ACADEMIA : ESTUDIANTES EN LA CIT? M´PUMBU. Ana María Acedo

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Umoya

En la ciudad de Kinshasa, entre todos los problemas cotidianos de sus habitantes, funciona una pequeña escuela dirigida por las Misioneras Dominicas del Rosario. Por medio del apoyo solidario es posible que un grupo de jóvenes vivan la experiencia de descubrir los caminos que conducen a ese otro Mundo posible.

No es solamente un acto de conocimiento lo que aprenden estos jóvenes, sino la puesta en práctica de una pedagogía que les involucra en su realidad y les descubre cómo actuar unidos ante la vida. Es una práctica liberadora, que no les libera únicamente a ellos, como protagonistas de su formación, sino a todos los que nos acercamos de alguna manera a esta realidad. Gracias al trabajo callado y sin estridencias de estas Religiosas es posible abrir horizontes para la vida, para la esperanza y para el futuro que estos jóvenes deberán labrarse con sus manos.

Resulta francamente difícil elegir entre quince y veinte estudiantes cada año para completar el grupo de ACADEMIA. Este grupo, subvencionado por amistades solidarias de España, acoge 50 estudiantes quienes disfrutan de la Beca durante tres años, o menos, lo que les quede para terminar un ciclo universitario. Cada año salen del grupo los que han terminado o alguno que no ha aprobado el curso y son esas plazas las que nos quedan para admitir nuevos candidatos/as.

Durante el tiempo de vacaciones, quienes aspiran a entrar escriben solicitando la admisión y contando un poco las dificultades que tienen para continuar los estudios superiores: son huérfanos de padre, de madre o de ambos, o desplazados de guerra, o viven con la madre viuda o abandonada que vende algo en el mercado o en la puerta de su casa para dar de comer cada día a sus 7 u 8 hijos, o los padres están enfermos… Muchos de estos candidatos han empezado a estudiar y no han podido terminar el curso por falta de medios, o llevan años esperando poder empezar.

Nuestra primera tarea es comprobar ?in situ?? si lo que cuentan en sus cartas es cierto. Son dos o tres meses intensos de visitas a las familias. Este año cogimos solamente 65 cartas pues con las 100 o 120 de los años anteriores, la tarea resultaba casi imposible. Y, salvo raras excepciones, la realidad supera a lo que se puede imaginar a través de lo que cuentan en las cartas. Muchas veces nos preguntamos cómo esas familias logran sobrevivir.

El momento mas difícil es el de elegir y lo pasamos mal. Este año han sido 16 jóvenes entre los 65 que se han visitado y comprobado su necesidad. Tendremos la primera reunión este mes de noviembre, y desde ese momento en que firman una convención, empezarán las actividades: Elegirán o reelegirán el Equipo de Coordinación, los responsables de Centros, el Equipo de Permanencia de la Biblioteca, dos personas para dar los cursos de Apoyo Escolar y los Responsables del trabajo en el Barrio. Después, formarán los Equipos de Trabajo y todos comenzarán las actividades inmediatamente.

Durante la semana, cada uno asiste a los cursos en su Facultad o Instituto Superior. Los sábados tienen dos horas de trabajo en el barrio: enterrar basuras, hacer pozas para el desagüe de las lluvias, muros de contención con sacos llenos de arena para contrarrestar las erosiones, etc. Los domingos, durante dos horas también, leerán en la biblioteca o recibirán una formación sobre diferentes temas: Valores humanos, cívicos y sociales, formación a la vida, etc. El Equipo encargado de la Biblioteca asegura la permanencia todos los días de la semana, turnándose según el horario de cursos. El Apoyo Escolar supone cuatro horas semanales en las que ayudan a los alumnos de primaria en Lengua Francesa y Matemáticas.

Desde que empezó la preparación para las Elecciones, todos siguieron la formación que se dio en diferentes Parroquias y Centros de Kinshasa y la mayor parte se inscribieron como Observadores de las Elecciones, servicio que han realizado a conciencia y gratuitamente.

Creemos que durante su permanencia en ?Academia?? aprenden y viven muchas cosas. Aprenden a trabajar en equipo, aportando de sus propias becas, ayudan a las necesidades de otras personas más pobres, compran los sacos para controlar las erosiones, dan algún pequeño premio a los niños y niñas del Apoyo Escolar que han destacado por su regularidad y aplicación, preparan la fiesta anual de ?Academia??…Con todo esto, y mas cosas quieren emular a mucha gente solidaria que les ayuda para que puedan estudiar. Desean formarse y están contentos de la formación que reciben porque quieren llegar a ser personas bien preparadas en todos los sentidos para ayudar a su país. Nunca terminan de expresar su agradecimiento.