Una de las contradicciones sorprendentes de muchos fervorosos cristianos (al menos, así se denominan ellos) es la indiferencia, por no decir tolerancia e incluso aquiescencia, con la que abundan en algunos de los pecados que más repugnaban a Jesucristo. El cardenal George Pell, superministro de Finanzas del Vaticano, condenado por abusos a menores en Melbourne, no sólo no muestra el menor arrepentimiento por sus crímenes sino que ha escrito una pastoral donde se compara con el propio redentor y ofrece sus sufrimientos en la cárcel por el bien de la Iglesia. ··· Ver noticia ···
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