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Dios en su infinita bondad y misericordia ha elegido para este tiempo, igual que en épocas anteriores, seres que han venido a la tierra como mensajeros, profetas, para manifestar el amor, la bondad, la misericordia, y recordar también con amor y energía, la alianza que Dios hizo con el pueblo elegido en el monte Sinaí, a través de su mensajero Moisés.
El encargo que hace Dios a los profetas, es que comuniquen al pueblo que vivan de acuerdo a la alianza realizada, como es el caso narrado en Deuteronomio, 6- 2,6; hablo Moisés al pueblo y dijo: ?Teme al señor tu Dios, y guarda todos sus preceptos y mandatos que yo te transmito hoy, a ti, a tus hijos y a los hijos de tus hijos. Cúmplelos siempre y así prolongaras tu vida, guárdalos y ponlos en práctica, para que seas feliz y te multipliques.??
La biblia de Jerusalén, (Desclee de Prower Bruxelles ? Belgium, 1967) señala: ?el profeta es un mensajero y un intérprete de la palabra Divina, por ejemplo; Moisés ante el Faraón de Egipto. Yave a Jeremías le dice; Mira que he puesto mis palabras en tu boca Jr. 1,9 Los profetas tienen conciencia del origen divino de su mensaje, lo presentan diciendo; ?Así habla Yave??. Han sido elegidos como mensajeros suyos, Is. 6,5. Fueron enviados para manifestar la voluntad de Dios y ser ellos mismos ?señales.
Todo profeta, tiene viva conciencia de no ser más que un instrumento de que las palabras que profiere son a la ves suyas y no suyas. Tiene la convicción inquebrantable de que ha recibido una palabra de Dios y que debe comunicarle. Esta convicción se funda en la experiencia mística de un contacto inmediato con Dios. La intervención de Dios en el alma del profeta coloca a este en un estado supra natural.
El mensaje del profeta atañe al presenta y al futuro. El profeta es enviado a sus contemporáneos, les transmite los deseos divinos. El profeta es un hombre que tiene una experiencia inmediata de Dios, que ha recibido la revelación de su santidad y de sus deseos, que juzga el presente y ve el futuro a la luz de Dios y que es enviado por Dios para recordar a los hombres sus exigencias y llevarles por las sendas de su obediencia y de su amor??
En los últimos años de la vida de la iglesia católica, hemos tenido la experiencia de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, el primero que ha llegado a los altares y el segundo que renuncio porque así fue el mandato de su conciencia.
Algunos católicos, tienen varias posiciones frente al ejercicio del pontificado de los papas, por ejemplo; el papa Juan Pablo II, cuando recibió en sus manos una carta de los padres casados y sus familias del Brasil, la rompió delante del mensajero que le entrego, esto fue un testimonio de un sacerdote casado asistente al XXI encuentro Latinoamericano de renovación y esperanza, realizado por el movimiento de las familias y padres casados del Brasil y América Latina, celebrado en Brasilia del 18 al 22 de enero de 2017.
Otros católicos, que tienen dignidades eclesiásticas o son miembros de la iglesia en este momento, no están de acuerdo con el papa Francisco. Sin embargo, esa es la voluntad de Dios, así permite que sea gobernada la barca de Pedro. Creo que la medida para considerar a un Papa es su compromiso con el evangelio, su dedicación en cumplir la misión, de ser un instrumento fiel en las manos de Dios, para transmitir su palabra y cumplir su voluntad.
Desde el inicio de su pontificado ha dado señales de ser un apóstol del evangelio, de la preocupación del reino de Dios y su justicia, de los excluidos de la sociedad, de los pobres que viven en las periferias de las ciudades, de los migrantes, de la unidad de todos los seguidores de Jesús, ?que sean uno??. Luego nos invita a cambiar de actitudes personales y colectivas, a dejar a un lado el ego y pensar en los demás, a vivir la paz, la justicia, la equidad, a no imponer el poder del dinero, de la política, de las armas, a despojarnos de la vida de faraones, a dejar la vida principesca de ostentación y riqueza, que es un mal ejemplo para los jóvenes y pobres del mundo. A vivir la vida de Jesús como él nos enseñó.
Precisamente la encíclica Evangelii gaudium, Alegria del evangelio, n,3, señala: ? Invito a cada cristiano en cualquier lugar y situación en que se encuentre a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o al menos a tomar la decisión de dejarse encontrar por El, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque ?nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor??.
En la encíclica Laudato Si ? Alabado seas mi Señor, como cantaba San Francisco de Asís, el Papa Francisco nos recuerda nuestra ?casa común??, nuestra hermana con la cual comprometimos la existencia y como una madre bella, que nos acoge, nos sustenta, y gobierna. Ahora clama por el daño que le provocamos a cusa del abuso y uso irresponsable de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos pensado que éramos sus propietarios y dominadores autorizados a expoliarla.
Entre los pobres y explotados, los más abandonados y maltratados, esta nuestra oprimida y maltratada tierra que ?gime y sufre dolores de parto?? (Rom. 8, 22). Olvidamos que nosotros mismo somos tierra (gen. 2, 7) Nuestro cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da aliento, y su agua nos vivifica y restaura.
Ahora frente al deterioro ambiental y global, quiero dirigirme a cada persona que habita este planeta. En esta encíclica intento especialmente entrar en dialogo con todos acerca de nuestra casa común.??
En la encíclica Amoris laetitiae – Alegría de amar, el Papa Francisco, nos recuerda el importante papel y responsabilidad de las parejas y familias en la sociedad actual, el valor del amor, el respeto a la persona humana, especialmente a la mujer, al matrimonio que Dios ha unido, al cuidado de los hijos, a cumplir el mandato de la creación, en fin, a mar a Dios y al prójimo como nos amamos nosotros mismo.
Este mensaje tiene cabida, ante el desorden actual, que prolifera en las sociedades dominadas por el consumismo, el abuso sexual y la falta de respeto a los derechos humanos.
CONCLISIONES:
1.- Dar gracias a Dios, y a nuestra madre María, que nos han enviado en este momento a nuestro mundo, un hombre de Dios que cree y vive el evangelio y nos transmite el mensaje divino.
2.- Valorar, difundir, no archivar, las cartas encíclicas que ha escrito el Papa Francisco, inspiradas por el espíritu de Dios.
3.- En este momento de crisis de la sociedad y de los creyentes de cualquier religión, unirnos, sin dogmas, practicando el ecumenismo, para contribuir en el cuidado de la creación del universo, difusión del evangelio, respeto a los derechos humanos, especialmente los valores y principios fundamentales del convivir humano.
Quito 7 noviembre 2018