Dos silencios, culpables -- PagèsFerret escriptors

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

En el Evangelio de Mateo, al principio del Sermón de la Montaña, Jesús dice: “No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas, no he venido a abolirlos, sino a llevarlos a cumplimiento.”
Creemos que Jesús dijo estas palabras, las cuales ligaban los textos de los profetas, y los principios legales que se derivaban de ellos, con el Evangelio, haciendo una unidad de los dos mensajes en uno solo.

Pero nos maravillamos al ver (no lo habíamos observado nunca) que tanto el Evangelio de Marcos, como el de Lucas, como el de Juan silenciaban este mensaje. ¿Por qué???, si es un punto central del mensaje evangélico. El que da unidad al mensaje cristiano. Efectivamente: todo a lo largo de su larguísima y desaprovechada historia, la Iglesia no ha tenido nunca en cuenta aquella parte profètico-legal, sino que ha hecho todo lo que ha podido para que todos aquellos textos no fueran conocidos.

Este descubrimiento, y la correspondiente sorpresa, no ha sido el primero. Algunos años atrás, un servidor, cuando todavía no nos conocíamos los dos, sufrí un derrumbe en la fe cuando leí, en el mal libro “Hechos de los apóstoles”, en el capítulo 2, versículos 37-39, que Pedro había respondido que lo que debían hacer los nuevos convertidos era “hacerse bautizar”.

Pero unos años antes, Juan Bautista, ante la misma pregunta de los oyentes, había precisado: “Quien tenga dos túnicas, que dé una a quien no tenga ninguna, y quienes tengan alimentos, que los compartan.” (Esto era una respuesta cristiana. La que se atribuyó a Pedro, cuando este ya había muerto, era la doctrina de la Iglesia naciente.)

Esto era un golpe de martillo a la doctrina de Jesús. Pero el silencio de Marcos, de Lucas y de Juan van en la misma dirección. La Iglesia “cristiana”, después de la muerte progresiva de la generación de los apóstoles, nació al margen del mensaje de Jesús. Pero “aprovechando su nombre”.

Entendemos que los nuevos dirigentes, probablemente “más modernos”, de la Iglesia llamada “cristiana”, iniciaron un período de acomodación a las estructuras mundanas. Y fueron sustituyendo los Principios (justicia y fraternidad) por fiestas y ceremonias, y quienes asistían a más ceremonias eran “más cristianos”.