Cambio climático en África: ¿Sáhara verde o hambre y guerra?

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Afrol

Mientras el mundo ha centrado su atención en Bali para discutir cómo retrasar el calentamiento global, muchas voces defienden que lo más importante ahora es tener más conocimientos sobre cómo un clima ya en cambio afectará al continente más pobre y lo que se puede hacer para ayudar a los africanos a enfrentarse a estos nuevos desafíos. Ignorando a la minoría que todavía niega los cambios climáticos, existen dos puntos de vista enfrentados sobre lo que puede significar para África un calentamiento climático. Uno se centra en más sequías, desastres naturales, extensión de enfermedades y conflictos por los recursos naturales. Otros científicos sostienen que podría ser mucho más positivo ya que algunos modelos climáticos indican claramente que muchas de las regiones más pobres de África tendrán más precipitaciones.

Los más conocidos escenarios del futuro de África con un clima más caliente incluyen más sequía, inundaciones, ciclones, degradación de la tierra, epidemias y guerras por los recursos. Un negativo cambio climático tendrá siempre mayores efectos en los pobres y en las sociedades que viven directamente de los recursos terrestres, haciendo a África la más vulnerable incluso en el caso de pequeñas reducciones en la precipitación o en un aumento de la frecuencia de extremas condiciones metereológicas.

El Índice de Desarrollo Humano del PNUD relativo a este año estaba dedicado especialmente a los peligros del calentamiento global. «Las áreas afectadas por la sequía en África Subsahariana podrían aumentar en 60-90 millones de hectáreas, con zonas áridas sufriendo pérdidas de 26.000 millones de dólares antes de 2060 (según cifras de 2003)», advierte el informe. Los niveles de incremento del nivel del mar podrían desplazar a 6 millones de personas tan sólo en Egipto y un número creciente de tormentas e inundaciones tropicales afectarían particularmente a centenares de millones en países pobres, cita el IDH. Finalmente, los cambios en las corrientes costeras en por ejemplo África Austral «podrían comprometer el futuro del sector pesquero de Namibia».

Los científicos se centran especialmente en los efectos negativos para la seguridad alimentaria en África. Josette Sheeran, directora del PMA advirtió recientemente que el cambio climático ya es uno de los principales factores tras el incremento de precios y la creciente inseguridad alimentaria. Esta semana, el Instituto Internacional de Investigación Política Alimenticia lanzó un informe titulado «La situación alimenticia mundial», advirtiendo que ?la producción agrícola mundial está proyectada para disminuir perceptiblemente debido al calentamiento global, y el impacto en países en vías de desarrollo será mucho más severo que en naciones industrializadas». Los investigadores añadieron que «África es particularmente vulnerable al cambio climático debido a su bajo nivel de producción y a su agricultura de subsistencia??.

La oficina de PNUD GRID-Arendal advierte de «dificultades extremas en términos de alimento y agua para las áreas áridas y semiáridas del oeste y el cuerno de África así como África Austral» como consecuencia del calentamiento global. También ha intentado estudiar algunas de las proyectadas crisis regionales, que se extienden desde inundaciones en Lagos y Banjul, a ciclones en Madagascar, sequía en África Austral, extensión de la malaria en Chad y una crisis para la agricultura comercial en Kenia. GRID-Arendal basa su advertencia en los modelos de los climas futuros.

Pero no todas las predicciones, modelos y teorías son exclusivamente negativos. Lo que viene a continuación no es una teoría basada en modelos climáticos, sino un hecho bien documentado: Hasta hace 5.000 años, durante el ?ptimo Climático del Holoceno, el clima mundial era perceptiblemente más caliente que ahora – comparable a los pronósticos de calentamiento global – y África vivía en los científicos denominan el «Período Húmedo Africano».

Durante este período caliente y húmedo, lo que ahora es el desierto de Sáhara era de hecho verde, cubierto con prados y vegetación de sabana. Las pinturas rupestres en Tassili – en el centro del Sáhara, sudeste de Argelia – causaron primero asombro cuando fueron encontradas ya que representaban animales de la sabana tales como elefantes y cebúes. Más tarde, se encontraron en el Sáhara los huesos de animales dependientes del agua, como cocodrilos e hipopótamos, junto con los sedimentos que demostraban que existieron aquí grandes ríos y lagos hasta hace 6.000 años.

