Cuaresma 2024 -- Pedro Pierre

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Para los cristianos, la Cuaresma es un tiempo de 40 días para preparar la Semana Santo donde se recuerda la última semana de la vida de Jesús de Nazaret. Fue una semana muy densa en acontecimientos. Comenzó con la Fiesta de los Excluidos el Domingo de Ramos, luego está la ?ltima Cena como expresión del compartir y el servicio. Viene después el Viernes santo donde Jesús expresa su máxima solidaridad por su muerte en cruz.

Culmina con el Domingo de Resurrección para manifestar que la vida triunfa de la muerte, el amor del odio, la verdad de la mentira??

Este tiempo de Cuaresma nos permite asimilar y actualizar este testimonio ejemplar de Jesús. Dejemos de un lado el tradicional ayuno que nos distrae de lo esencial: Es para los que comen y en nuestro país la comida es cada vez más escasa para la gran mayoría de las personas.

Si ha quedada la costumbre de recordar cada semana el Vía crucis de Jesús que sea para recordar el sentido que quiso dejar Jesús a los acontecimientos de su vida.
Los excluidos del tiempo de Jesús quisieron primero celebrar a Jesús como su abanderado porque les traía una visión renovada de Dios padre y madre que les ofrece un Reino de vida, de fraternidad y de Justicia.

Los expresaron en la multitudinaria manifestación en la capital, Jerusalén. Unos días después, con sus amistades más cercanas, Jesús quiso dejarles el verdadero sentido de la Fiesta de la Pascua en su última Cena: el compartir y el servicio son compromisos de toda la vida, hasta las últimas consecuencias.

La muerte en la cruz fue la consecuencia de su incansable solidaridad por un proyecto de fe viva y de justicia social que se construye desde los pobres unidos y valientes. La resurrección es el resultado anticipado de la victoria de este proyecto, porque los discípulos de Jesús se organizaron en Comunidades fraternas para continuarlo también al precio de su vida.

Hoy hacen falta, más allá de las 7 semanas de Cuaresma, una renovación profunda de las Iglesia, de la fe adormecida y del tibio compromiso de los cristianos a la manera. Para Jesús, el Reino abarca toda la vida y toda la sociedad en sus diversas dimensiones personal, familiar, profesional, social, económica, cultural, política y ecológica.

En nuestro país vamos, desde unos años, de desastres en desastres porque hemos dejado de creer en nosotros y un proyecto de fe, de vida y de sociedad tal como nos lo presentó Jesús.

Nos entregamos a falsos salvadores que nos utilizan para mantener sus privilegios y aumentar escandalosamente sus riquezas a costa nuestra. La Cuaresma es un tiempo propicio para ir a lo esencial: Ser un pueblo fraterno que se empodera de sus derechos y responsabilidad para construir la justicia.

¿Cuándo dejaremos de creer y seguir las mentiras de los grandes medios de comunicación social y y electrónica? No podemos de ser una masa manipulable según la moda del día que los poderosos inventan para mantenernos dominados, divididos y sin horizonte.

Hoy se mata a los jóvenes de los sectores populares y mañana se lo quiere encerrar en cárceles inmensas, privando a la patria de sus mejores elementos para construir un país diferente que se inspire de los valores vividos por Jesús hasta la muerte.

Estos valores son la fe en la fuerza y sabiduría de los pobres, el compartir de toda la vida, la fraternidad sin frontera, la solidaridad hasta la muerte, la dignidad que nace de la entrega total, la justicia que regula las relaciones sociales.

Aprovechemos este tiempo de Cuaresma para evaluar nuestras maneras de vivir y convivir. Volvamos a Jesús, a la Comunidad y al proyecto del Reino. Dejemos de estar aprisionados por el individualismo y la indiferencia. Salgamos de la ilusión de la vida fácil, fruta podrida de la explotación de los demás y de la violencia. Saquemos de nuestra espiritualidad dormida la fuerza para emprender caminos de autoestima y de transformaciones personales y sociales.

Para lograrlo hace falta la Comunidad: Solos, estaremos siempre perdidos y presas fáciles del último engaño de políticos sin escrúpulos, de profetas de calamidades, de predicadores de cielos inexistentes, de embusteros que se aprovechan de nosotros.

La organización en comunidades nos permite, por una parte, valorarnos, despertar nuestras valiosas capacidades, salir del miedo que paraliza y, por otra, discernir lo que es puro engaño y caminos equivocados. En comunidades entenderemos como funciona nuestra sociedad y que fines ajemos a nosotros persigue. Conoceremos las alternativas posibles y en marcha que promueven la vida, la fraternidad y la verdadera felicidad.

En comunidades haremos real nuestra capacidad de vivir mejor individual y colectivamente. Abriremos caminos que construyen una sociedad que apuesta por el compartir que trae equidad y justicia. Haremos la experiencia de estructuras nuevas que fomentan el respeto mutuo y la convivencia armoniosa.

En comunidades, reconoceremos que esa nueva manera de vivir y convivir es la propuesta que Jesús llamó el Reino de Dios que se construye entre todos y desde los pobres, porque nos dice Jesús que así lo ha querido Dios.

¡Que este tiempo de Cuaresma sea la oportunidad de una vida diferente que construimos juntos semana tras semana para terminar celebrando nuestra propia ?pascua?, dejando una vida sin vida para entrar gozando de una verdadera fraternidad y armonía ciudadana!