fe adulta
DOMINGO 6º (C), Lc 6,17-26
Siempre que tengo que hablar de las bienaventuranzas me viene a la mente: “pase de mí este cáliz”. La verdad es que ni me entienden los pobres ni los ricos. Lo grave es que esta actitud tiene la más férrea lógica, porque trato de explicarlas racionalmente y las bienaventuranzas sobrepasan toda racionalidad. Cualquier intento de aclararlas desde la razón está abocado al rotundo fracaso. Ver noticia original en …