Los mallorquines descubrirán el próximo miércoles si José María Setién (1928, Hernani) es un hombre áspero y distante como muchas veces aparece reflejado en los medios de comunicación. Setién presenta en el Club de Diario de Mallorca su libro ´Un Obispo vasco ante ETA´. Dice que por atender a las víctimas de un lado y de otro le han llovido palos a diestro y siniestro. Esta entrevista se hizo a través del teléfono. Niega que el nacionalismo trate a ETA con condescendencia: «Las consecuencias han sido demasiado graves».
–A pesar de que usted ha condenado la existencia de ETA, ¿por qué cree que le han querido ligar con ese mundo?
-Quizás porque mi condena de ETA no coincidía con lo que, quienes la conocían, hubieran deseado oír además de esa aludida condena.
-¿Se puede dar consuelo a los familiares de las víctimas de unos y otros sin recibir reproches?
-La experiencia dice que no. Pero eso no puede exigir un cambio de posicionamiento que se considera evangélico.
-¿Qué es lo más duro que ha tenido que escuchar contra su persona y también lo más amable?
-Que no he pretendido ser el obispo de todos y, por otro lado, que he tratado de estar cerca de mi pueblo para responder a sus problemas desde mí condición de obispo.
-En su libro viene a decir que la reparación de las víctimas como retorno a la situación inicial es, evidentemente, imposible, y que las víctimas son las únicas que como tales pueden ofrecer el perdón. ¿No es demasiado pedir? -No tiene sentido pretender que las mismas víctimas puedan pedir perdón. Pero sí pueden ofrecerlo, aunque ello resulte muy difícil.
-¿Se da carácter sagrado a la lengua y a las costumbres hasta crear una religión secular?
-¿Hacer del nacionalismo un sucedáneo de lo religioso? No me gusta decir ni que sí ni que no. Que algunos vivan con un sentimiento religioso tanto la adhesión a las posiciones nacionalistas como a las antinacionalistas, implica no tener una recta concepción de lo que es el nacionalismo o lo que es la religión.
-Pero, en cierto modo, ¿se ha elevado hasta un valor supremo la lengua y las costumbres?
-Hay que ver hasta qué punto es así y en quiénes.
-Tanto el nacionalismo vasco como el español y otros se nutren de mitos y leyendas. Es decir, se asientan sobre mentiras.
-Esa premisa mayor no la acepto. Hay una forma de conocimiento que se expresa en un género literario o en un estilo mítico, pero ello no quiere decir que no contengan su verdad. Vamos a prescindir de los mitos que no son verdad histórica y aceptemos lo que de verdad puede haber en un mito, traducido a una forma de hablar más histórica y actual. No debemos ignorar todo lo que de historia hay en las adhesiones nacionales, sea cual fuere el nacionalismo que uno quiera vivir.
-En algunos momentos da la sensación que el nacionalismo vasco ha tratado a ETA y al colectivo social que la rodea con condescendencia, como si fuera el hermano pequeño travieso.-Si se ha dado esa sensación, me gustaría saber quién la ha percibido así. Desde el primer momento, ETA ha sido aquí algo más que el niño pequeño travieso. Las consecuencias de ETA son demasiado graves para que pueda ser equiparada a un niño travieso al que se le trata con una tolerancia mayor o menor. La postura, al menos de la Iglesia, ha sido de condena clara.
-Usted considera que la Iglesia no puede estar ausente de la vida político-social. ¿La reivindicación de la unidad de España por parte de los cardenales Rouco Varela y García Gasco responde a esta idea?
-Ellos pueden constatar la existencia de ese hecho que es la unidad de España. En un libro anterior, niego que esa unidad de España sea una exigencia ética. Por tanto, la pretensión de realizar algo distinto a esa unidad de España no puede considerarse como un alejamiento de la recta doctrina ética según el parecer de la Iglesia.
-¿Cómo encaja la Iglesia vasca que determinados obispos se hayan puesto a la vanguardia de la defensa de la unidad española?-Sencillamente, poniendo en su lugar lo que esa afirmación contiene. El pueblo vasco no está pendiente de los obispos españoles para establecer su posicionamiento político.
-¿La Iglesia puede permitir comentarios políticos tan exacerbados como los que se escuchan en la cadena Cope?
-Pregúnteselo a la cadena Cope. No escucho la cadena Cope. No estoy de acuerdo con lo que dice. No me voy a poner a discutir a la Cope si lo que hace está bien o mal. Su manera de actuar no va con mis criterios religiosos ni con lo que, a mi juicio, debería ser la intervención de la Iglesia en temas políticos.
-Usted desvincula la Iglesia vasca del nacimiento de ETA pero la segunda generación etarra de Bilbao se formó en los escolapios y en los grupos de «scouts» de las parroquias. Mikel Azulmendi y Patricio Urquizu proceden del seminario diocesano de San Sebastián.
-Un sacramentino o cualquier otro religioso o seminarista, no representan a la Iglesia aunque pertenezcan a ella. Las formas de representación de esa Iglesia en virtud de las cuales se puedan imputar acusaciones como esa son carentes de fundamento. En el libro aparece claramente cómo, no solamente la Iglesia, sino el PNV también, excluyó a EKIN, integrante en su origen del grupo juvenil EGI cuya segregación dio lugar a ETA, como exigencia de la misma doctrina de la Iglesia.
-¿Tiene la sensación de que las víctimas de los excesos del Estado y del GAL han sido olvidadas?
