José María Díez Alegría, hombre compasivo, humilde, sereno y lector insaciable.
Es cercano, amable, simpático, vivaracho y parlanchín. Es un hombre muy viejecito (casi 95 años), agarrado al mundo no sólo a través de un dispositivo de emergencia colgado de su pecho a modo de collar, sino a través de sus conocimientos, de su sabiduría y larga experiencia, de su sonrisa y gran sentido del humor.
Un hombre que lo sabe casi todo pero no está de vuelta de nada. Un hombre que ha predicado y ha dado trigo, ?un santo??, a juicio de los que le conocen. ?l es José María Díez Alegría,, el azote de la injusticia social, el crítico de la Institución Vaticana, el defensor de la dignidad de los pobres, el Teólogo de la Liberación. ?l sólo se define como un humilde y viejísimo seguidor de Jesús.
¿Quiénes son hoy los pobres?
Ese sí es un problema difícil. Por una parte está el capitalismo global, neoliberal, que se proclama y considera como una ley natural. La contrapartida a esto es que según cálculos de las mismas Naciones Unidas, y por tanto, son cálculos no revolucionarios, la mitad de la población mundial está entre los que viven con un euro al día y los que viven con dos euros al día. Es decir, entre la indigencia extrema y la pobreza durísima. Mientras tanto, el 10 por ciento de la mitad restante de la humanidad vive en la acumulación de capital privado, vive en el lujo, en el gasto, en un consumo que tiene algo de inhumano, porque realmente esa no es una humana sabiduría como la que tenían los grandes griegos o muchas de la culturas orientales, tan admirables. ?ste es un sistema inhumano, antihumano, que hay que corregir
-Los sistemas democráticos, ¿ayudan a reducir la pobreza?
Los derechos fundamentales de libertad y democracia son las bases sobre las que hay que seguir adelante, pero es imprescindible un mínimum de participación económica para tener la posibilidad de vivir una vida algo humana. Este mínimum no se puede sacrificar ante nada y realmente para salvar los grandes valores de la democracia hay que conseguir que dicha democracia no sea manipulada con el fin de sacar adelante esta cosa socioeconómica. En ese sentido quiero añadir que yo, que soy lector de periódicos selectivo, me encuentro con un lenguaje mal utilizado por algunos políticos que acusan a otros de populismo sin saber muy bien lo que significa ese término, pero viéndolo como algo negativo porque se piensa que el populismo quiere decir en favor del pueblo y de los más necesitados pero al mismo tiempo implícitamente suponen cierta negación o disminución de democracia. Sin embargo, uno dice: un mínimun socioeconómico que permita una vida humana pertenece a los derechos fundamentales del hombre.
-Esos dirigentes populistas, ¿están haciendo algo por los derechos de los ciudadanos de sus pueblos?
Yo creo que si, porque de alguna manera frenan la libertad absoluta del capitalismo privado de aumentar sus beneficios. Hay que ver lo que ganan las grandes empresas, incluso las honestas. Cada año aumentan de una forma inverosímil sus ganancias . He sido filósofo y teólogo de la ética social; nunca he sido propiamente político, pero por mis conexiones eclesiásticas estoy en permanente contacto con la realidad de los pobres en Latinoamérica, Centroamérica y Sudamérica y soy un gran admirador de Monseñor ?scar Arnulfo Romero y de Pere Casaldáliga y éstos que han estado o están con los pobres codo a codo dicen ?esos dirigentes populistas son la esperanza nuestra??. Porque esta gente está en una economía de morirse da hambre, de morirse de enfermedad.Este mundo no puede ser así. Incluso ahora los Estados Unidos quieren construir una muralla mayor que la muralla china para defenderse del asalto de la inmigración. Los Estados Unidos son un gran pueblo, pero sus dirigentes no lo llevan por buen camino.
-¿Qué hace la Iglesia Vaticana al respecto?
Poco y mal. Realmente las instituciones vaticanas ya en los finales de Pablo VI, que fue un Papa con muchas cosas buenas, muy respetables, pero ya al final , asustado de que la gente se abría mucho,dio marcha atrás. El Papa Juan Pablo II ha sido un personaje contradictorio, con cosas positivas y otras negativas y con vocación de personaje mediático, que para él era una necesidad psicológica,aunque para un papa no resulta muy adecuado. En su pontificado, la actitud del Vaticano con la Teología de la Liberación fue mala, mala, mala, antievangélica y contraria a Jesús de Nazaret, a quien mataron por ser de Teología de la Liberación, si bien de un modo infinitamente superior a todas nuestras teologías, las de sus pobres discípulos. Jesús es nuestro Maestro, el único,no los maestros humanos, ni siquiera los eclesiásticos.
-¿Qué queda hoy de la Teología de la Liberación?
