Enviado a la página web de Redes Cristianas
?Los Presbíteros nunca se ponen al servicio de una ideología o facción terrena?? (PO 6)
En la Iglesia no se respeta este principio desde tiempos muy antiguos
Especialmente en las Iglesias que viven el nacional catolicismo (España)
Igualmente en las Comunidades con lengua autóctona (Cataluña, Galicia, País Vasco)
¿No es exigible desde el amor cristiano hablar en la lengua conocida por todos?
Hace unos días, justamente el sábado 9 de agosto, en el ?Oficio de Lectura?? hemos leído:
?En la estructuración de la comunidad cristiana, los Presbíteros nunca se ponen al servicio de una ideología o facción terrena sino que, como pregoneros del evangelio y pastores de la Iglesia, dedican todo su trabajo a conseguir el incremento espiritual del Cuerpo de Cristo?? (Decreto del Concilio Vaticano II, ?sobre el ministerio y vida de los presbíteros??, n. 6).
A mi amigo le duele la actitud de la Iglesia en Cataluña
Este texto entra en contradicción con la carta ?por supuesto, vía e mail- de un amigo desde la infancia que me escribe desde Cataluña. De origen extremeño, afincado en Cataluña durante muchos años, habla y escribe perfectamente el catalán. Pero le duele la actitud de la Iglesia catalana:
?Todo lo convierten en un acto de afirmación patriótica.
Has de llevar en la sangre la catalanidad para no quedarte fuera de juego.
Esta jerarquía de Cataluña asumió como propia la inmersión lingüística en catalán.
El concilio provincial tarraconense adoptó este acuerdo: Todos los actos litúrgicos en catalán y, como una gran concesión, aconsejó, si el auditorio así lo requería, hacer las lecturas en castellano.
Eso les ha llevado a la negación de cualquier Sacramento o acto litúrgico en castellano.
-?No podemos perder nuestras señas de identidad??, dicen.
La situación de los españoles aquí es la misma que antes tuvieron en Francia, Alemania o Suiza. Y a aquellos sí que les enviaban sacerdotes??.
?El catalán es un tema que les produce sarpullidos de sarampión y varicela. Tabú. Del todo tabú. Incluso hay conferenciantes «españoles» que, ignorantes del catalán, piden perdón por hablar en español. Hasta ese punto ha llegado la inmersión lingüística, o sea, hasta crear mala conciencia por expresarse en la lengua común. Es un temor éste, infundido durante estos veintitantos años de pujolismo y sus residuos??.
No creo muy concordante con el Evangelio que los sacerdotes catalanes, gallegos o vascos, hablando todos el castellano, pudiéndose sentir ?capellanes de emigrantes castellano parlantes??, rechacen dicha misión. Lo que hacían en Europa ?donde hubo capellanes de emigrantes de todas las autonomías- ¿no lo quieren hacer en su nacionalidad autonómica?.
?Hacerse todo para todos??
?Hacerse todo para todos?? ?propio de la Iglesia de Jesús- no es perder identidad alguna. Lo contrario, ?hacerles todo para mí?? es, entre otras cosas, convertirles a todos a mi lengua, a mi cultura. Eso es perder identidad cristiana. Sería sencillamente ?idolatrar?? la lengua propia, sacrificar a dicho ídolo la ?participación?? consciente, activa, de los castellanos hablantes. ?stos son obligados, sin necesidad, a aprender el idioma materno de otros cristianos, que conocen y hablan perfectamente el castellano, y que podrían entenderse en la lengua común. Jamás se me ocurriría convocar a un acto a gente que no sabe el idioma ?mío??, y, sabiendo yo el ?suyo??, no quiera utilizarlo.
Esta actitud eclesial ?nacionalista?? era propia de algunos misioneros de la época colonizadora: enseñaban el castellano, el inglés, el francés, etc. antes que el Evangelio. El idioma era la introducción a la cultura ?nacional-católica-anglicana…??. En vez de aprender el misionero la lengua nativa, obligaba a todos a aprender la propia. La inculturación evangélica seguía siendo sólo occidental. El Concilio Vaticano II nos dejó claro que:
?la Iglesia, enviada a todos los pueblos sin distinción de épocas y regiones, no está ligada de modo exclusivo e indisoluble a raza o nación alguna, a algún sistema particular de vida, a costumbre alguna antigua o reciente… Puede entrar en comunión con las diversas formas de cultura; comunión que enriquece al mismo tiempo a la propia Iglesia y a las diferentes culturas?? (GS 58).
