La hipocresía internacional sobre la violencia de la policía española -- Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Hipocresía e injusticia, y agravio comparativo. Ya he escrito, hasta el cansancio, que no soy, mucho ni poco, partidario del señor Rajoy. Que no intento defender su gestión de la crisis catalana, muy en especial el caos que las autoridades catalanes montaron el último domingo, día 1º de octubre. Ya abordé el sentido, y las posibles causas, de la ¿violencia?, en el grado que fuese, en ese penoso domingo, en mi entrega, en este blog, «Sobre la violencia de las fuerzas de seguridad del Estado en Cataluña», del 02/10/2017. Ahora no intentaré la defensa de las directrices políticas, si se dieron, de esa violencia, sino la profesionalidad y la proporcionalidad de la policía nacional española, y de la Guardia Civil. Comparadas con otras cargas policiales que hemos visto en la televisión, fueron unas hermanitas de la caridad. Sin ir más lejos, las de los Mossos de Escuadra, el 27 de mayo de 2011, con motivos de los disturbios del movimiento del 15 de mayo. Los ciudadanos, y la prensa, ante la dureza, según todos injustificada, solicitaron la dimisión del secretario de seguridad, Felipe Puig.

No sé como quieren los que se han pronunciado sobre la violencia en 1º de octubre en Cataluña que las fueras de seguridad cumplan con su tarea ante unos comportamientos declarados ilegales por los tribunales, cuando un buen número de ciudadanos no quieren obedecer las indicaciones de los agentes del orden. Y no se puede definir como actitud pacífica la de ocupar con sus cuerpos el espacio, tirarse por los suelos, llenar los peldaños de escaleras con gente, incluso con adultos acompañados de niños, tal vez como posibles escudos, (algo que podría ser delictivo en España), o agrediendo a los agentes de la autoridad con sillas, con piedras, o con agresiones psíquicas, insultos, amenazas y humillaciones. Me gustaría saber cómo se emplearía la Gendarmería francesa, no si una, o varias ciudades, a la vez, sino si cuatro departamentos se declararan en rebeldía y organizaran una golpe de Estado separatista.

No habrá sido tan violenta la actuación policial si solo dos personas, a día de hoy, necesitan cuidados médicos y están en observación clínica, ambos son perspectiva de salir de esta situación sin secuelas. Hagamos un simple cálculo matemático, si es verdad que se movilizaron 2.000.000 (dos millones) de ciudadanos, y fueron alcanzados por la violencia policial 900, cifra exagerada según todos los observadores, pero bien, pongamos mil (1000), éstos, sobre dos millones, no llegan a el ridículo porcentaje de ¡0,1%!, entre los que ningún muerto, ni herido grave, ni casi leve. ¿De qué hablan los portavoces internacionales que se han pronunciado? Y ahora responderé a dos reproches muy concretos que han recibido nuestras fuerzas del orden.

Por parte de un portavoz de la ONU, y de otro representante de la Unión europea, que aconsejaban no usar la violencia para resolver problemas políticos. ¡Qué desfachatez, o ignorancia, o las dos cosas! No ha habido en la Historia ninguna comunidad política, ninguna polis, que no se haya conseguido erigir y estabilizar sin el uso de las armas. Si un territorio de un país, y sus habitantes, perpetran la usurpación de ese territorio a su legítimo propietario, que es el Estado correspondiente, no se puede conseguir, solo con consejos, y con buenas palabras, que desistan de su propósito. Buenas palabras, y consejos, y llamadas fraternas a la sensatez no han faltado en ell caso español. Casi han sobrado. Nos gustaría saber cómo se iba a comportar la guardia nacional norteamericana si el estado de Tejas, o California, intentara un referendum de autodeterminación prohibido por el Tribunal Supremo. ¿Alguien se atrevería a asegurar que lo solventarían solo con buenas palabras?

Y una palabra sobre la calificación de «matón intolerante» del «New York Times» al presidente de Gobierno de España, Mariano Rajoy, al día siguiente de que un tirador norteamericano matase, ¡este sí, matón!, a 59 ciudadanos, y dejase heridos, a 500,en Las Vegas, (EE.UU.) En Estados Unidos de Norte América hay 321 millones de habitantes, y 310 millones de pistolas, y presenta la simpática cifra de 33.800 de fallecidos por armas de fuego. Lo que nos da más de 93 muertos por día por esa causa. Señores redactores del «New York Times», ¿escriben con tanta firmeza contra el lobby fabricante de armas, como lo han hecho de un presidente de Gobierno, torpe, tal vez, pero nada matón, y con poca pinta de intolerante? Tienen un presidente, con esa pinta, bastante más cerca.