La idea.Queda un poco en las bases, en muchos teólogos, por ejemplo Monseñor Casaldáliga, enfermo y retirado ya, pero es Teología de la Liberación viviente. También hay obispos por Latinoamérica y es en este continente donde durante los últimos cincuenta años se ha vivido lo mejor y lo peor en Teología deLiberación. Había algunos admirables en el Brasil, y luego por supuesto monseñor Romero, al que acabarán canonizando. Aunque me permito decir benévolamente que la acumulación de canonizaciones que llevó a cabo Juan Pablo II ha desvalorizado lo que supone una canonización, aunque Monseñor Oscar Romero ha sido canonizado por la gente, por el pueblo.
-¿Qué camino debe tomar la Iglesia de Roma en la vida actual?
Yo, que soy presbítero, soy sacerdote y estoy en la Iglesia, c reo que la Iglesia como Institución no tiene más camino posible que una humildad cada vez más grande, porque se presentan siempre como los representantes de Dios, y no es verdad. A Dios hay que representarlo no con poderes, no con palabras, sino con obras y de verdad, con la humildad, con la caridad. No se puede condenar la Institución Eclesiástica, porque todas la Iglesias, incluida la católica, y por supuesto todas las orientales y las grandes iglesias del protestantismo, tienen un poco de institución, es necesaria, pero provista de una humildad grandísima y de democracia interna, algo jurídica, pero sobre todo social y espiritual. Mientras no tengan algo de eso son antievangélicas. Porque hay algo fundamental en los evangelios con tal claridad y continuidad que tenemos todas las probabilidades para pensar que son palabras auténticas de Jesús: el Reino de Dios es una buena noticia para los pobres, el día en que la Institución eclesiástica sea una buena o por lo menos bastante buena noticia para los pobres las cosas irán bien; hoy no es así. Creo que la iglesia debe convertirse al Jesús de Nazaret.
-¿Hay atisbos de cambio en el nuevo papado?
Prefiero callarme. Pero me quedo pidiendo por él y que no haga ningún disparate. Quiero resaltar, por ser una figura digna de atención , a Juan Pablo I, muerto a los 33 días de papado probablemente de una embolia pulmonar.Era un hombre de origen humilde, que se hizo sacerdote y luego le nombraron Obispo de Victorio Veneto y cuando Juan XXIII fue nombrado Papa, a él le hicieron Patriarca de Venecia. Desde este cargo,fue testigo de la quiebra más o menos fraudulenta del banco Ambrosiano, de Milán, que absorbió varios bancos modestos, uno de los cuales fue La Banca Católica del Veneto, cuyos usuarios eran gente sencilla, campesinos y monjitas que se quedaron sin nada.El Patriarca Luciani casi arruinó las arcas del patriarcado para ayudar a toda aquella gente. Aunque no se pudo demostrar nada contra la banca del Vaticano, aparentemente sí estuvo implicada en ese tinglado financiero. Este Patriarca, que después se llamó Juan Pablo I, llegó al Vaticano dispuesto a reformar la Iglesia, a hacerla más pobre, a no vivir con ese fasto, a no necesitar una base económica tan tremenda, y quería hacer cosas, pero se encontró allí encerrado, en esa s oficinas vaticanas, con esa cosa de que Roma tiene que intervenir en todo, con mucha burocracia, con un secretario de Estado Vaticano, el cardenal Villot que le llevaba constantemente papeles que le quitaron por completo el sueño, desembocando todo en una embolia pulmonar. Este hombre veía lo que tenía que hacer la Iglesia.
-¿Cuál es su punto de vista sobre el Papado de Juan Pablo II y la moral sexual que propugnaba?
Un personaje de grandiosidad mediática,con cosas positivas en sus discursos, pero la realidad del gobierno era más bien contraria. La moral sexual y bioética que propugna el Magisterio no es infalible y se puede pensar honestamente, sin dogmatismo, que está equivocada. Tal como el Vaticanopro pugna esa ética, no sirve a la juventud actual. Como todo es pecado fuera del matrimonio y en orden a la procreación sin anticonceptivos, a la conciencia de los los jóvenes eso no les dice nada, y se quedan sin norma ninguna.
-Entonces,la sociedad española ¿es cada vez menos católica?
Así es, esa es la verdad y entre los jóvenes, mucho más, ya que no aceptan la doctrina de la Iglesia, porque ésta considera que toda su doctrina es infalible y esto no es así, no toda es infalible.
-Ante el centenario de la muerte de San Ignacio,¿sigue vivo el espíritu con el que se fundó la Compañía?
Yo soy el primer jesuita sin papeles y prefiero no hablar de la Compañía. A mi me aceptan y yo no reniego de la Compañía de Jesús.La vida ha cambiado mucho. San Ignacio fue un gran convertido, fue pura experiencia religiosa, y toda su vida espiritual la recogió en su libro de los ejercicios,`?.Sin embargo, antes de fundar la Compañía, su idea era irse con nueve compañeros de peregrinos a Tierra Santa para predicar, pero cuando se les cerró el único camino posible, el del Mediterráneo, al estar dominado por los turcos, decidieron fundar la Compañía, con un espíritu de lucha por mantener la unidad religiosa. El espíritu de la compañía no es estático, ha evolucionado.La Compañía se funda en un momento de la lucha antiprotestante. Hoy estamos en un momento de ecumenismo y de diálogo interreligioso. La Compañía de Jesús es bastante pluriforme y el espíritu jesuítico es un poco deformación de lo que pensaba San Ignacio.
