El trabajo dignifica al ser humano -- Juan de Dios Regordán Domínguez

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Estar desconectado del ambiente normal, durante una semana, favorece paladear nuevas experiencias. Se valora, lo pasado y lo nuevo, de una manera distinta. Vueltos a la normalidad, continúan martilleando mensajes pesimistas. Permanece el ambiente de no afrontar con valentía las raíces de los verdaderos problemas de la crisis. Los ciudadanos no pueden refugiarse en cómodas posturas, como?no voto o no sé a quién votar??.Esta actitud responde a una dinámica de estar siempre en continuas campañas electorales y no a una democracia avanzada. Peligroso es tener más de seis millones de persones sin trabajo y cuestionarse hacia dónde va la democracia en nuestra sociedad actual.

Aunque la crisis haya contaminado todo, hay que buscar horizontes de esperanza para las soluciones también de los problemas por muy graves que sean. Todo tiene sus raíces, su trayectoria. Si nos quedamos sólo en la crítica por la crítica estaremos abonando el terreno a todos aquellos trepas que sólo buscan sus propios intereses. La crisis ha afectado no sólo a los partidos, tal como los conocemos, sino también a los actores tradicionales de la transformación social, por ejemplo, a los sindicatos. Afecta también a multitud de instituciones pequeñas porque pocos quieren compartir beneficios y sacrificios

Podemos decir también que la dinámica institucional ha favorecido un tipo de carrera profesional política y un desarrollo de estructuras orgánicas burocratizadas y vinculadas al poder establecido. Porque falta, en consecuencia, participación ciudadana, se da una desafectación y un creciente desinterés por la política. Por ello mucha gente con vocación de transformación social y de servicio público, han dirigido su dedicación hacia otros espacios y organizaciones diferentes a los tradicionales; sin olvidar tampoco una dinámica social y cultural muy individualista, interesada y hedonista. Muchos se han convencido y defiende que ?todo esto de ?los asuntos públicos?? es cuestión solamente de políticos y que el simple ciudadano se dedique a vivir su vida, en familia y con sus pequeños proyectos.

Retornar al origen e ilusión de nuestra democracia, con aquella llamada a la participación y al compromiso de todos para conseguirlo tampoco parece que ahora haya demasiada voluntad de ponerlo en práctica. Crece la duda de que falta visión política o que es debido a que los políticos están más pendientes a lo que dicen los medios de comunicación que a lo que necesitan realmente los ciudadanos. A esto contribuye mucho el que los partidos de oposición no ven su papel de participación por el bien de los ciudadanos y, por el contrario, se dedican a poner chinitas en el camino de las soluciones. Se habla de pacto social, pero nadie parece que lo dice en serio.

Urge, por tanto, reinventar las instituciones para poder hacer frente a los nuevos retos. Una reinversión que favorezca conectar de verdad con los ciudadanos y que haya capacidad de participar y controlar los recursos y cómo se emplean en beneficio de todos. Conviene recordar que la legitimidad política radica en el pueblo y los ciudadanos han de ejercer su capacidad crítica y la presión para conseguir el recto funcionamiento democrático. Por eso, el gran reto que se plantea a los partidos políticos es que cambien la forma de gestionar su funcionamiento interno, que replanteen su función pública y la manera cómo la ejercen en la actualidad.

Conformarse con que existen en España más de seis millones de parados es no reconocer que el trabajo dignifica al ser humano. Con rotundidad habrá que decir: ?¡ se acabó la idea de que la política la hacen los políticos y el partido que no lo entienda así tiene poco futuro.??!

juandediosrd@hotmail.com