El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo hoy que en la reunión que tendrá el próximo jueves con el Papa Benedicto XVI en Sao Paulo pretende discutir sobre sus políticas sociales y sobre la forma como la Iglesia puede expandirlas por el mundo.
Lula dedicó la edición de hoy de su programa semanal de radial «Desayuno con el Presidente» a la visita de cinco días que Benedicto XVI realizará a partir del próximo miércoles a Brasil, el país con mayor número de católicos en el mundo.
Afirmó que aprovechará la entrevista que tendrá con el Pontífice para invitarlo a participar en su lucha contra la pobreza y la miseria.
«(Pretendo) discutir con el Papa las políticas sociales que estamos desarrollando en Brasil para que él, como la persona más importante de la Iglesia Católica, pueda ayudar a diseminar esas buenas políticas públicas por el mundo, donde la Iglesia Católica tiene un papel importante», agregó.
Benedicto XVI, que el domingo abrirá en la ciudad brasileña de Aparecida la V Asamblea General de la Conferencia Episcopal de América Latina y el Caribe (Celam), será recibido el miércoles por el presidente brasileño en el aeropuerto internacional de Sao Paulo y al día siguiente ambos tendrán una reunión privada.
En su programa de radio, Lula destacó el «importante papel» que tiene la Iglesia Católica en la concienciación de las personas y de los ciudadanos.
Recordó que, como líder socialista de Brasil, durante muchos años luchó al lado de movimientos vinculados a la Iglesia Católica, algunos de ellos con fuertes nexos con el Partido de los Trabajadores (PT), que Lula fundó en 1980 y con el que gobierna desde 2003.
«Durante gran parte de mi vida milita directa e indirectamente con los movimientos de la Iglesia para que pudiésemos construir un Brasil más justo. Después que asumí la presidencia de la República puse en práctica varias políticas públicas que son resultado del aprendizaje que tuve cuando militaba en los movimientos sociales vinculados a la Iglesia. Tenemos una relación muy buena», afirmó.
Recordó sus estrechos vínculos con el cardenal brasileño Claudio Hummes, ex arzobispo de Sao Paulo y actualmente uno de los principales jerarcas del Vaticano (prefecto para la Congregación del Clero), a quien señaló como un posible intermediario directo entre el Papa y el gobierno brasileño en algún plan para combatir la pobreza.
«Don Claudio Hummes es una persona que conoce a fondo los problemas sociales brasileños. No sólo porque fue obispo del ABC (cinturón industrial de Sao Paulo) cuando nosotros comenzamos las huelgas en 1978 (contra el régimen militar) sino porque participó activamente en la lucha del pueblo por vivienda en este país y fue solidario con los Sin Tierra», aseguró el jefe de Estado.
«Creo que don Claudio será un socio extraordinario para que la Iglesia Católica como un todo continúe con su política dirigida al pueblo más pobre, al oprimido, a los excluidos de este país y de todo el mundo», afirmó.
El líder socialista aseguró que la canonización el próximo viernes en Sao Paulo de Antonio Galvão de França, conocido como «Frei Galvao» y que será el primer santo nacido en Brasil, será un hecho «extremadamente importante en Brasil».
«Es algo muy fuerte que con certeza va a fortalecer la fe del pueblo. El pueblo brasileño es un pueblo de mucha fe, un pueblo que tiene una participación muy fuerte en la religión. Pienso que el hecho de que tengamos el primer santo brasileño va a renovar esa fe, renovar la fuerza del pueblo católico brasileño», aseguró.