Nueva web de Redes Cristianas
Amigos y amigas, esta web de Redes Cristianas inicia hoy algunos cambios significativos con los que aspira a proyectar mejor su identidad y alcanzar una mayor expansión.
1. Cerramos con notable éxito una etapa que nos ha servido no solo para darnos a conocer con un discurso crítico y una articulación nueva en la Iglesia católica, sino para servir también de altavoz de otras formas de pensar y de actuar alternativas que se están dando en la sociedad y en la misma Iglesia. Nos han sorprendido gratamente las más de 3.000 visitas que a diario han accedido a nuestra página. Esto nos da pie para pensar que “ hoy por hoy somos muchas más personas de las que creemos” las que estamos en una línea similar de búsqueda y creación.
2. Esta segunda etapa se propone ahondar en la rica identidad de los muchos colectivos que estamos en Redes para elaborar y expresar desde ahí una posición más particularmente nuestra sobre lo que está ocurriendo. Aspiramos a articular una voz propia que, con responsabilidad y absoluta libertad de espíritu, se deje oír denunciando, proponiendo y defendiendo la dignidad de los seres humanos en todas las instancias en que actualmente está siendo humillada.
3. Iniciamos un “tiempo de transición” en el que, de forma progresiva y sin brusquedad, vamos a ir reemplazando lo que hasta ahora está siendo “una revista de prensa” por una página web con identidad, en la que tanto las secciones como los contenidos lleguen a reflejar más directamente la vida, el discurso y los programas de nuestros propios colectivos con los siguientes criterios:
- Dar mayor relevancia a las expresiones y discursos colectivos que a los personales; a lo común y público que a lo exclusivo y privado; al estado de bienestar que a la beneficencia; a la distribución de la renta que a los resultados macroeconómicos.
- Apostar antes por lo que nace y se recrea que por la fijación y la conservación; por la creatividad que por la seguridad; antes por la justicia que por la legalidad.
4. Desde estos criterios pretendemos ser suficientemente claros y decididos: seremos implacables con la corrupción política o religiosa, con la mentira como táctica del discurso y praxis política, así como, y sobre todo, con la injusticia sobre las víctimas. Cuando las señales de estas antisociales y aberrantes prácticas sean suficientemente objetivas, no recurriremos al anonimato para ocultar a los responsables. Este país y esta religión necesitan una pasada por la dignidad humana, por los derechos humanos en todas sus cuatro generaciones. No podemos seguir asistiendo a la degradación del rico patrimonio cultural, ético y espiritual de la humanidad que hemos heredado.