Enviado a la página web de Redes Cristianas
Estamos asistiendo a una transformación de las condiciones laborales que constituyen un cambio de época. Las estadísticas nos confunden, porque llaman trabajo a contratos precarios que no corresponden al concepto de un empleo fijo y su remuneración es insuficiente para mantener a una familia normal. Antes todos los miembros de una casa vivían con lo que ganaba el padre. Hoy se trabaja por horas, por días o por semanas. Hasta se hacen trabajos desde casa, sin presencia real en la empresa.
La tecnología permite sustituir personas por máquinas y lo que predomina es la rentabilidad final de la empresa, sin tener en cuenta las necesidades de las personas concretas.
La gran cantidad de parados da lugar a tener que aceptar cualquier cosa para poder subsistir. El nivel de vida está bajando para la mayoría de los ciudadanos. Todos tenemos que acostumbrarnos a vivir con menos. Pero, en aras de la justicia, los recortes deberían ser para todos. Es desproporcionada la diferencia entre el salario de un directivo y el de un obrero.
Las propuestas de algunos partidos políticos van encaminadas a disminuir esas diferencias injustas. Se debe fijar un salarios mínimo que permita vivir dignamente.
Cuando las personas son lo más importante el dinero se administra de un modo más lógico.
La HOAC y otros movimientos cristianos van a celebrar, el 7 de octubre próximo, el Día por un trabajo decente.
Almería, 25 de septiembre de 2015. Andrés Brotóns González.