AVALANCHA DE INMIGRANTES. José Mª Castillo

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Somos Iglesia de Andalucía

Cada día nos llegan nuevas noticias de la avalancha creciente de inmigrantes africanos que llegan a nuestras costas. Eso indigna a mucha gente. Y es que la cosa es indignante. Pero, ¿por qué nos sentimos mal cuando nos enteramos de eso? Unos le echan la culpa al gobierno que no hace una política correcta de inmigración. Otros culpan a las mafias que trafican con la desgracia de esas pobres gentes. Les voy a decir lo que yo pienso cuando oigo o leo esas noticias de pateras y cayucos que llegan a Canarias cargadas de rostros de dolor y desamparo.

Cuando yo me entero de esas cosas, no puedo evitar acordarme de lo que, según el Evangelio, dijo Jesús al anunciar lo que se nos dirá en el juicio definitivo: ?fui extranjero y me acogisteis?? (Mt 25, 35).
No soy tan estúpido como para pedir que España acoja a todo el que llegue, sin más. Lo que digo es que, ante una situación como ésta, todos deberíamos tener en cuenta varias cosas:

1) Ahora mismo hay más de mil millones de criaturas que se alimentan por debajo del umbral mínimo de calorías que un ser humano necesita para seguir viviendo. Es lo más grave que pasa en el mundo. Y lo que necesita una solución más urgente.

2) Este problema tiene solución con un mínimo esfuerzo por parte de los países ricos. Bastaría con dedicar a eso menos del 1 por ciento de la renta del mundo rico. Como ha dicho el mejor economista, que ha estudiado este asunto a fondo, Jefrey Sachs, ?el esfuerzo necesario por parte de los ricos es tan mínimo que hacer menos equivale a anunciar con descaro a una parte del mundo que ?no vale nada?? (El fin de la pobreza, 403-404. )

3) El día que los países ricos hagan esto, tendrán argumentos para frenar la inmigración. Mientras tanto, nunca sabremos si los que vienen es porque se mueren de hambre o porque quieren vivir con nuestro lujo y nuestro consumismo.

4) Todo ciudadano del mundo es libre para irse a vivir a donde quiera, pero también es cierto que todo gobernante tiene la obligación de gestionar las cosas de manera que la vida y la convivencia no lleguen a ser insoportables.

5) Todos tenemos el derecho y el deber de presionar sobre los poderes públicos para que tomen la medidas necesarias en orden a que los más desgraciados de la tierra, en cuanto sea posible, dejen de sufrir. Esto quiere decir que los partidos políticos deberían saber que no les votaremos si en su programa electoral no se comprometen, con medidas concretas, a resolver este problema.

6) Es intolerable que este asunto tan grave se utilice como argumento para desgastar políticamente a la oposición o para ganar votos en las próximas elecciones, en lugar de hablar de esto con la mirada puesta en el sufrimiento y en los derechos de todo ser humano.

Precisamente, por lo que acabo de decir, cualquiera comprende que en España tenemos ahora mismo una dificultad muy fuerte para ver todo esto con claridad y para tomar las decisiones que hay que tomar. Lo voy a decir sin rodeos: un sector muy amplio de la población española ve este asunto más como un ?problema político?? que como un ?drama humano??.

De ahí que quienes ven las cosas de esa manera, apenas se fijan en el dolor y la humillación de los que vienen a España buscando aliviar sus sufrimientos, y centran su atención y sus preocupaciones en los errores (reales o inventados) del gobierno de la nación. Basta leer la prensa de una u otra tendencia. O escuchar las emisoras afines a la oposición o al gobierno. Por supuesto, cada cual es libre para opinar como crea que debe opinar. El problema, desde mi punto de vista, no está en eso.

El problema está en que hay medios de comunicación (prensa, radio, televisión), que son muy cercanos a la Conferencia Episcopal, y sin embargo hablan del tema de los inmigrantes de forma que, según dan a entender, lo preocupante es el ?problema político?? (la izquierda lo hace mal, la derecha lo haría bien) y no el ?drama humano?? de los últimos de la tierra. Es decir, quienes (según sus creencias religiosas) tendrían que ser más sensibles al sufrimiento de las personas dan la impresión de que se interesan más por el desgaste político de la izquierda y por el futuro triunfo de la derecha. Mientras que, curiosamente, hay medios de comunicación, que son siempre mal vistos por la Iglesia (porque no son confesionales, sino laicos), y sin embargo en esos medios es donde uno ve o escucha lo más humanitario que hoy se dice en los ?media?? sobre el aterrador problema de quien tiene que abandonar su tierra, su familia, su patria y su cultura, para salir huyendo de una situación desesperada.

He dicho que esto es una dificultad muy fuerte para que en España se le dé a este problema la mejor solución posible en este momento. Porque el problema se ha politizado. Yo entiendo que el PP intente desgastar al PSOE con los argumentos políticos de los que puede echar mano. Lo que no entiendo es que los medios, que controla (o puede controlar) la Iglesia, presten más atención a los intereses políticos de un partido, en un drama humano como éste, que al sufrimiento y a los derechos de seres humanos indefensos y muchas veces tratados y maltratados, como si no fueran personas.

Para decirlo en pocas palabras, no entiendo cómo las personas e instituciones más cercanas a la religión, cuando se presenta un problema de tanta hondura humana, nos den la impresión de que les importan más los intereses políticos que los dramas humanos.