Científicos modernos han investigado de forma más profunda los sedimentos de la costa de Mauritania, demostrando un cambio muy repentino en los sedimentos transportados por el viento, indicando que tuvo lugar un dramático cambio climático en tan sólo unas décadas. Repentinamente, el Sáhara había alcanzado un punto en el que no podría soportar la vegetación y el desierto se apoderó de esta enorme región.

Durante el Holoceno temprano y medio – correspondiendo con los primeros milenios después de última edad de hielo – el clima global era entre 2 y 5 grados más caliente que hoy. En algunas regiones esto significó un clima más seco, pero para la mayoría de África, significó más lluvia y precipitaciones más estables. Para la mitad norte de África, esto significó que el monzón fue más al norte y especialmente el Sáhara Central tuvo un clima más húmedo. Pero también al sur del Sáhara, las precipitaciones eran más abundantes, significando más bosques.

?stos son los datos más exactos del ?ptimo Climático del Holoceno, y otras regiones africanas se han estudiado mucho menos (el clima de África en su totalidad se ha estudiado menos que otras regiones). Hay sin embargo indicaciones que el Holoceno cubrió de verde el cuerno africano, sur de Arabia y África Este. Según el Instituto del Cambio Climático de la Universidad de Maine, «África Este era mucho más húmeda durante el holoceno temprano de lo que es hoy», pero la región no sigue siempre el patrón caliente-húmedo, fresco-seco. Los datos sobre África Central son escasos, algunos indican condiciones más secas en la cuenca de Congo que hoy, y otros indican más lluvia.

Solamente África Austral se hace seguramente mucho más seca cada vez que el clima se hace más caliente. «El Holoceno temprano conllevó calentamiento y unas condiciones extremadamente secas», según un estudio de la Sociedad Geofísica Europea. África Austral es también el ejemplo que con más frecuencia se menciona para ilustrar los efectos negativos actuales del calentamiento global en África, con una creciente frecuencia de sequías.

La gran cuestión que se ha estudiado asombrosamente poco es si el actual cambio climático nos conducirá de nuevo a las condiciones del Holoceno medio o, cuando alcanzaremos las mismas temperaturas. ¿Podemos predecir que al menos la mitad norte de África se beneficiará del calentamiento global, mientras que tendremos que asistir a África Austral en la reestructuración de su agricultura para enfrentarse a condiciones más secas?

La mayoría de los modelos climáticos que intentan predecir los efectos del calentamiento global calculan de hecho con un aumento marginal o pequeño de precipitación para la mitad norte de África. Pero estos modelos, que no se basan en paleoclimas, sostienen sobre todo que este aumento está dentro del margen del error, y muchos también predicen un desplazamiento del Sáhara hacia el norte, significando que el Mediterráneo africano y europeo podría hacer frente a la desertificación. Pero coinciden en un clima mucho más seco para la mayoría de África Austral e indican que África Este podría seguir la misma trayectoria negativa.

Estos modelos y experiencias actuales podían llevar a una conclusión muy negativa con un clima más caliente en África. Ya se aprecian un deterioro climático en África Austral, que ha contribuido fuertemente a la inseguridad alimentaria en la región. La mayoría de los observadores sostienen que se trata de una consecuencia directa del calentamiento global. Pero los efectos positivos no son visibles. ¿Por qué, por ejemplo, el Lago Chad se reduce, cuando era enorme en el Holoceno? ¿No podremos obtener los efectos positivos del calentamiento global en el Sahel y el Sáhara?

