En torno a la pandemia del coronavirus -- Mario Mullo Sandoval (Ecuador)

0
123

Enviado a la página web de Redes Cristianas

En esta ocasión, quiero contestar algunas inquietudes que me han hecho nuestros amigos de la Federación Latinoamericana de sacerdotes casados, sobre las ultimas noticias que a través de videos, se han difundido en el mundo sobre la situación de los cadáveres encontrados en las calles la ciudad de Guayaquil ,Ecuador.

Es verdad la publicación que se ha hecho en los medios de comunicación y que han sido difundidos al mundo. Sucedió en la ciudad de Guayaquil, que es el puerto principal y está en el océano pacifico, es la ciudad más importante por la representación económica y por la población más alta, pues a ella han emigrado muchos ecuatorianos y de otros lugares para encontrar su desarrollo económico. La creciente población que ha habido desde años atrás, han formado nuevos barrios cuya demanda no han sido atendidos en sus necesidades básicas de infraestructura, quedando como barrios marginados, donde habitan las personas más pobres y necesitadas

Tratando de dar razones al problema suscitado por la pandemia mundial, las muertes y cadáveres que se encontraron en la ciudad, he creído coveniente plantear estos supuestos teóricos:
Falto ayuda y atención al primer momento de parte de las autoridades competentes para atender y comprender la magnitud de la pandemia y sus consecuencias. Motivo por el cual se atrasaron en la atención.

Las fuerzas sociales, económicas y políticas, que en otras ocasiones están atentas, tampoco valoraron la fuerza de la epidemia. Se espera que pronto se pongan al frente para ejercer la solidaridad y obligaciones que les correspondan
Algunos habitantes de los barrios pobres de la ciudad, no tuvieron conciencia de la gravedad de la situación en que se encuentra la humanidad, ni al toque de queda y a las restricciones que ha dado el estado, para cuidar el avance de la enfermedad, tardaron en comunicar de la enfermedad de los familiares y vecinos y de igual manera en comunicar el fallecimiento.

Por una parte, esta realidad nos ha despertado del sueño causado por la indiferencia, el egoísmo, la discriminación, que reina entre nosotros, haciendo notoria la diferenciación social en que vivimos, el individualismo y quemimportismo de la vida de nuestros semejantes, cayendo en la incoherencia de nuestra fe que pregona el amor al prójimo.
Creo que es el momento de escuchar el llamado de Dios, hacia una verdadera conversión del corazón, para amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos y a la obra de la creación.

Quito, ecuador,7 de abril 2020