Enviado a la página web de Redes Cristianas
Tenía que ser español el individuo que matara a Cecil, el león símbolo de Zimbabue, para llenarnos de vergüenza en todo el mundo. Cincuenta mil euros le ha costado la bravuconada a este impresentable del que aún no conocemos su nombre, pero sí su indignidad. Cincuenta mil euros que este ignorante ha gastado en un trofeo, en un capricho vergonzante. Cincuenta mil euros que no necesitaba para vivir, sino para hacer morir.
¿Cómo se ganará la vida este tipo? ¿Lo hará con la misma arrogancia, desconsideración e ilegalidad con la que ha matado a Cecil? ¿Cómo será su personalidad? ¿Será un cobarde y acomplejado que necesita de estas tristes hazañas para sentirse un hombre realizado? ¿Por qué habrá gente incapaz de ganarse y gastarse el dinero con honestidad y decencia? ¿Por qué habrá gente tan básica, tan necia y sin un ápice de ética y sensibilidad?
Pedro Serrano. Valladolid