Benedicto XVI encontrará a los católicos de EE.UU. inmersos en cambios profundos

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Iblnews

Benedicto XVI.jpgLos más de casi 73 millones de católicos en EEUU siguen siendo la mayor denominación cristiana del país, pero la visita del papa Benedicto XVI encuentra a esa iglesia en cambios demográficos profundos por el influjo de inmigrantes.
La proporción de habitantes de Estados Unidos que se identifican como católicos se ha mantenido relativamente estable en décadas recientes pero esto oculta los principales cambios que se han dado en el catolicismo estadounidense.
Ningún otro credo religioso en EEUU ha experimentado una mayor pérdida de fieles que los católicos en las últimas décadas: mientras que el 31,4 por ciento de todos los adultos en EEUU dice que tuvo crianza católica, ahora sólo el 23,9 por ciento sigue afiliado con esa Iglesia, según un estudio del Centro Pew.

En total, aproximadamente un tercio de quienes fueron bautizados y educados como católicos ha dejado la Iglesia, y aproximadamente uno de cada diez adultos en el país es un «ex» católico.

Durante más de dos décadas los católicos de Estados Unidos sintieron la mano dura del cardenal Joseph Ratzinger y su Congregación para la Doctrina de la Fe, que acalló a teólogos disidentes y marginó a sacerdotes, religiosas y laicos que se apartaban de la línea oficial en cuanto a sexualidad o justicia social.

Ratzinger visita por primera vez con tiara papal su «rebaño» mucho más obediente ahora que hace dos décadas.

La Iglesia católica en EEUU continúa, todavía, resquebrajada -tanto en prestigio como en finanzas- por los abusos sexuales cometidos por algunos sacerdotes y el encubrimiento de esos delitos auspiciado por su jerarquía durante décadas.

Si la proporción de habitantes de Estados Unidos que se identifica como católica se ha mantenido en el 25 por ciento del total a pesar de las deserciones durante tres décadas, ello se debe en gran medida a la capacidad de la Iglesia católica para atraer conversos.

Otro factor importante en este proceso es la inmigración: casi la mitad de los inmigrantes en EEUU profesa la fe católica, y el 82 por ciento de los inmigrantes católicos proviene de América Latina. Según el Centro Pew el 52 por ciento de los inmigrantes católicos es oriundo de un solo país: México.

A la difícil situación de la Iglesia católica ha contribuido además la escasez de sacerdotes entre los católicos de EEUU: no sólo faltan sacerdotes para todos los católicos del país sino que son aún más necesarios los que hablen español y comprendan las necesidades de una minoría que incluye a millones de inmigrantes indocumentados.

Por órdenes del Vaticano, la mayoría de las archidiócesis en EEUU cortaron drásticamente el avance de las mujeres hacia las funciones del altar, un proceso que respondía precisamente a la escasez de sacerdotes.

En vísperas de la llegada de Benedicto XVI a Washington, el 15 de abril, el grupo Ordenación para las Mujeres llevará a cabo vigilias en numerosas ciudades, y celebraciones eucarísticas con oraciones por la consagración de mujeres en el sacerdocio católico, algo a lo que el Papa se opone.

Una encuesta realizada por el periódico National Catholic Reporter encontró que el 75 por ciento de los católicos en EEUU cree que una solución para esta escasez es la ordenación de hombres casados, el 81 por ciento aprobaría el retorno al ministerio de los sacerdotes que se han casado, y el 61 por ciento apoya la ordenación de mujeres.

Aunque entre todos los católicos de EEUU, el 65 por ciento sigue siendo «blanco» o «anglosajón» y los latinos son sólo el 29 por ciento, los católicos hispanos son, respectivamente el 44,5 por ciento de los miembros de esa iglesia con edades entre 18 y 39 años.

National Catholic Reporter encontró que persistía la brecha «entre las enseñanzas oficiales de la Iglesia sobre el aborto y la pena de muerte, y la forma en que los católicos en EEUU consideran estos asuntos».

En el caso del aborto, al que la Iglesia se opone, la brecha iba ensanchándose, mientras que en el caso de la pena de muerte, a la cual la Iglesia también se opone, la discrepancia iba acortándose y más y más católicos rechazan ese castigo.

El mismo sondeo encontró que el 75 por ciento de los católicos en EEUU cree que se puede ser «un buen católico» sin obediencia a las enseñanzas de la Iglesia sobre los anticonceptivos, y el 66 por ciento opina que se puede ser igualmente «buen católico» sin obediencia a las enseñanzas de la jerarquía sobre el divorcio y nuevo matrimonio.