¿Habrá algún sacerdote catalán, gallego o vasco, que ?niegue cualquier Sacramento o acto litúrgico en castellano??, si le consta que hay alguna persona entre los participantes que no entiende el catalán, el vascuence o el gallego, y sabe que todos entienden el castellano? Hablar en la lengua común ?si no todos entienden las dos- es algo de sentido común, de educación elemental. Esto es lo que dicen los sólo hablantes en castellano que viene ocurriendo en la vida normal de Cataluña, País Vasco o Galicia. Es la gente sencilla, no comprometida con el nacionalismo excluyente, la que capta mejor la desazón y el sufrimiento que siente cualquier persona al participar en una reunión y no entender muchas cosas. ¿No es exigible desde el amor cristiano ?única guía de la libertad cristiana- hablar en la lengua común?
La colaboración eclesial en la inmersión lingüística, ¿tendrá algo que ver con lo que escribe estos días González Faus en su ?Mirada cristiana?? a Jordi Pujol sobre ?la impresión, que he sentido muchas veces: ?bastantes catalanes tienen un ego colectivo ?que se lo pisan?? como dice el argot popular???.
?Este ego colectivo, añade, es un peligro muy real (y, por supuesto, no exclusivo de Cataluña)??. Esto tal vez explique la exigencia de hablar nuestro idioma ?porque es nuestro?? (aunque no todos lo entiendan), el prohibir titular en la lengua común, el utilizar la lengua no común en celebraciones comunitarias a sabiendas de que algunos no lo entienden… Serían signos, a mi entender, de esta egolatría colectiva.
¿Por qué sólo las ?lecturas en castellano???
Eso es tolerable cuando los oyentes hablan lenguas distintas y no hay lengua común. ¡Que todos entiendan algo!. Pero cuando todos hablan la misma lengua, ¿no es mejor orar, predicar, recibir explicaciones… en la lengua fraternal común, hablada y entendida por todos?
El amor a la lengua y cultura autóctona, por supuesto, es bueno. Pero en los países donde hay una lengua común, en reuniones donde sólo ésta es entendida por todos, creo que tiene que ser utilizada. Carece de toda lógica que busquen un intérprete dos personas, que hablando una misma lengua, quieren dialogar en otra no entendida por ambos. Este absurdo se ha dado en alguna institución de nuestro Estado hispano. A eso conduce el fanatismo nacionalista, sea del signo que sea: españolista, catalanista, galleguista o vasco. Los idiomas son para entendernos, no para presumir ni competir en cuál es más importante, o tienen más fuerza para imponerlo. Si catalanes, gallegos o vascos hablan el castellano, en una reunión conjunta ¿tiene sentido buscar intérpretes? En absurdo similar, según cuentan, cayó el nacionalista X. Arzallus en una conferencia en Inglaterra: le tenían buscado intérprete castellano-inglés. Quería hablar en vasco. Pero, al no encontrar traductor, decidió hablar en alemán, obligando a buscar otro intérprete alemán-inglés. ¿Desde qué actitud evangélica podría justificar tanto despropósito el ex jesuita, que habla exquisito castellano? ¿Quedaba herido el ?ego?? colectivo vasco?
Que haya misas en catalán, gallego o vasco, aunque sólo sea para no perder dichas lenguas en el ámbito religioso, lo aplaudo. Más aún cuando hay personas que tienen estas lenguas como maternas, y las usan habitualmente. Pero también aplaudiría que las hubiera en castellano para facilitar la ?participación plena, consciente y activa?? (SC 14) de colectivos humanos que sólo hablan este idioma.
Otra cosa muy distinta es lo que pasa en algunas diócesis sobre la falta de comunión del Obispo con los sacerdotes y el resto de la comunidad cristiana. Caso típico, según las informaciones que vienen del País Vasco es el obispo de San Sebastián. Tan triste es elegir un obispo ?nacionalista excluyente?? como uno ?antinacionalista??, o como uno de orientación eclesial excluyente o marginal, etc. Quien preside debe ser una persona que acepte el pluralismo eclesial, que cabe en el Evangelio, y ?no imponga más cargas que las indispensables?? (He 15, 28).