Ana María Llavona Hevia, puro Evangelio -- Faustino Vilabrille

0
163

Enviado a la página web de Redes Cristianas

Ana María Llavona Hevia, farmacéutica asturiana, el día 29 de enero, pasaba de la última orilla de esta vida a la orilla definitiva sin fin de la plenitud de la Vida para Siempre. Por su compromiso incondicional con los más empobrecidos, en laEucaristía que le hemos dedicado, decíamos esto:

Hermanas y Hermanos: Hoy NO nos hemos reunido aquí para celebrar la muerte
de Ana María, sino para celebrar su vida y vida verdadera para siempre, en la
plenitud de Dios. No venimos a celebrar su muerte, sino a celebrar su vida, porque
Dios es Dios de vivos, no de muertos, porque para El todos están vivos, como nos
enseñó Jesucristo, porque Ana María supo estar siempre viva para el bien de
todos, con opción preferencial por los más empobrecidos como Jesucristo. Por
tanto es una Eucaristía de alegría, de acción de gracias y de gratitud por la vida y el
testimonio de Ana María.

¡Qué alegría, qué satisfacción, celebrar el paso a la Vida de una persona tan
extraordinaria como Ana María!
Dice Jesús: ?Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber,
estuve enfermo y me atendisteis??Cuando lo hicisteis a los más necesitados a mi
me lo hicisteis??.

Querida Ana María:
-Cuánto bien le hiciste a Jesucristo haciendo posible dar de comer y de beber a los
miles de pobres de Alta Verapaz de Guatemala, de Ruanda y Honduras!
-Cuánto bien le hiciste a Jesucristo haciendo posible acoger y atender a miles de
enfermos en el Hospital de Ruli en Ruanda.
-Cuánto bien le hiciste a Jesucristo haciendo posible cuidar y recibir a los cientos
de niños huérfanos de padre y madre en el Orfanato de Ruanda, pues Jesús dice:
?quien recibe a un niño a mi me recibe??.

Querida Ana María:
-Cuánto bien nos hiciste a todos por tu fe sincera, auténtica y comprometida con los
más empobrecidos y necesitados de este mundo.
-Cuánto bien nos hiciste por la coherencia de tu fe con la dimensión política del
mandamiento del amor fraterno que Jesucristo nos dejo como SU Mandamiento,
que veías inevitablemente unido al compromiso con la justicia, la igualdad, la
fraternidad y la solidaridad con todos los hombres y con toda la creación.
-Cuánto bien nos hiciste cuando te hablábamos de los proyectos realizados, veías
las fotografías y exclamabas llena de alegría: ?¡qué bien!, ¡qué bien!, ¡qué bien!??
-Qué alegría era para ti colaborar a los proyectos de Guatemala y Ruanda, que una y
otra vez, dabas las gracias, muy agradecida, por darte la oportunidad de poder
colaborar.

Aludiendo a las pablaras de Jesús ?venid a tomar posesión del Reino de los Cielos
porque lo que hicisteis a los más necesitados a Mi me lo hicisteis??, dice San
Gregorio de Nisa que ?los pobres son los porteros del Reino de los Cielos??.
Querida Ana María: ¡Cuántos porteros habrán salido a abrirte las puertas del
Cielo, procedentes sobre todo del Tercer Mundo, con Jesucristo entre ellos! ¡Qué
gran abrazo habrás recibido del gran Padre-Madre Dios!

A nosotros, los que aún quedamos aquí, solo nos queda recoger tu testimonio de fe y
compromiso, para seguir luchando por un mundo más justo, fraternal y solidario, por
un mundo de vida, de alegría, de felicidad y esperanza para todos los hombres y toda
la creación; para que se acaben tantas muertes injustas y prematuras para las
personas, los animales y las plantas; para que se acaben tantos sufrimientos
absurdos por las guerras, el hambre, la sed, las injusticias, el odio, la violencia, la
emigración, los desplazamientos, las deportaciones, los malos tratos, los abusos de
unos contra otros.

Ana María, nos decía Pitágoras que la vida empieza, pero no termina nunca, que la
vida es para siempre, que tan solo cambia. Jesús de Nazaret aun nos dijo mucho
más: que la muerte no rompe la vida, que Dios es Dios de vivos, no de muertos, que
para El todos están vivos. Tu ya estás viva para siempre en la Plenitud de Dios. Tu
ya has pasado de esta orilla de la vida, a la otra orilla de la vida, porque has
reconocido en los empobrecidos de la tierra la presencia más real y
comprometedora de Jesucristo. Con tu compromiso con ellos construiste un
puente maravilloso para pasar de esta orilla a la otra orilla. Llenos de gratitud, te
felicitamos por ello de todo corazón, y te enviamos al Cielo, volando feliz y veloz,
suspendida en las alas emocionadas de este grande y sincero aplauso que ahora te
dedicamos…

Mil gracias, Ana María, a Dios por ti, así como agradecerte personal e infinitamente
las muchas veces que acogiste, escuchaste e hiciste tuyas las peticiones que te
hacíamos para los más empobrecidos del Tercer Mundo.
NOTA.- Religión Digital, uno de los portales más importantes de información
religiosa, está acometiendo una profunda reestructuración para mejorar sus
servicios de información.
Próximamente retomaremos los comentarios habituales en el blog que venimos
utilizando por gentileza de esta importante publicación electrónica.
Ya podemos acceder a ella en las siguiente dirección: http://www.religiondigital.org