Los expertos en paleoclima son, sin embargo, más optimistas sobre la mitad norte de África ? carecen de datos suficientemente buenos para otras partes de África. El clima saharaui, según han demostrado los sedimentos de Mauritania, se tuerce entre dos extremos: O es verde o no soporta vegetación. Hay un umbral que se cruzará, o al menos, ese fue el caso en el Holoceno. Los científicos han demostrado que, cuando aparece más vegetación debido al incremento de la
Reducción del Lago Chad

Reducción del Lago Chad (1973, 1987, 1997 y 2001)
© afrol News / NASA
precipitación, la misma vegetación influye al clima, produciendo aún más precipitaciones. En el caso del Holoceno, la fertilidad y la desertificación del Sáhara fueron cuestión de un siglo, quizás décadas. Fue un proceso «precipitado», según has demostrado distintos estudios liderados por el experto Peter deMenocal.

Martin Claussen, del Instituto Max Planck de Meteorología ha ido más allá en la posible «fertilización del Sáhara» debido al calentamiento global. Concluye que una «cierta extensión de la vegetación en Sáhara de hoy es teóricamente posible» como consecuencia de las emisiones del CO2. De hecho, «el índice de hacerse verde puede ser rápido, hasta entre 1-10 décima parte del área del Sáhara por década», según demuestran sus modelos.

Pero Claussen advierte contra la creencia de que el ?ptimo Climático del Holoceno volverá a repetirse. En primer lugar, no son los mismos procesos los que conducen el cambio climático de hoy, significando que pueden no tener el mismo efecto en corrientes oceánicas, y con ello patrones de precipitación. Además, y más importante, el actual paisaje del Sahel está también fuertemente formado por factores humanos, tales como la pastura. A corto plazo, si los pastores llevan a sus ganados a áreas que empiezan a ponerse verdes, pueden destruir rápidamente la potencial vegetación, obstaculizando así el desarrollo positivo.

Estas advertencias de Claussen pueden ser un tema poco estudiado, pues las imágenes por satélites del Sahel indican que la zona sur del Sáhara pudo haber experimentado ya un efecto verde. Pero estas áreas sufren también una gran presión debido a una población en rápido crecimiento, que puede obstaculizar el efecto completo que llevaría a convertirse en una región verde. De hecho, la misma región es objeto de la tala de árboles, contradiciendo los posibles efectos positivos. El uso creciente del agua en esta región también explica en parte la continua reducción del Lago Chad.

Si creemos los modelos de los especialistas del paleoclima, hay nuevos desafíos para África a medida que se desarrolla un nuevo clima. Hay un acuerdo casi universal en un clima más seco en la mayoría de África Austral, región a la que se debe ayudar para tener una agricultura menos dependiente de las lluvias. En el Sahel, por otra parte, hay fuertes indicaciones de que la región se puede beneficiar de unos efectos muy positivos del clima si el frágil ecosistema cruza el umbral que le permite hacerse fértil. Con un desarrollo óptimo, Níger, Malí y Mauritania podían convertirse en las cestas de abastecimiento de África en varias décadas.

Pero el gran problema es que se ha hecho muy poca investigación sobre cómo resolver estos desafíos climáticos. Para África Este y Central, no siquiera hay suficientes datos paleoclimáticos para poder contar con buenos modelos ante un futuro más cálido. Y para la mitad norte de África, hay muy pocos estudios que revelan lo que está sucediendo realmente. ¿La región se está haciendo más verde o se está secando? ¿Está el efecto de la desertificación de una población en crecimiento afectando a una posible fertilidad? ¿Cómo debemos actuar para ayudar a que tenga lugar más rápidamente un posible efecto de fertilidad?

La ironía es que grandes partes de África podrían hacer frente, de hecho, a un efecto positivo del calentamiento global, pero debido a la falta de investigación, no se puede saber.

Mientras que el mundo está determinado en detener el calentamiento global incontrolado, los posible efectos negativos y positivos de este cambio de clima en África necesitan ser mejor investigados. Seguramente, en muchos países africanos, serán necesarios grandes esfuerzos contra las sequías, las inundaciones, las epidemias y la erosión costera como consecuencia de las emisiones de CO2 del mundo industrializado. Pero incluso estas consecuencias no se conocen lo suficiente, y los científicos advierten de que hay prisa.

Por Rainer Chr. Hennig