Enviado a la página web de Redes Cristianas
Todavía no es San Lorenzo, pero he vuelto a Madrid, desde Francia, antes de lo que pensaba, si bien me ausentaré otra vez hasta el 10 de Agosto. Pero estas dos noticias que voy a comentar me han abrumado. Ambas están sacadas de Religión Digital, (RD), ya a ella me remito para su credibilidad. Para mí, ésta es total, sabiendo cómo puntualizan en los artículos informativos, cosa que no podemos decir, obviamente, de la misma manera, de los de opinión.
1ª) ?La homilía de un cura fascista??. Sucedió en laiglesia de los Jerónimos, en Madrid, y en el simbólico día del 18 de Julio, aniversario del ?Glorioso alzamiento nacional??, eufemístico modo con el que nos enseñaron a denominar, en nuestra niñez, lo que había sido un infame golpe de Estado militar, en la mejor tradición decimonónica de nuestra historia. Si el artículo que recuerda RD dice verdad, e insisto en que creo que la dice, el señor cura dijo en su homilía verdaderas barbaridades, llegando a bordear, si no los traspasó, los lindes de lo delictivo. Según la querella presentada por la IU de Castilla la Mancha, el cura reivindicó en su homilía «asumir la violencia por razones políticas como entonces». Y la demanda asegura, además, que no se pueden «tolerar comportamientos que llaman públicamente al ejercicio de la violencia por razones políticas contra aquellos que piensan de manera distinta».
Según el diario ?el Plural.com?? el autor de la proclama, a la que califica de ?guerracivilista??, fue el propio párroco de los Jerónimos, si bien en ningún momento se cita el nombre del cura, pero poco importa si se trata, o no del párroco de tan ilustre templo madrileño. Después de leer la noticia, y de ver las fotos que la acompañaban, con gente con la camisa azul y las manos en alto, me dio, no vergüenza ajena, sino propia, por pertenecer al mismo presbiterio que ese clérigo montaraz, y me pregunto si desde el obispado se han tomado cartas en el asunto, que por mucho menos ha habido, y hay, más que reproches. Y lo sé en carne propia. Pero una actitud como la que comento es intolerable, anticristiana, y, puede que hasta delictiva.
2ª) La catedral de Toledo, para ricos. Esta es una noticia que aparece hoy en RD, firmada por Irene López Alonso, y que a mí, personalmente, me ha dejado, primero, perplejo, y después, alucinado, escandalizado e indignado. La autora del artículo lo titula así: Grupos ?»V.I.P.» visitan la catedral de Toledo de noche y a puerta cerrada, con cena y concierto de órgano??. Sí, habéis leído bien. Y todavía se abren más cuñas para ilustrar el texto: ?Empresas de eventos ofrecen tours «exclusivos» con autorización del Cabildo??; «Si alguien tiene el capricho de que le iluminen la catedral, paga y punto»; Una de las empresas organizadoras guió por Toledo a un extenso grupo de arzobispos y sacerdotes entre los que se encontraba el cardenal Rouco??. Y hay más detalles, además del fundamental, que corrobora y demuestra que se trata de una promoción para ricos: que todo eso se consigue por el módico precio de ¡434,39 ??! por persona. Claro, que van incluidas actividades tan selectivas como ?la visita a las capillas privadas de la catedral, iluminación artística, servicio de azafatas, el concierto de órgano, el donativo a la catedral, y la cena en la Cerería o en el Patio del Tesorero del templo, con un menú para todos los gustos: Turrón de hígado de pato, granizado de Bloody Mary, gazpacho transparente, solomillo, cochinillo o lomo de ciervo, entre otras muchas exquisiteces??.
Y otro punto que destaca la articulista, y que es, como tantas veces en la vida, totalmente ambivalente, es decir, con dos posibles consideraciones, una positiva, y otra negativa: la reacción de los canónigos. En el derecho canónico, la autoridad y la competencia en el uso y trato del edificio de la catedral no es, como puede suponer la gente, el obispo, sino el Cabildo, o colegio de canónigos. Es decir, sin el beneplácito de éstos, no sería posible el ejercicio de esas actividades, ni en la catedral toledana, ni en ninguna otra. Y aquí vienen los dos aspectos de la cuestión: el positivo es que a la mayoría de los canónigos, como es lógico, no les ha gustado nada la idea, y, por lo bajines, protestan y refunfuñan; el negativo, que por miedo, o falso respeto al arzobispo, no se han atrevido a oponerse a una propuesta tan injusta, tan descabellada, tan escandalosa, tan ?antifrancisco??, si se me permite la expresión. Ya he escrito en otras ocasiones de la poca grandeza y dignidad con que se comportan, a veces, ciertos eclesiásticos. ¡Si levantara la cabeza el gran canonista D. Teodoro Jiménez Urresti, nuestro eminente profesor de la Pontificia de Salamanca, y canónigo de la catedral de Toledo, con sus famosas agarradas y filípicas en tiempos del cardenal D. Marcelo González! Seguro que no habría permitido semejante atropello. ¡Qué pena, en qué estado se encuentra una institución tan preclara, tan excelsa, tan gloriosa, como el arzobispado de Toledo, que me atrevo a calificar, junto a la de Milán, las dos sedes arzobispales, y cardenalicias, más magníficas de la cristiandad! Por cierto, ¿alguien sabe por qué tardan tanto en elevar al cardenalato al arzobispo D. Braulio Rodríguez Plaza?