BODAS DE ORO. Jacques Gaillot, obispo de partenia

0
86

Partenia

Es un acontecimiento importante para esta pareja amiga que ha reunido a sus familiares y amigos en pleno verano. Su felicidad necesita ser compartida. ¡La fiesta tiene que ser espléndida!
Estoy asombrado de que haya tanta gente, sin duda más que en su boda, hace 50 años. Pasamos de la alcaldía a la iglesia, luego al patio interior de la escuela para el aperitivo. Cosa rara por mi parte, me quedo para la cena.

En este encuentro, en el que la alegría está en todas las caras, hay parejas separadas, divorciadas, vueltas a casar. Todos estos casos que conocemos bien en nuestras familias o nuestros conocidos.
Hoy, la vida no es vivida como un todo, sino como una serie de episodios, cada uno tiene valor en sí mismo. Estamos atentos a lo provisional para realizarnos lo más felizmente posible, sin esperar. Dejamos a un lado las conformidades para privilegiar la autenticidad.
Celebrar unas bodas de oro, ¿no es ir a contra corriente de esta mentalidad moderna? No creo que sea tal.

Basta con ver a nuestros dos héroes del día que encuentro adorables. ¿Acaso non siguen enamorados el uno del otro? ¿Amables y respetuosos el uno del otro? Su amor ha resistido la prueba del tiempo. ?ste se ha profundizado. Cuando hay amor, se puede ir muy lejos.
¿Tienen un secreto? Con el paso de los años, siempre se han hablado y han aprendido a perdonarse.
Después de 50 años de matrimonio, su simple presencia es un testimonio. Son una bendición para muchos.