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Mariano Gamo, referente dentro de los curas obreros, hizo compatible su trabajo pastoral con su trabajo como enfermero y su militancia sindicalista y política.
Una de las cuestiones más relevantes fue su apuesta por La Casa del Pueblo de Dios
Designado en 1964 párroco de Nuestra Señora de la Montaña, en el barrio de Moratalaz, encuentra allí la ?tierra prometida?? en la que pone en marcha el proyecto soñado durante años de una Iglesia de pueblo, para el pueblo y desde el pueblo.
Como una declaración pública de este propósito figuraría, con grande caracteres, en el frontispicio del barracón que hacía de templo la inscripción: CASA DEL PUEBLO DE DIOS.
?ste barracón ofreció durante años hospitalidad a las reuniones clandestinas de CC.OO y también las misas de los domingos, eran eucaristías vivas, abiertas al diálogo, para fomentar una asamblea cristiana plural, en la que los asistentes se pronunciaran sobre los diferentes temas propuestos con toda libertad e espontaneidad, aunque utilizando algunas veces un lenguaje críptico, debido a la presencia policial.
La declaración del estado de excepción de 1969 provocó la detención de Mariano Gamo ?a causa de ciertas expresiones vertidas sobre el Estado de excepción?? (BLÁZQUEZ, 1991: 189). En esos días, Gamo (2000: 32?33) sostenía:
?Mis cadenas no son otras que la militaresca ordenanza del silencio, por la que a todo un pueblo se le ha impuesto la renuncia a su innata vocación?? El hombre es responsable de la historia??
Un pueblo no poseso del silencio, libre de sus decisiones, es el ángel en el que yo confío. No se llama legión, PUEBLO es su nombre??.
Posteriormente, fue confinado en el Monasterio de El Paular (Rascafría, Madrid) y, condenado por el Tribunal de Orden Público (TOP) a tres años de prisión, tal como narra el historiador Tuñón de Lara: También fue juzgado y condenado, esta vez en Madrid, el párroco de Moratalaz, Mariano Gamo, en cuyo favor había testimoniado el obispo auxiliar de la capital, monseñor Echarren.
El Estado de Franco, al dirigir así sus aparatos coactivos-judiciales contra miembros del clero, estaba inutilizando por completo un aparato de hegemonía (ideológica) que durante muchos años le sirviera eficazmente (TU??N DE LARA, 1980: 403). Finalmente, fue trasladado a la cárcel
Concordataria de Zamora (BLÁZQUEZ, 1991: 190), donde convivió con una veintena de curas vascos, también reclusos, de los que llegó a aprender algo de euskera y con los que colaboró en el montaje de una ikastola en la propia prisión (JÁUREGUI Y VEGA, 1985: 139?141.
Abandonó la cárcel en octubre de 1971 por el llama do indulto Matesa (JÁUREGUI Y VEGA, 1985: 139), aunque en fechas posteriores ingresó tres veces más en la cárcel de Carabanchel, por otras tantas multas gubernativas, tal como narran Jaúregui y Vega: El día 25 de diciembre de 1973 tampoco iba a ser bueno para Mariano Gamo.
Por la mañana le aconsejan que firme una declaración en la que se declare autor de un delito de injurias a la memoria de Carrero Blanco (el domingo siguiente al asesinato de Carrero Blanco no ha recordado en la misa al almirante caído en acto de servicio el jueves 20 de diciembre). Seguidamente le imponen una multa de 200.000 pesetas y le envían a Carabanchel, en cuyo hospital penitenciario, sección toxicómanos, es recluido en arresto sustitutorio por impago de multa. Los funcionarios le reconocerán como el toxicómano número 22, el número 21 es Carlos Jiménez de Parga?? (JÁUREGUI Y VEGA, 1985: 182?183).
Incorporado de nuevo a su parroquia, tras su salida de Zamora, comienza a trabajar como sanitario en la Clínica de la Concepción hasta 1988 en que se traslada como DUE (ATS) al nuevo hospital público ?Severo Ochoa?? de Leganés. Aprovechando una baja laboral por enfermedad, termina su licenciatura en Filología Hispánica. Su compromiso político discurre a través de la ORT: La ORT, grupo político que surge en 1970 procedente casi por entero de la acción Sindical de Trabajadores, un núcleo obrero católico surgido en 1964 y vinculado a los jesuitas de las Vanguardias Obreras. Lo particular del marxismo de su programa oficial, que se transformó en maoísmo enseguida, provenía de la militancia católica de origen.
Entre sus principales dirigentes habrá curas obreros omo Mariano Gamo?? (CRUZ, 1997: 205). Y bajo esas siglas se presenta, en las primeras elecciones democráticas de 1977, como candidato al Congreso de los Dipu-Revista inteRnacional de Pensamiento Político – i ?Poca – vol. 11 – 2016 – [455-468] – issn 1885-589X 460
tados (JÁUREGUI Y VEGA, 1985; 143). En ese período deja la parroquia para vol- carse en la actividad político-sindical emergente, sin abandonar el puesto de trabajo. Desaparecida la ORT, ingresa en Izquierda Unida, por cuya organización sale elegido Diputado de la Asamblea de Madrid en 1995, en la que actúa de portavoz de su grupo para temas sanitarios, durante su IV
Legislatura, al término de la cual cesa en su excedencia laboral por cargo público y se jubila a los 68 años de edad, pero sigue al pie del cañón acompañando la vida de las personas. Una de sus últimas reuniones las realizó en el equipo de la ACO del lucero.
Sus últimas palabras fueron que nos tenía a todos en el corazón. DEP
Mariano Gamo Testigo de un tiempo. Entre Cristianismo y marxismo y viceversa
Endymion 2012