam anima a los creyentes a brindar caridad a diario. La caridad no se entiende solo como un asunto monetario. Siempre que el musulmán ayuda a otra persona, busca su bienestar, incluso con una sonrisa, está haciendo caridad.

Ayuno (sawm): Es obligación ayunar durante todo el mes de Ramadán cada año (el noveno mes del calendario lunar islámico). El ayuno se realiza cada día desde el alba hasta el ocaso, pudiéndose comer y beber durante la noche. El ayuno purifica el cuerpo, fortalece la voluntad y ayuda al creyente a concientizarlo por experiencia propia sobre lo que sienten a diario los más necesitados
Peregrinación (hayy): Todo musulmán y toda musulmana que esté en capacidad física, mental y económica de realizar la peregrinación, debe hacerla al menos una vez en su vida. Esta es la mayor peregrinación religiosa del mundo, cerca de tres millones de personas se reúnen en la Mezquita Sagrada de La Meca cada año y hacen la oración al unísono como parte de los rituales de la peregrinación.

Hay un analfabetismo enciclopédico, solo conocemos el islam por lo que hacen los talibanes o yihadistas, movimientos militares que se autodenomino con el propósito de convertir a la fuerza. No podemos tildar el islam como una religión violenta en primera instancia por la yihad, dentro de este estilo de vida o expresión religiosa hay fundamentalismo, que no tiene que ver nada con la originalidad del islam. La yihad es uno de los pilares del islam y consiste en luchar contra los gobiernos tiranos, el despotismo y la injusticia. Su objetivo no es tanto dominar la tierra e imponer la ley de Dios a todo el género humano en todo el universo2.

El cristianismo en su momento también recurrió a: las cruzadas, la inquisición, las persecuciones contra los (pérfidos) judíos, la evangelización forzosa de América, colonialismo, la censura; entendiendo mal el mandato misionero (Cfr. Mt 28, 19 – 20. Mc 16, 15 – 16) y la exhortación a no desviarse por doctrinas llamativas y extrañas (Cfr. He 13, 7 – 9). Todos estos métodos se ejecutaron con el propósito de recuperar la cristiandad e impedir que hubiese desvíos. Se define la inquisición como la sistemática persecución judicial de los herejes mediante un tribunal eclesiástico, que contaba con el apoyo no sólo del poder civil, sino también de amplios círculos del pueblo, que con frecuencia disfrutaban con mucho entusiasmo de la ejecución de herejes3. Sea cual sea su propósito, prima la vida por encima de una doctrina, basta con mirar el quinto mandamiento de modo imperante ?no mates?? (Cfr. Ex 20, 13; Dt 5, 17). El fundamentalismo recurre a la violencia en nombre de Dios.

Un tema también de particular interés para el cristianismo es preguntarse por la manera en que se pueda compaginar la valoración de las religiones de la humanidad, desde el punto de vista de la revelación y salvación que ofrecen, con el papel privilegiado de la fe cristológica y de la mediación de la Iglesia para la salvación que ha sido afirmado con tanta fuerza en el cristianismo y en el catolicismo ?Cristo es el único salvador, la revelación en plenitud de Dios??, agregado a esto, a pesar de la interpretación no excluyente de la fórmula, la iglesia como sacramento y/o medio necesario de salvación extra ecclesiam nulla salus ?fuera de la iglesia no hay salvación??, está premisa fue avalada por el Concilio de Florencia y Ferrera:

?La santa Iglesia romana cree firmemente, confiesa y profesa que fuera de la iglesia nadie, ni pagano, ni judío, ni hereje, ni cismático, tendrá parte de la vida eterna; antes bien, caerá en el fuego eterno ´que está preparado para el diablo y sus ángeles´ (Mt 25, 41), a menos que antes de morir se deje acoger en la iglesia??4
Abordando esto no podemos llevar al socavón el aporte del Concilio Vaticano II que sin embargo es tímido en comparación con las afirmaciones que hoy se hacen:

?Quien sin culpa propia no conoce el evangelio de Cristo ni su Iglesia, pero busca a Dios con un corazón sincero e intenta cumplir verdaderamente, por flujo de la gracia, su voluntad conocida en la voz de la conciencia puede alcanzar la salvación eterna??.5

La iglesia católica no rechaza nada de lo que en otras religiones hay de santo y verdadero6. Las situaciones que vivimos actualmente son prueba de que han sido importantes cambios que anuncian un futuro diferente, aunque con frecuencia la religión ha sido motivo de conflicto en el mundo, cuando ella está llamada a ser siempre factor de comunión. Las religiones no han perdido su razón de ser, al contrario, se constata un fenómeno de reconfiguración que anuncia, de alguna manera, el futuro que tienen las religiones en particular y en general. La religión está experimentando una efervescencia, un reencantamiento del mundo que se dispara en múltiples direcciones7. Una prueba evidente es la búsqueda de su identidad para seguir otorgando sentido y esperanza a la humanidad, ante la crisis de las religiones tradicionales, con nuevas formas de expresión religiosa.

Pero inclusive, el hecho de que el cristiano mismo del presente haya asumido como un reto fundamental la posibilidad de convivir con una sociedad descreída en la que es posible favorecer una propuesta atractiva en la que juega un importante papel de novedad del Evangelio. El amor de Dios es el mismo para cada persona, Dios es ?el Compasivo con toda la creación, el Misericordioso con los creyentes? (Corán, Sura 1,1).