Vista desde Kabul, Bagdad, Damasco, el Cairo o Tripoli, Europa parece distinta. No tiene el rostro tranquilizador de quien invoca y promueve democracia, justicia y derechos, sino el amenazante de quien, para mantener los propios privilegios, está dispuesto a todo. También a la guerra, la directa, con las tropas sobre el terreno, las fuerzas especiales o los bombardeos aéreos, y la indirecta, con la venta de armas, el apoyo logístico a las coaliciones internacionales o de países propicios, la complicidad con regímenes sanguinarios y represivos. ··· Ver noticia ···