Dios, el amor y la nada (Poema para la Navidad pandémica) -- Andrés Ortiz-Osés

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Melancolía es la nada que duele
(F.Pessoa).
El dolor de la nada primero es por nada
nada gaseosa que saquea y gasea
el alma
luego una nada líquida que nos agua o liquida
el espíritu
finalmente una nada sólida o solidificada
compacta y tétrica
que ahueca y anonada el cuerpo desahuciado.

Cada herida emite su propia luz
dice Anne Carson
mas cada luz remite a esa herida intermitente
mente
oscureciendo el día y poblándolo
de oscuras golondrinas y opacas
endrinas.

Hay mucha basura cósmica que contamina
el alba
y hay mucha morralla que brilla pseudocultural
mente
brillantina de cosas y causas exhumadas:
mas siempre hay una grieta que grita
su herida y su fisura
la escisión de una grieta que aprieta y agrieta
el corazón tatuado.
Proyectamos fuera en el espacio
lo que introyectamos adentro en la intimidad
del tiempo
así el dios interior que externamos
en una divinidad exterior de cartón
piedra
o el íntimo amor secreto convertido
en amorío público.

Mas el terrible secreto de la vida
yace en la nada sepultada que embiste
desde el más acá y el más allá
como un tsunami una tormenta aciaga
y un vendaval de frío y noche
mientras florecen los almendros
a sus espaldas
como cirios de luz fosforescente y ciega.
Solo nos queda Dios y el amor sobre la nada
cual doble oquedad que taladra el ente
cosificado
hendidura que es ser y nada a un tiempo
ser que no es y nada que es a la vez
como luz y tinieblas
como luz de tinieblas y tinieblas de luz
aurora crepuscular y crepúsculo auroral.

Dios es el amor y el amor es dios
porque la nada duele
y el dolor no es algo sino alguien:
yo soy el que adolezco y tú me dueles
en esta Navidad pandémica y terrestre.