-Hay quien se preocupa de recordarlas y no les falta razón.
–Pero fuera de Euskadi tal vez no.
-Más bien están dejadas de lado para no tener que enfrentarse a ese problema.
-En 1990 publica una carta pastoral titulada ´El preso, una persona humana´ y por ello recibe innumerables críticas.
-No tantas. Aquella pastoral si se lee exclusivamente desde la perspectiva de los presos de ETA, ya supone una parcialización de su contenido. Dentro de los presos, los hay de ETA pero también existen los denominados ´sociales´, en contraposición a los ´políticos´ que no deben excluirse de la carta pastoral. Explica el comportamiento de la Iglesia y del obispo frente a esa exigencia que aparece en el Evangelio de visitar a los que están en las cárceles y reclama el respeto de sus derechos.
-¿Por qué no hubo otra titulada «El Guardia Civil, una persona humana»?-Entiendo que todas las condenas que se hacen de los atentados realizados contra la Guardia Civil y la presencia de la Iglesia en sus funerales suponen un reconocimiento de la dignidad de sus personas. La conciencia colectiva tanto en Euskadi como fuera de Euskadi no pone en duda que los guardias civiles sean personas.
-En determinados momentos se ha utilizado un lenguaje que ha despojado de la condición humana a los militantes del PP, a los guardia civiles y a los policías.-No tengo ningún indicio para poder ratificar esa afirmación. Ese «se» que pone por delante no sé a quién se refiere.
-A los sectores «abertzales» más radicales.-No creo que sea ése el discurso de la izquierda abertzale y que alguien haya dicho expresamente que un Guardia Civil no es una persona humana.
-¿Cree que ETA tuvo vocación de diálogo durante la última tregua?
-Eso exigiría entrar a fondo en lo que significa la tregua en el diálogo de ETA. No puede haber diálogo si no hay tregua con intención resolutoria. Ahora, ¿qué es lo que entra dentro del planteamiento de ETA al plantear una tregua que está en función de un diálogo? Sería necesario entrar en lo que significa una tregua dentro de toda la estrategia de ETA. Eso supondría distinguir entre los objetivos estrictamente estratégicos y las actuaciones más o menos tácticas. Que en las treguas había mucho de táctico, a parte de lo que pudiera ser un objetivo estratégico, es evidente.
-Y el Gobierno español, ¿en qué falló?
-¿Por qué hay que decir que el Gobierno español falló?
-Las conversaciones no fructificaron…-Pero eso no quiere decir que haya fallado. Eso quiere decir que no se ha conseguido el objetivo que se pretendía.
-¿Dónde estuvo el error si lo hubo?
-Como base para la consecución de un acuerdo se establecieron posicionamientos que fueron elevados a la categoría de condiciones absolutas e inmodificables. Eso, desde el principio, estaba condenado al fracaso. Hubo un fallo de planteamiento por parte de los dos.
-¿Qué grado de independencia tiene Batasuna de ETA?
-Eso es lo que yo quisiera saber.
-¿Se ofrecería a mediar entre el Gobierno y ETA?-No me ofreceré por propia iniciativa, pero lo aceptaría siempre que me lo pidieran y me pareciera una propuesta razonable. El ofrecimiento habría de estar respaldado por parte de las personas de buena voluntad.
-¿Y si llega al convencimiento de que la banda ya no es más que un grupo de delincuentes como lo es el GRAPO?-Sinceramente creo que no es así porque la actuación de unos y otros es totalmente distinta y es también distinta la base social que pueda sostenerlos.
-Niega la vinculación que se hace de nacionalistas con violentos y españolistas con pacifistas. Pero lo cierto es que en los últimos cuarenta años hay más víctimas, aunque sólo sea una cuestión numérica, en el campo españolista.
-También es un principio filosófico elemental que el más o el menos no modifica la especie de las cosas. El más o el menos no nos dice cuáles son las razones que pueden existir y que son distintas de esa hipótesis que usted plantea.
-Usted nació en Hernani. Un juez ha citado a declarar como imputada a la alcaldesa Marian Beitialarrangotia por un presunto delito de enaltecimiento del terrorismo. Homenajeó a los etarras Igor Portu y Mattin Sarasola. ¿Su enaltecimiento ya es un vínculo con ETA?
-Lo que tengo que hacer es respetar cualquier aceptación que dentro de un orden justo y legítimo, adopte un juez.
-¿Pero es suficiente para vincularla?
-No puedo adelantar una opinión que está en manos del juez, a menos que para mí fuera evidente por lo que sería también evidente para todos, lo cual haría banal la pregunta.
-¿Cómo interpreta la recuperación del viejo rito tridentino por parte del Papa Benedicto XVI?
-No me voy a poner a juzgar al Papa y además entiendo las razones por las cuales decidió actuar así. Otra cosa es lo que yo hubiera hecho si fuera Papa, cosa que jamás ocurrirá.
-¿No supone un retroceso de la Iglesia?-¿Y no puede ser un mensaje de apertura ecuménica?
-Explíquelo, por favor.
-Hay una Iglesia que puede tener una aspiración universal y que puede desear también un cauce universal de comunicación y que de hecho ha utilizado históricamente la lengua latina como ese cauce de comunicación. Yo no digo que eso sea lo mejor que se podría haber hecho ahora. El Papa esta por encima de mí. Cuando hablamos de las motivaciones del Papa, yo sugiero la que acabo de indicar.