Enviado a la página web de Redes Cristianas
Pertenezco a una comunidad de base de Moratalaz, Otra Voz de la Iglesia. Me encantaría participar del congreso que año a año se viene celebrando, pero, por mis circunstancias personales, al menos de momento, no sería recomendable. No obstante viendo el programa de la
próxima edición me animo a enviar unos comentarios, que puede sean poco originales, por lo que ni siquiera merecería la pena sean leídos en público.
En cuanto a la pregunta de si Jesús fundó una iglesia, por mi parte afirmaría, aunque insisto que en nuestro ambiente poco original, que depende de qué consideremos sea una iglesia.
Claramente esa estructura tan piramidal y copia de la organización durante siglos de los estados nación, la respuesta sería ¡no!. La Iglesia como comunidad de comunidades, ¡sí!. El igualitarismo que nos muestra Jesús como deseable en las relaciones humanas choca con esa estructura piramidal en que, durante siglos, se ha convertido la iglesia.
Se ha copiado, no solo la estructura civil, sino la estructura religiosa del pueblo de Israel en tiempos de Jesús, en que critica a fariseos por vestir ampulosamente, no tanto por el hecho de vestir diferente, sino por el simbolismo que esos ropajes denotan de autoridad y en paralelo de reconocimiento de esa autoridad, por lo que también critica a fariseos y escribas por apetecer los lugares de mayor dignidad tanto en eventos ciudadanos como en los servicios religiosos.
Yo que a nivel político me considero como ?casi anarquista? y analizando las tendencias actuales a nivel político hacía una democracia participativa, he llegado a la conclusión, que internamente, insisto que internamente, nuestra manera de funcionar debería haber sido lo que a nivel político representa el anarquismo. Es decir, en lugar de copiar la organización social civil al uso, deberíamos haber sido agentes de inspiración y que la influencia se diera en el sentido contrario. En la actualidad para quienes
pensamos así sería una ocasión de oro para contribuir a esa evolución hacía una democracia mucho más participativa.
En otro orden de cosas, querría compartir una reflexión sobre el apelativo de Jesús como de ?El Salvador?. No niego que Jesús sea agente de salvación, pero esa singularidad, por razones estratégicas y pedagógicas creo que contribuye en forma negativa, al protagonismo del conjunto y cada uno de los creyentes como agentes también de salvación. Esa singularidad ha tenido como efecto la pasividad de muchos, ya que, si es Jesús quien salva, no depende de nosotros esa salvación (para mí más importante en los parámetros puramente humanos y de nuestro ciclo vital). Yo por ello animaría a considerar y utilizar el apelativo de inspirador, más que el de Salvador, en singular. Insisto en que no supone un menosprecio del papel del maestro, sino que cuestiones de carácter más mágico o retórico o de prácticas de ritos, no nos distraigan de lo substancial del mensaje de nuestro inspirador. Es decir, de la salvación humana de la humanidad, ya que de lo que ocurra después de la muerte, no está en nuestras manos incidir por evidentes de nuestra vulnerabilidad y limitaciones de nuestra naturaleza mortal.
Valoro personalmente muchos de los gestos del actual papa, y considero muy complicado la evolución de la iglesia actual a ese otro modelo más evangélico. Por ello creo que no se podría hacer de golpe y porrazo, para evitar el escándalo y confusión de muchos creyentes de buena voluntad, pero sí, lo que le podríamos demandar a Francisco es, que entre esos indudablemente positivos gestos,
considere los pasos a dar para conducir paulatinamente a la iglesia a ese otro modelo