-¿La Compañía se ha plegado a los deseos del Vaticano?
Hay que tener en cuenta que San Ignacio dispuso un cuarto voto, el de obediencia al Papa. En los procesos de la orden significaba estar al servicio incondicional del Papa. Pensar que la Compañía podía rebelarse no responde a la realidad histórica ni a la realidad psicológica. Lo más que ha habido es gente crítica
-¿Ha sido usted el gran azote de la Iglesia Vaticana?
NO, no. Yo he sido una lagartijilla que ha hecho alguna cosquilla, pero nada más. Pero eso no sólo lo ha hecho la Compañía de Jesús. Porque ¿qué es esta Compañía comparada con las grandes órdenes que existían ya desde el siglo XIII, como los Franciscanos, los Dominicos y los Benedictinos? Hoy nos adaptamos. Si algo nos queda de contrarreforma tenemos que eliminarlo para estar abiertos al diálogo y esto es lo que le asusta al Vaticano, pero es necesario, porque hay que ir al diálogo, a la tolerancia y a la comprensión.
-Las otras grandes religiones monoteístas ¿pueden ser tan verdaderas como el cristianismo?
El cristianismo no es tan verdad y tan válido como muchos cristianos se creen.El cristianismo lo constituyen los que siguen a Jesús con fe en que ?l es el Hijo de Dios (el Padre) y es el Mediador entre Dios y los hombres, pero los cristianos somos muy malos e imperfectos discípulos de Jesús. Ahora yo creo, respetando a los que no creen esto, que Jesús es el Hijo de Dios de una manera misteriosa e incomparable.En esto, muy humildemente pienso que estoy más cerca de la verdad que los que no sienten esto con respecto a Jesús.
Ahora, por lo que se refiere al Dios trascendente, a quien Jesús llamaba Abba (Padre querido) es un misterio inaudito y yo creo que muchos no cristianos (como también los cristianos) llegan de alguna manera a captar ese misterio, pero no perfectamente porque es incomprensible. De manera que los que piensan ?yo sé lo que es Dios?? (sean cristianos o de otras religiones) esos no captan al Dios verdadero que es incomprensible e inefable. La fe verdadera en Dios, mucho más que fe ?conceptual?? es esperanza, confianza humilde y amor balbuciente.
-Qué le falta a usted por hacer?
Yo me siento mucho en manos de Dios y lo que me queda por hacer es salir de aquí en manos de Dios.
-¿Usted se arrepiente de algo en su vida pastoral?
No me arrepiento de nada. De las cosas que no se consideran bien hechas no me arrepiento. Sí lo hago de no haber sido más humilde, más alegre, más compasivo. Lo que es el Primer Mandamiento, Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo, no es un Mandamiento porque no llegamos nunca a cumplirlo. Es como una especie de estrella polar hacia la que caminamos, por eso el gran mandamiento bíblico y cristiano el amor al prójimo, la compasión, nunca podremos decir que lo hemos cumplido.
-¿Usted repetiría su vida, incluida la etapa de 12 años en el Pozo del Tío Raimundo?
Ese ha sido mi doctorado. No lo cambio por nada. No me arrepiento de nada. Estoy contento sobre todo por haber dicho lo que me parece una verdad en servicio de Jesús. Haber dejado el profesorado para ir al Pozo fue un don de Dios.
-¿Cómo fue su relación con el Padre Llanos?
Muy buena. Era un carácter difícil, un poeta , un gran creyente, un gran cristiano, depresivo, con momentos de exaltación y depresión, más bien con un poco de mal genio, pero nos entendíamos muy bien. ?ramos como don Quijote y Sancho Panza.?l era el poeta y yo un hombre más, incluso me gritaba alguna vez y eso era una ventaja porque la gente me veía muy cercano.
¿Debería autofinanciarse la Iglesia?
Eso es un problema muy gordo. El que todo lo tenga que mangonear el papa genera muchos gastos y eso hace que la Iglesia, estructuralmente, necesite mucho dinero y por tanto es existencialmente solidaria de los ricos y no de los pobres. Jesús era un pobre. Por eso habría que empezar por descentralizar mucho y que el Papa no gobernase a todos los millones de católicos. Eso es una burrada. Debería ser Obispo de Roma y como tal, Presidente de la Caridad de todos los Obispos e intervenir cuando hiciese falta. Insisto, el Gobierno debería estar muy descentralizado. Además, creo que fue un Obispo antiguo, posiblemente San Gregorio, quien dijo, ?el que tiene que gobernar a todos tiene que ser nombrado por todos??, de modo que se suponía que al obispo lo nombraba el pueblo. En los primeros siglos algo de eso había. Ahora los nombra el Papa y se convierten en funcionarios del Papa