Público
La intentona armada del general Zúñiga fracasa por la rápida respuesta del presidente Arce y los movimientos sociales, pero envía una señal preocupante al Gobierno progresista.
A los militares bolivianos les encanta el Palacio Quemado, la sede histórica del Gobierno en La Paz. Pero les aburren tremendamente las urnas. Prefieren entrar a tanquetazo limpio, como ocurrió el miércoles con la intentona golpista del general Juan José Zúñiga, el último sedicioso en el país de las asonadas castrenses. Ver noticia original en …