Camboya en el punto de mira -- Soledad Mutuberría

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Alandar

Camboya es uno de los países más pobres del mundo, y es también el país que mayor castigo político ha sufrido durante la segunda mitad del Siglo XX. Situada en el sureste asiático, un golpe militar propiciado por la CIA derrocó en 1970 al gobierno progresista y neutral del príncipe Norodón Sihanuk. Y frente al avance de la rebelión maoísta, ?la aviación norteamericana?? bombardeó sus campos durante ciento sesenta días y noches.

La terrible guerra civil concluyó en 1975 con el triunfo de los jemeres rojos a cuyo frente se encontraba Pol Pot. Este experimento político se saldó con casi dos millones de muertos y finalizó con la invasión vietnamita combatida por guerrillas, lo que se prolongó durante una década. En 1998, bajo la supervisión de la ONU, se celebraron elecciones volviendo a ocupar el trono el rey Sihanuk.

Con estos antecedentes, Camboya es hoy un país pobrísimo, y además, sufre la lacra de ocultar en su territorio -de once millones de habitantes- once millones de minas antipersona. Es decir, una mina por habitante; así, las minas y la guerra han hecho de los discapacitados uno de los sectores más necesitados de la población camboyana.
El Servicio Jesuita al Refugiado (SJR), empezó a trabajar con la población camboyana en 1980, en los campos de refugiados habilitados en la frontera tailandesa y en 1989 decidió entrar en Camboya para colaborar a la reconciliación nacional. Así, cambiando su nombre por el de Servicio Jesuita de Camboya, (SJC) en 1990 comenzó varios proyectos de solidaridad en los alrededores de Phnom Pehn. La directora es Sor Denise Coghlan una de las más fervientes impulsoras de la campaña contra las minas, que recibió el premio Nóbel de la Paz en 1997.

El SRC se dirige a todos los camboyanos y se dedica a servicios sociales y educativos: alimentos, agua, nutrición infantil, salud e instalaciones sanitarias primarias, sillas de ruedas, aparatos para niños sordos, bancos de arroz y pequeños préstamos, asistencia a las victimas de las minas, programas de escolarización para niños discapacitados, formación profesional para mujeres y hombres discapacitados, construcción de escuelas rurales, alfabetización de adultos, asistencia a los profesores rurales, bibliotecas móviles, formación de profesores y estudiantes universitarios y preuniversitarios con la creación de residencias para los colegiales y muchas cosas más como el apoyo a grupos de Arte y Danza camboyana.

Un proyecto de gran éxito es la cirugía ortopédica. Banteay Prieb (la casa de la paloma) es un centro situado a 23 Km. de Phnom Pehn, sede del proyecto para discapacitados donde se trabaja en colaboración con otras ONG. Kike Figaredo jesuita, actual Obispo de Battambang, lleva 21 años trabajando, inicialmente con los refugiados en Tailandia y Joaqui Salord, tambien jesuita español, quién coordina el proyecto para discapacitados, lleva más de 15 años en Camboya.

El proyecto para discapacitados comprende la fabricación de sillas de ruedas. En ello trabajan 20 minusválidos, todos ellos víctimas de las minas, que fabrican una media de 1000 sillas al año. Este proyecto ha tenido gran repercusión en el mundo, hasta el punto de que ha dado al hoy obispo de Battambang, Kike Figaredo, el nombre de ?el obispo de las sillas de ruedas??. Se trata de sillas de ruedas fabricadas por mutilados para los propios mutilados.

Hay talleres de formación profesional, donde alrededor de 90 discapacitados adquieren una habilidad profesional en las especializaciones de electrónica, soldadura, mecánica de motos, corte y confección, escultura, agricultura y carpintería, y talleres de producción, donde alumnos graduados en la escuela ejercen su actividad laboral por un periodo que va de uno a tres años. Su producción se pone a la venta.

La residencia del obispo, está rodeada de centros sociales como el Centro Arrupe de acogida a niños discapacitados, con guardería, colegios menor y mayor (todo de una gran simplicidad, dotados de esteras que se despliegan por la noche y se pliegan durante el día), campos de deportes, hospital, tienda, Iglesia, casa de voluntarios, y un largo etc. La vegetación es hermosísima y tapiza todo de árboles y flores.
En un pueblo cercano, Tahen, hay entre otras instalaciones una escuela de danza, cuyas actuaciones dejan prendados a los espectadores.

La Iglesia que se transparenta en Camboya, parece copia de lo que hacía Jesús: contacto personal y ayuda con y para el pueblo. Los religiosos y los voluntarios juegan con los niños, llaman por su nombre a cada uno de los trabajadores y abrazan con ternura a las ancianas

Espigando en las abundantes entrevistas a Kike, he aquí sus respuestas:

¿Te parece importante catequizar? Si, pero no prioritario. Hay que compartir la fe en Jesús, y sistematizar ésto bien para que lo conozcan, no para ganar adeptos

¿Cómo os ha recibido el pueblo, porque los cristianos son pocos, y la mayoría de la población practica el budismo casi puro? En general, la gente de Camboya es muy religiosa. Y nos ven bien porque predicamos con las obras y el ejemplo, no con sermones. Nos ven con simpatía, porque les ayudamos y ven que no lo hacemos para convertirlos.

¿Crees que la proximidad y la compasión es lo que hace específico al cristianismo? El budismo tiene ésto también pero de otra manera. Para nosotros, Jesús nació, vivió y murió como un marginado. Le asesinan como a un criminal. El siempre estuvo con los desposeídos. Es la misión del cristiano.

¿Y las ceremonias artísticas con los niños? Camboya tiene una gran riqueza cultural. A través de la danza tratamos de llevar el mensaje.
La Iglesia católica, sobre todo en Occidente, no está adaptada a la realidad y en muchos sentidos ha perdido el tren de lo social. Está buscando en la inmigración, en los barrios más pobres y en los países más subdesarrollados y esa búsqueda en la vida de los sencillos llevará a la Iglesia a volver a renacer.

¿Qué es lo que necesitáis para cambiar la situación de Camboya? Dar a conocer su situación. Traducir las necesidades a proyectos técnicos. Vamos a instalar energía solar en los pueblos, necesitamos placas solares, y además de técnicos necesitamos medios financieros.

Realmente deja feliz la visita al SJC de Camboya. Es un don que te lleva a agradecer a Dios que suscite vocaciones religiosas y seglares que le hagan presente entre los desposeídos y marginados.

Para más información y colaboraciones…
www.acadica.org
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