Las Comunidades Cristianas Populares nos venimos reuniendo cada dos años, buscando una mayor sintonía con el espíritu de Jesús. En este XVIII Encuentro hemos compartido inquietudes, reflexiones, utopías y experiencias teniendo muy presente las desigualdades, sufrimientos e injusticias que afectan a tantas personas.
Este año nos hemos reunido bajo el lema: ?espiritualidad y política: de la beneficencia a la justicia??. Hemos constatado que la beneficencia, aun reconociendo y valorando positivamente la generosidad de tantas personas voluntarias, está promoviendo más dependencias, más pobreza e indignidad.
En un claro contraste esperanzador, hemos ido descubriendo que Jesús de Nazaret no fue un fundador religioso, ni propuso un programa político concreto. Como alternativa, recuperó el comienzo del ?año jubilar??: el descanso de la tierra y de todos los seres, el perdón de las deudas, la recuperación de la libertad de los esclavos y la devolución de la tierra a sus antiguos propietarios. Y también anunció y practicó el reinado de Dios como metáfora política subversiva de un mundo libre, justo y fraterno.
El mismo espíritu de Jesús nos mueve a una inversión de valores y estructuras, desde la lucidez de la mirada y desde la fe en la bondad del corazón humano.
Nos hemos ratificado en que toda persona, por el hecho de nacer, tiene derecho a vivir dignamente. Esto significa que las políticas sociales deben ser la prioridad absoluta de todo gobierno y la inversión más rentable.
En el Morche, a 29 de noviembre de 2015