Comunidades Cristianas de Base de Murcia
Lejos están los tiempos en que muchos católicos nos sentíamos en comunión con la Jerarquía Eclesiástica en su compromiso con el evangelio en la vida pública y la política española. Días en que se trabajaba por los acuerdos, porque la concordia entre los españoles fuera la moneda corriente, para que cediera una parte hoy y la otra mañana. Evitando revanchas y enfrentamientos, ejerciendo de árbitro y de moderador y enterrando para siempre el mito de las dos Españas.
No queremos ahondar en las diferencias con nuestros obispos, pero no podemos dejar de aclarar que muchos católicos españoles no pensamos como ellos en el ámbito de la política. Sus declaraciones tienen un gran peso y repercusión por la relevancia de sus cargos, por ello precisan del comentario crítico de otros católicos que en éste, como en otros terrenos opinables, no nos sentimos representados.
La Jerarquía española esta poniendo en peligro la comunión de muchos católicos que no pueden aceptar que les digan cual debe ser su opción en el ámbito político e ideológico con argumentaciones, que se pretenden morales, pero que están hechas desde un análisis subjetivo de la realidad social y política y, por lo tanto, susceptibles de disentimiento y de juicio crítico expresado por cristianos adultos y ciudadanos informados. Muchas personas de buena fe pueden considerar como infalibles sus afirmaciones y por ende de obligado cumplimiento, esto supondría una manipulación de conciencias a favor de unos determinados objetivos políticos.
Sus orientaciones deberían estar mas para unir y aclarar, que para dividir y manejar. ¿Quién ha propiciado estas declaraciones? ¿Por qué el silencio de algunos obispos que han defendido otro tipo de opciones políticas dentro de la Iglesia en estos momentos tan delicados? ¿Por qué una sola voz dentro de la Conferencia Episcopal a favor del Partido Popular? Y que no nos digan que no señalan a ningún partido, hábilmente utilizan con el lenguaje pero se les entiende todo.
Hay muchas razones para criticar las últimas declaraciones de la Jerarquía Eclesiástica española con respecto a la opción del voto el próximo 9 de marzo, pero no es nuestra intención favorecer la brecha que los obispos están abriendo entre los españoles con sus últimas actuaciones y que pueden provocar brotes de anticlericalismo. Estas declaraciones parecen responder a una bien pensada estrategia política en apoyo de la derecha española ya manifestada durante la última legislatura Por esta razón no entramos en valoraciones puntuales de sus declaraciones ni a contestaciones políticas.
Nuestra reflexión se enmarca desde la Iglesia de la que somos parte y desde el Evangelio que quiere ser norma de nuestras vidas. Si no fuera porque son algo más que opiniones personales no pasarían del terreno de la anécdota, pero es que quienes opinan son los dirigentes de la Iglesia española, y lo hacen desde su órgano más representativo: la Conferencia Episcopal, de ahí su importancia y nuestro asombro. Hablan por boca de miles de católicos, identificándonos a todos con ellas. Y no, muchos cristianos no van a votar al PP.
Sus declaraciones no sirven para aclarar ni para hacer presente el evangelio, son simplemente una estrategia política que puede conseguir buenos resultados, pero que hacen un flaco favor al evangelio de Jesús y su mensaje de concordia. Hay miles de católicos que se han alejado, y siguen alejándose, de la Iglesia por disconformidad con la intransigencia de los obispos que no conectan con el mundo actual, con los avances de la ciencia, con la evolución de ciertos valores morales que han cambiado con el paso del tiempo. Pocos valores morales son inmutables, la mayoría responden a realidades culturales; la luz del evangelio hay que transmitirla en concordancia con el presente.
Nos hacemos dos preguntas que tienen difícil respuesta: 1.- ¿Por qué se gasta tanta energía en la defensa de una opción política? No lo sabemos, quizá porque el clero se siente más identificado con las clases dirigentes de nuestra sociedad de la que siempre han sentido apoyo y reverencia, probablemente porque no se les ha predicado la radicalidad del mensaje evangélico. Queremos creer en la buena fe de los obispos y que en sus actuaciones buscan el bien de la Iglesia y de la sociedad, pero se equivocan situándose siempre en el mismo lugar sociológico, parece que les da seguridad. Pero la Iglesia no tiene un fin en sí misma, está para propiciar la llegada del Reino de Dios y su justicia, para predicar sus valores. En el caso que nos ocupa estos valores se pueden encontrar en todo el espectro sociopolítico. 2.- ¿Por qué rechazan las opciones de izquierda? Quizás porque las consideran laicas y alejadas de ritos y procesiones.
Pero es cierto que el evangelio no está en ritos vacíos, en el folclore religioso ni en apoyos socioeconómicos, sino más bien en la justicia distributiva, el amor desinteresado y la aproximación a los pobres. Queremos beligerancia en pos de la Verdad, a favor del que sufre, estando junto al que nada tiene y desde el Evangelio, sin favorecer formaciones políticas apoyadas por el gobierno de la Iglesia: en todas las opciones políticas podemos encontrar valores evangélicos. Nuestra vida como cristianos debe seguir la de Jesús: renunciar a la riqueza, estar con los que sufren, con los pobres y denunciando las causas que generan la pobreza, construyendo la fraternidad entre las personas y ofreciendo, sin dogmatismos, el mensaje de salvación que Jesús nos mostró, estando abiertos a la acción del Espíritu, y sin excluir de la Iglesia a personas que, con la misma buena voluntad, militan en organizaciones políticas que al parecer no son del agrado de nuestros obispos.
Deseamos oír de nuestros obispos palabras a favor de los que sufren, comprometida con los que nada cuentan, que alienten a los cristianos a trabajar por una sociedad más justa: sin guerras ni violencia, sin corrupción y sin seres humanos muriendo de hambre. Palabras que inviten a los creyentes a participar en la acción social y política a la que todos estamos llamados desde las distintas sensibilidades ideológicas, teniendo como referente la utopía del mensaje de Jesucristo, mensaje que aparece en el evangelio de esta última semana: el Sermón del Monte; oferta de un estilo de vida alternativo a los valores comúnmente aceptados en esta sociedad, hecha sin condenas y desde el respeto a la libertad de decisión personal.
Juan Ramírez Puche es médico y escribe en representación de las Comunidades Cristianas de Base de la Región de Murcia.