EL OSCURO LEGADO DEL PADRE MACIEL; ALTHIE, SU PRINCIPAL ACUSADOR

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univision.com

Cuando escuché la noticia de que El Vaticano finalmente sancionó al sacerdote Marcial Maciel después de una larga investigación sobre acusaciones de abuso sexual, no pude evitar el pensar en Alberto Athié, conocido anteriormente como Padre Athié.

Las primeras acusaciones

Maciel -uno de los más venerados y a la vez controversiales miembros de la Iglesia Católica Mexicana- es el fundador de los Legionarios de Cristo, una organización ultra conservadora basada originalmente en la ciudad de México, famosa entre otras cosas por su lealtad y devoción al Papa.

A finales de los años 90 nueve ex seminaristas acusaron al padre Maciel de haberlos abusado sexualmente entre 1943 y principios de 1960. Sus reclamos fueron ignorados.

Maciel tenía una relación particularmente cercana con el Papa Juan Pablo II. El Pontífice consideraba maliciosas las acusaciones en contra de Maciel.

La investigación original fue interrumpida por el entonces cardenal prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio) Joseph Ratzinger, pero el caso se reabrió en 2004.

Reabrieron el caso

Aparentemente surgió nueva evidencia que arrojó mayor credibilidad al caso, lo que llevó al Papa Benedicto XVI a ratificar la decisión de pedir al padre Maciel vivir bajo penitencia y rezo, excluyéndolo de celebrar misas públicas.

A pesar de que Alberto Athié nunca fue abusado sexualmente por Maciel, se convirtió en una víctima del escándalo que sacudió a la iglesia. Su historia, como los mismos casos de abuso, muestra el lado oscuro de la Iglesia Católica.

Como relato en mi libro, «Yo soy la hija de mi Padre», Athié había ocupado posiciones importantes en la Iglesia Católica en México. Había sido coordinador internacional de Caritas, una organización de beneficencia del Vaticano. También había sido líder de la Comisión de Paz y Reconciliación de la Iglesia en la convulsionada región de Chiapas.

El fin de una carrera

Pero la confesión de un hombre moribundo y su afán de buscar justicia, llevó al deterioro de su prometedora carrera con la Iglesia.

En 1994, un ex sacerdote quien fuera rector de una prestigiosa universidad en México, le dijo antes de morir que había sido victima de abuso sexual hace varios años por parte de su superior mientras estaba en un seminario.

El Padre Athié le explicó al hombre sobre el delicado balance entre el perdón y la justicia, y como una cosa no excluye a la otra.

«Perdonar no significa que abandonemos la búsqueda por la justicia», recuerda haberle dicho.

«Entonces perdonaré», dijo el ex sacerdote, «pero quiero que se haga justicia».

Surgen otros testimonios

En la misa del funeral, cuando Athié habló sobre el deseo del ex sacerdote, varios hombres se le acercaron con historias similares sobre el Padre Marcial Maciel.

Ellos querían hacer públicas sus alegaciones y él sugirió que buscaran justicia dentro de la propia jerarquía de la iglesia. Pero eventualmente, ellos contaron su historia al diario Hartford Courant y allí se desató la tormenta.

Athié intentó por su cuenta encontrar justicia dentro de la Iglesia, pero se le dijo en términos concretos que se retractara. Sin embargo, su conciencia no le permitiría abandonar a las presuntas victimas.

Por su rechazo a rendirse ante el caso, Athié sintió la furia de los obispos. Lo fueron despojando de sus funciones una por una. Sin darse por vencido, llevó el caso hasta El Vaticano, pero para su sorpresa nuevamente se encontró con una barrera.

Adiós al sacerdocio

Se vio obligado a irse de México y eventualmente, cuando la iglesia le suspendió todo apoyo, dejó el sacerdocio. Ahora trabaja con campesinos en el campo rural de México, en reformas agrarias y otros asuntos sociales.

«El juicio final de Maciel por parte de la Iglesia está lejos de ser la justicia que las victimas desesperadamente buscaban», me dijo Athié. «Invitarlo a vivir una vida de penitencia y rezo no es castigo», agregó.

Era un juicio canónico lo que ellos esperaban, un juicio en el que se pudiera demostrar que el padre Maciel era culpable de abusos atroces y una sentencia que lo condenara a pagar por sus presuntos delitos.

El convencimiento de Athié

Athié está convencido de que lo que sucedió a final de cuentas fue una negociación entre el acusado y El Vaticano, en el cual ambos podían ganar.

«La Iglesia continúa poniendo la imagen de la institución y el prestigio de sus ministros por encima de la reivindicación de la justicia para las victimas», dijo.

Mientras Maciel se retira a una vida privada como mártir ante los ojos de sus seguidores, las víctimas de su presunto abuso continuarán buscando justicia, incluyendo Alberto Athié: el hombre cuya integridad lo llevo a abandonar a la iglesia a la que alguna vez juró servir para siempre.