Muchas veces se ha cuestionado el hecho de vincular a Jesús con la dimensión política. A quienes subrayan este vínculo se les acusa de hacer lecturas ideologizadas del Evangelio, de tergiversar la esencia de la obra y el mensaje de Jesús. Sin embargo, es difícil imaginar una vivencia del Evangelio desconectada de la dimensión política.
Este tema vuelve a ser relevante en el contexto de un país desencantado con la política, desencanto que se ha expresado en un 59% de abstención en las últimas elecciones municipales.
El economista Alberto Mayol, en su libro ?No al lucro?? analiza las causas de la creciente despolitización que ha experimentado nuestro país, y pone ahí una de las razones más relevantes de los males que nos aquejan: la satanización del quehacer político en los tiempos de la dictadura en que se intentó eliminar de plano la política y los políticos (eliminar, literalmente); la manera tergiversada de traspasar la responsabilidad política a los profesionales de la política en un sistema de democracia representativa (la política es cosa de ellos y no nuestra); el peso político puesto en que ?las instituciones funcionan?? y no en la acción directa de los ciudadanos; el reducir la solución de los problemas a una dimensión meramente práctica, desligándolos de su dimensión política (?¿Ud, tiene un problema? Yo se lo soluciono??).
Al mismo tiempo, Mayol reconoce en el movimiento estudiantil y la protesta social del último tiempo una vuelta de la política en gloria y majestad. Es una toma de conciencia de que las transformaciones reales pasan, necesariamente por la dimensión política, sobre todo las transformaciones que tienen que ver con cambios en favor de los más pobres. No es el normal funcionamiento de las instituciones ni la ?mano invisible del mercado?? lo que convertirá a nuestro país en un Chile más justo.
¿Y qué tiene que ver esto con nuestra fe cristiana? Mucho.
Jesús nos enseñó y nos enseña una forma de amar que transforma radicalmente las relaciones humanas. Su mensaje tiene que ver no solo con la vida eterna, sino con la vida de aquí y ahora o, mejor, con la vida eterna que se anticipa en una vida plena: digna, justa, en paz. Es un anuncio que pone en evidencia lo blasfemo de la desigualdad, la injusticia de una sociedad en que unos son muchísimo más importantes que otros, una sociedad en la que parece razonable que el que tiene más dinero tenga mejores oportunidades, mejor salud, mejor educación y tantos otros ?mejores??. Esta transformación que anticipa el Reino implica una dimensión política irrenunciable.
En este proyecto de Jesús los pobres no sólo son considerados, sino que son tratados como predilectos, pues la predilección por los pobres, los marginados, los ?últimos?? es conditio sine qua non de una opción movida por un amor gratuito.
Como discípulos de Jesús nos alegramos de esta hermosa repolitización de Chile y queremos arremangarnos las mangas, sacarnos los guantes para comenzar a hacer realidad el sueño de un Chile más digno y más justo.
Palabras del Provincial
SS.CC. – Chile