Dar razón de nuestra esperanza -- Pedro Pierre

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Siempre me llamó la atención esta frase bíblica del Sirácide que hace el elogio de los antepasados: ?Otros desaparecieron como si no hubieran existido??. Existimos para dejar huellas y huellas esperanzadoras, porque
llevamos en nosotros la misión de aportar nuestro granito de arena a la creación permanente del universo en el lugar donde vivimos. Nos damos cuenta que la vida, el amor y la espiritualidad que nos habitan son mayores que nosotros y nos llaman a hacerlos crecer. Por este motivo, san Pedro, el primer papa, escribía: ?Estén siempre dispuestos a dar razón de su esperanza??.

Esto, todos lo hacemos por nuestra manera de vivir, siendo testigos de la
esperanza que nos hace vivir.
Una de las razones de la crisis actual, -personal, social, espiritual-, es la pérdida del sentido de la existencia: ¿por qué y para qué existo? porque si hemos nacido es para aportar un suplemento de vida, amor y espiritualidad.

La flor sirve para ser bella, los árboles para purificar el aire, las plantas para satisfacer el hambre y curar nuestra
salud, el aire para respirar, el agua para que haya vida, etc. En definitiva, todo lo que existe es para más y mejor vida.
Sólo los humanos podemos preguntárnoslo, conversarlo, desarrollarlo y destruirlo.

Personalmente he llegado a la conclusión que existimos para fomentar la hermandad universal, la armonía con la naturaleza y la comunión con el universo, o sea, con la vida, el amor, la inteligencia, la espiritualidad que lo habitan. Me parece que deberían enseñar eso los centros llamados de ?educación? y las religiones: Ayudarnos a ser plenamente humanos y hermanos con todos y con todo. Esa es mi esperanza y mi razón de vivir y batallar para lograrlo cada día un poquito más.

San Pablo dijo de Abraham que ?esperó contra toda esperanza?? cuando se lanzó en su proyecto de una vida personal, social y religiosa diferente. Por eso comenzó dejando ?su tierra, su gente y la familia de su padre?? para ir en búsqueda de una tierra nueva, unas gentes nuevas y una familia nueva. Así comenzó la historia del Pueblo de Jesús de Nazaret de la cual somos herederos, los judíos, los musulmanes y los cristianos.

En esta experiencia, Abraham y Sara y sus descendientes descubrieron a un Dios cercano, amigo y solidario de los pobres que deciden salir de su miseria y de los que optan -optamos- por las causas de los pobres. Eso es la historia de la Biblia. Jesús confirmó y purificó este camino. Por su manera de vivir, hablar y morir llevó a su máximo -junto a otros personajes mundialmente relevantes- la vocación del ser humano. Somos llamados a superarnos mediante la fraternidad sin frontera, la armonía con la naturaleza y la comunión con el Misterio de la vida y del amor, que llamamos Dios, la Energía absoluta, la Fuerza creativa??

Todas las grandes religiones nos acercan a este proyecto de plenitud humana individual y colectiva.
Debemos conocer el mensaje, el proyecto que aportan las distintas religiones porque ninguna puede abarcar la totalidad de este Misterio: Cada una se acerca a él según un aspecto particular que debe enriquecer lo que llamamos la fe, la esperanza y el amor. Jesús de Nazaret nos enseñó que el camino para llegar a esta plenitud -hermandad, armonía universal y comunión con el Misterio- pasa por una vida sencilla, servicial y solidaria hasta el don de la propia vida. Su proyecto de vida que llamó ?el Reino de Dios? se logra mediante la puesta en marcha de comunidades
de pobres que deciden vivir la amistad, el compartir y la justicia entre sí en nombre del Dios de la vida y del amor.

Definamos de qué ?pobres? se trata. San Lucas y san Mateo nos comunicaron qué clases de pobres según Jesús de Nazaret alcanzan esta plenitud que es ?felicidad?: ?¡Felices los pobres y los que tienen el espíritu de los
pobres, porque de ellos es el Reino de Dios!?? Notemos que se habla no de ?pobres? individualmente, sino de un colectivo: ?los pobres?. Solamente juntos y mediante la pobreza -no la miseria-, vamos a lograr la plenitud y la felicidad. De esta pobreza hecha de sencillez y fraternidad, acaba de hablar el papa Francisco en su viaje por Asia.

¿Quiénes son y quiénes somos los pobres? Después de muchos años de caminata con los pobres he llegado a esta conclusión: ?Somos pobres cuando nos unimos para compartir y no explotar a nadie??. El mismo Jesús de
Nazaret nos advirtió de 3 caminos que nos alejan definitivamente de la plenitud y de la felicidad en el episodio de ?las tentaciones? cuando decidió hacer un retiro de un mes de ayuno y meditación para decidir del camino de su vida.

Resulta que estos 3 caminos equivocados son la riqueza, o sea la acumulación de bienes y dinero, la fama, es decir la notoriedad por encima de los demás, y el poder como dominio y opresión y no como servicio.
Eso es el proyecto que anima mi esperanza, mis ganas de vivir y luchar. Con estas reflexiones busco cumplir con la recomendación del apóstol mi tocayo ?Simón Pedro? que nos invita a ?dar razón de nuestra esperanza?. Que estas líneas les ayuden a fortalecer su esperanza y lograr más plenitud y felicidad.